28. Nuestro Secreto

6.4K 198 74
                                    

Sencillamente no podía pedir más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sencillamente no podía pedir más. Esa mañana de domingo había amanecido con el mejor despertar desde mi llegada al apartamento. Una vez más, Dereck y yo nos habíamos quedado dormidos en la misma cama. Por segunda vez. Pero la única diferencia con respecto a la primera era que en esta ocasión no se había ido sin decir nada, sino que me había sorprendido con un delicioso desayuno cargado de olor a café y chocolate.

Era increíble cómo habían cambiado tanto las cosas en tan poco tiempo, cómo nos habíamos aproximado tanto al otro y cómo yo había acabado en sus redes de una manera desconcertante. Ni siquiera parecía que estuviera pensando en el mismo Dereck Hughes, el mismo chico de pecas y ojos verdes que me había recibido aquel primer día con un "¿Y tú quién coño eres?" y después me había regalado un buen espectáculo de arrogancia suya.

Aproveché para entrar en el baño una vez que Dereck abandonó la habitación para atender una llamada telefónica. Lo primero que hice fue mirarme al espejo, esperanzada de que no se tratara de uno de mis peores despertares y, por suerte, no tenía tan mal aspecto como podía haber imaginado. Aun así, me eché agua fría en el rostro para despejarme del todo e intentar quitar esa odiosa cara de ojos y labios medio hinchados. Por otro lado, también me lavé los dientes y aseé para estar lo más perfecta posible. Quería verme bien ante Dereck.

Hasta que, de pronto, unos toquecitos en la puerta me sobresaltaron en pleno intento de pasarme el hilo dental y la voz de quien tanto había conseguido hacerme suspirar se extendió por el pequeño cuarto de baño:

—Nat, ¿estás ahí?

—Sí, sí... enseguida salgo —contesté. Me miré una vez más al espejo, tomando un poco de aire y me removí el cabello ligeramente para ponerle algo más de volumen y que se viera más... ¿sexy? Puf, no sabía ni qué estaba haciendo.

Abrí la puerta con energía, cerrándola tras de mí, pero no pude dar ni medio paso cuando me topé con esos increíbles ojos verdes más cerca de lo que creía que estarían.

—Te estaba esperando —pronunció suavemente con una pequeña sonrisa.

—Ah, ¿sí? —Le devolví la sonrisa. Aprovechó nuestra ya cercanía para quebrantar por completo esa distancia vital entre nuestros cuerpos. Me acorraló entre él y la puerta del baño, poniendo uno de sus brazos apoyado en la madera y buscó mi mirada con intensidad en esos ojos.

No sabía qué decir ni cómo actuar exactamente ahora que éramos conscientes de lo que sentíamos por el otro ni mucho menos cuando Dereck conseguía atraparme de esa sorprendente manera. Me sentía extraña, en un constante remolino de emociones al que no conseguía habituarme y, sobre todo, estaba nerviosa. Demasiado.

—¿Qué haces esta noche, nena? —inquirió. Su mirada recorría mi rostro con lentitud, como grabando cada detalle y con delicadeza posó su otra mano en mi cuello deslizándola poco a poco hacia la mejilla—. ¿Tienes algún plan o estás libre para mí?

Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora