La barbacoa del hermano de Dereck a la que habíamos sido invitados era dentro de una hora. Todos nos estábamos preparando mientras iban llegando algunos de los invitados a nuestro apartamento para ir juntos en varios coches. Se notaba que Dereck tenía pocas ganas de asistir y ver a su hermano, puesto que no había parado de quejarse en todo el día y tenía peor humor que de costumbre, lo cual parecía prácticamente imposible.
—Vale, nos vamos en media hora. Así que los que os estéis tocando los cojones, haced algo productivo con vuestras vidas y coged el puto alcohol para meterlo en los coches —le oí ordenar, mientras me planchaba el pelo en el baño. Acto seguido, varios toques aporrearon mi puerta haciéndome pegar un brinco—. ¡Natalie! Eso que he dicho también va por ti, nena. Así que mueve el culo.
Rodé los ojos y resoplé, pero decidí no contestar. Pasaba de dedicar un solo segundo en discutir con él porque desde luego que estaba peor que nunca, su grosería se encontraba a niveles desorbitados.
—Llevas la vida en el baño... ¿qué estás haciendo? —prosiguió—. Por dios, tampoco tienes que arreglarte como si fueras a una boda, eh.
Por suerte ya estaba lista y solo me estaba dando los últimos retoques en el pelo, así que apagué la plancha y abrí la puerta para encarar a mi arrogante compañero de piso y todas sus idioteces.
Al instante me encontré con esos increíbles ojos esmeralda y esas pecas que le aportaban el toque de inocencia que realmente no tenía. Se había engominado el pelo, pero seguía igual de desordenado y llevaba una camisa azul clara desabrochada en el primer botón que conseguía darle elegancia, pero sin pasarse.
Él también se atrevió a repasarme con la mirada, y por cómo lo hizo diría que estaba sorprendido.
—¿Y ese vestido? —inquirió arqueando las cejas, sin apartar esos ojos de mi prenda—. Vaya, guau, estás...
Se frotó levemente la nuca y se aclaró la garganta, como pensándose mejor lo que iba a decir.
—Estoy... ¿qué? —cuestioné, cruzándome de brazos.
Me estaba haciendo sentir de lo más incómoda y nerviosa con su inquisitiva mirada. Me había costado horrores elegir atuendo porque, al parecer, la simple barbacoa a la que íbamos a asistir no era como otra cualquiera. Thomas se había encargado de advertirme de que el hermano de Dereck solía tener mucha clase y su círculo de amigos eran muy refinados, por lo que mi atuendo debía estar a la altura.
—Estás... diferente —terminó entonces la frase, dejándome en ascuas. «¿Diferente? ¿Ya está?» Me esperaba otro comentario—. No te pega, nena. Y ese maquillaje... pareces un panda...
—¿Un panda? —Reí falsamente, pero no pude evitar mirarme con disimulo al espejo que tenía a mi derecha.
Me veía bien y mi maquillaje ahumado enfatizaba mis rasgos, así como el color de mis ojos. El oscuro vestido que llevaba me lo había comprado hacía unos meses pero nunca había tenido la ocasión de estrenar. Lo que más me gustaba de él era su asimetría; presentaba un brazo completamente al descubierto mientras que el otro tenía manga larga. Además, me gustaba la manera en la que realzaba mi figura ajustándose a mi cuerpo, aportando la elegancia suficiente para la fiesta.
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Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]
Teen Fiction¿Puede haber alguien más insoportable en el mundo? Definitivamente Dereck Hughes es arrogante, maleducado, prepotente y un casanova en toda regla. No suena muy bien ¿verdad? Resulta bastante difícil lidiar con esa personalidad que tiene, pero aún m...