Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]

51. Encuentro Imprevisto

Ya podía percibir ese dulce olor del verano. Era como si estuviese impregnado en los árboles y plantas del campus universitario, como un recordatorio de que el curso finalizaba pronto.

Abby y yo íbamos de camino a nuestro último examen y yo no podía evitar sentirme de lo más ansiosa. Por todo. Porque por fin se iba a desvanecer ese estrés que llevaba tanto tiempo acumulando sobre mis hombros y porque era increíble pensar que esa tarde se daría comienzo a unas deseadas vacaciones de verano cuando recordaba mi primer día de universidad como si hubiera sucedido el día de ayer.

Llegamos al aula con tiempo suficiente, la mayoría de los asientos estaban vacíos así que opté por sentarme en el lateral del fondo, junto al gran ventanal a través del que se podía admirar el despejado cielo azul. Mientras, Abby se había decantado por uno de los asientos del fondo, en los que siempre solían hacer contrabando de información y respuestas.

No pudimos evitar cruzar una mirada en cuanto ambas nos percatamos de la reciente presencia de Candace y Sam. Obviamente ellas optaron por ponerse lo más juntas posible y pudimos ver cómo se intercambiaban una serie de papelitos. Una de ellas se los guardaba en su sujetador junto a su pronunciado escote y la otra en la cintura de su pantalón.

—¿Cómo está mi compi favorita? —Me sobresaltó una masculina voz detrás de mí y sentí cómo apoyaba su brazo sobre mis hombros a modo de saludo—. ¿Preparada para nuestro último examen?

Con agilidad, se instaló en el pupitre de enfrente al mío, dejando todos sus apuntes encima en los que divisé que estaban muy bien ordenados y con buena letra. Trevor parecía ser un chico muy aplicado.

—Si estar preparada significa quedarme hasta las tantas estudiando y haberme tomado dos cafés esta mañana... supongo que sí, lo estoy —bromeé y Trevor se rio, aunque no tardó en regalarme una mirada compasiva.

—¿Es que no sabes que para el estudio es fundamental dormir? Como aspirante a psicóloga deberías de saberlo —dijo—. En serio, cuando uno duerme... el cerebro se encarga de procesar todo lo que ha aprendido durante el día. Es muy importante dormir y llegar con la mente despejada a un examen, Nat.

Rodé los ojos, podía ser que mi amigo llevara razón, pero yo ya no podía hacer nada para solucionarlo.

 —Vaya, ¿esta es tu manera de darme ánimos antes del examen?

—Seguro que lo haces bien. Tú tranquila —alentó con una sonrisa—. Además, yo habré dormido la mar de bien, pero siendo sincero... tampoco he estudiado mucho. Así que no sé quién de los dos está en peor situación.

Tras varios minutos llenos de incertidumbre y en los que los estudiantes repasábamos nuestros apuntes como si ello nos fuera a servir de algo, la profesora llegó por fin. Con su habitual estricta presencia y ceño fruncido que dejaba entrever lo cansada que estaba de su trabajo, dio comienzo al examen de dos horas que nos tocaba afrontar.