17. Vulnerable

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Dereck se encontraba en medio de lo que parecía ser una agitada llamada telefónica en el porche de la entrada

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Dereck se encontraba en medio de lo que parecía ser una agitada llamada telefónica en el porche de la entrada. A través de la ventana de la cocina podía vislumbrar cómo se paseaba de un lado a otro con nerviosismo y cómo sus gestos daban a entender toda su disconformidad, mientras me servía mi tercer vaso de agua consecutivo.

—Hey, ¿cómo vas? —Oí repentinamente una grave voz.

Al instante encontré los oscuros ojos de Adam mirándome. Estaba plantado junto al frigorífico dispuesto a abrirlo para servirse lo que seguramente sería su desayuno. Se notaba que hoy no trabajaba o, por lo menos, no dentro de una horas puesto que llevaba un chándal y su oscura melena rizada estaba revuelta como si no se hubiera peinado en un tiempo. Casi parecía ser otro hombre sin tanta elegancia en su vestimenta.

—Bueno... ya me ves, desayunando agua —respondí y le pegué otro trago al refrescante líquido. Adam me mostró una leve sonrisa y comenzó a servirse un gran tazón de leche.

—Ya me imagino. Un pajarito me ha dicho que anoche no estuviste muy acertada con lo que tomaste... espero que ya te encuentres bien —dijo, algo preocupado—. Y que por lo menos te lo pasaras bien en mi barbacoa, no me gustaría que te llevaras un mal recuerdo de ella.

—No, tranquilo. Me lo pasé estupendamente y ya estoy muchísimo mejor —dije con sinceridad—. Además, Dereck ha sido muy amable al ayudarme y dejarme dormir aquí.

Miré de reojo hacia la ventana de nuevo. En ella pude identificar otra vez esas enfurecidas pecas y esos labios que le gritaban a quien sea que estuviera soportando su regañina al otro lado de la línea. El recuerdo de la barbacoa de Adam desde luego que malo no era, sino todo lo contrario. Pagaría por vivir de nuevo ciertas partes de ella.

—La hospitalidad de los Hughes nunca puede faltar. —Sonrió orgulloso. Sacó de uno los armarios una caja de cereales y empezó a echarlos en la taza—. Oye, estaba pensando... nuestro padre va a hacer una cena dentro de poco. Y hace unos días que preguntó por Thomas, así que ¿por qué no os venís y nos acompañáis? No conoces a mi padre, pero recuerdo que solía ser amigo del vuestro y seguro que le hará ilusión ver a Thomas...

—¿De verdad? —dije—. Bueno estaría bien, pero no queremos molestar... si es una comida familiar quizás...

—No, no. No molestáis, es más, insisto. —Sonrió—. No aceptaré un no por respuesta señorita Olsen.

Me quedé algo pensativa con esa propuesta, pero en realidad no podía negarme ante tanta amabilidad y esa perfecta blanca sonrisa. Además, conocer al padre de Dereck me traía curiosidad y estaba segura de que Thomas querría ir.

—Bueno, vale. Supongo que ya me dirás el día ¿no? Se lo comentaré a Tom en cuanto lo vea.

—Comentar con Tom... ¿qué? —Sonó otra voz, entrando en la estancia.

No me hizo falta siquiera mirarle para saber que se trataba del dueño de esos ojos verdes.

—Le estaba hablando sobre la cena que va a hacer papá —contestó Adam—. He pensado que podrían venir ellos dos también. E incluso Sean, si quieres... así papá conocería tus compañeros de piso.

Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora