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—¿Todo en orden?
Después de un viaje de 20 minutos llegamos a la mansión, al entrar estaba todo igual como lo dejé, las sirvientas y guardias me dieron la bienvenida; hice omiso a ello y subí a la habitación tirándome en la cama.
—¿Qué haces aquí Jimin?—regañé, no era habitual que Jimin estuviera aquí, pues de todos, él y Seokjin eran los que negaban a entrar a este mundo y los comprendo, no les recomiendo que estén.
Es algo inusual, en esta mansión la mayoría de veces hay gritos de sufrimiento, cadáveres, sangre por todas partes y gente siguiendo órdenes, un lugar putrefacto para ellos dos.
—Eungmi nos invitó a Jin y a mí a una noche de bolos, y me preguntaba si te gustaría ir con nosotros—Jimin arregló su cabello color ceniza para atrás, para nadie era innegable darse cuenta lo guapo que era Jimin y como las chicas suspiraban ante su presencia, también era muy evidente la relación entre él y Eungmi, ambos se complementan perfectamente.
Son como la abeja y la flor, no pueden vivir sin él uno o el otro, y aunque digan que no, es más que cierto que tienen una fuerte conexión, más allá de amigos.
—La verdad Jimin.
—¿Eh?
—Quieres que vaya para que pueda alejar a Jin y que estés a solas con Eungmi.
—¿Que? ¡no! sólo estoy siendo un buen amigo—se acomodó en su lugar, notablemente nervioso.
—¿Porque no la invitas y ya está? No es tan complicado—rodé los ojos.
—¿Qué sabes tú?—bufó—¿Irás conmigo?
—Paso, tengo cosas que hacer—me acomodé en la cama, había extrañado por completo la comodidad de mi cama.
—¿Cómo dormir por ejemplo?—lo callé sintiendo un profundo sueño—¡Jungkook!
—Señor, su secretaria la está esperando—la puerta se abrió entrando uno de mis guardias, gruñí para luego levantarme de la cama.
—Tengo cosas que hacer Jiminssi, suerte—pasé a su lado tocándole el hombro.
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