Psicópata ; jjk

34.

El llanto de Mía resonaban en mis oídos haciendo que la migraña no se fuera, odiaba escuchar a personas llorar con tanto sentimiento, me daba asco.

Sólo amaba ver llorar a las mujeres cuando me las follaba y las torturaba, eso sí era excitante.

Quizás para este momento tenía que meter mi pene en su boca para que callara de una maldita vez.

—¿Podrías parar de llorar de una puta vez? me estás volviendo loco con tu estúpido llanto y no estoy de humor para ser gentil contigo—gruñí tocándome mis sienes, intentando calmar mi dolor.

—N-no puedo—chilló más fuerte.

—¿No puedes qué? ¿parar de llorar?—asintió—Mámamela y verás que dejaras de hacerlo.

—Jungkook—sorbió su nariz—¿Nunca has extraño a tus padres?

Me tense ante su pregunta, apreté mi mandíbula.

—No.

—¿Que le pasaron a tus padres?—preguntó de nuevo, bufé sin responderle—¿Están vivos?

—Deja de preguntar joder, preferiría que siguieras llorando antes que estés haciendo preguntas absurdas—me levanté de la cama dispuesto a salir de la habitación pero Mía me retuvo.

—Me tienes por completo, no puedo escapar, te obedezco en todo lo que me pides. Tengo derecho a saber de ti—la miré viéndola intimidarse.

Exasperado agarré su cuello levantándola en un segundo escuchando un quejido de su garganta, amaba esa pose cuando quería desfallecer un cuerpo. Amaba la manera en la que poco a poco dejaban de respirar, su cara se ponía morada y sus ojos se volteaban.

—Mis padres murieron.

Mía se sorprendió aun mirándome con mi mano en su garganta, apreté mi mandíbula ante lo que estaba dispuesto a contar.

—Mis padres y yo vivíamos en la miseria, cada día era una puta mierda sobrevivir. Mi padre era un alcohólico, lo poco que teníamos se lo gastaba en cervezas y llegaba así a la casa. Mi padre siempre golpeaba a mi madre hasta dejarla inconsciente, y cuando lo hacía, después me golpeaba a mí—hablé con voz dura—Tenía 8 cuando mi padre mató a mi madre tirándole por el segundo piso de mi habitación—Mía jadeó viendo sus ojos volver a cristalizarse—Después de ello mi padre me obligó a trabajar, trabaje en muchos sitios. Camarero, cajero, vendedor de dulces, un estúpido lavaplatos; solía hacer medio tiempo en una tienda, organizaba y limpiaba la tienda pero ninguno de ellos me daba lo suficiente para mantener a mi padre y a mi—giré mi cabeza moviendo mi mano de arriba hacia abajo.

—Hasta que entré a este mundo, gracias a Namjoon. Jimin, Namjoon, Jin, Hoseok, Yoongi, todos nos conocimos en ese momento. Pero ni Jimin ni Jin estaban en este mundo. A mis 10 años comencé a hacer servicio para ganar algo de dinero.

—¿Q-que hacías?

—Mataba a gente. Para mí nivel y poca edad era lo suficiente que podía hacer. Era pequeño pero sabía esconderme—sonreí de lado—Gracias a ello logré ser el mejor y ser el jefe. El primer año que ingresé, Taehyung se unió a mí y eso me hizo más fuerte. Después de eso no necesitaba más nada, y mi padre me seguía atormentando, así que acabé todo.

Mía con lágrimas en sus ojos conocía mi respuesta y arrugué mi nariz.

—Tú...

—Sí, lo maté. Era lo mínimo que podía hacer, esa persona nunca se debió llamar mi padre. Y ahora preciosa, tu deberías dejar de llamar a tu padre así, porque no se lo merece—acaricié su mandíbula.

—Mi padre jamás me ha golpeado—la miré a los ojos.

—Pero a tu madre sí.

—¿Qué?

—Créeme qué te conozco más que a nada Mía. He seguido a tu padre durante mucho, hasta cuando estaba tu madre contigo. Por algo se fue ¿No?—reí.

—No... eso... no—tartamudeó.

—Nunca fuiste una extraña para mí. Cuando Namjoon me dijo que eras la siguiente no sabias lo emocionado que estaba por tenerte en mis brazos—acerqué su cuerpo junto al mío—Y ahora que te tengo, no dejaré irte jamás.

Ella jadeó asustada quizás, había mucha información en su cabeza y lo sabía. Tenía que analizar la situación y aceptar que un psicópata la ha estado siguiendo durante muchos años.