39. (Mía)

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—Jimin—toqué el hombro del nombrado, el cual giró medio cuerpo hacia mí sonriéndome

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—Jimin—toqué el hombro del nombrado, el cual giró medio cuerpo hacia mí sonriéndome.

—Hey.

—Tengo un pregunta...—Jimin asintió—¿dónde está Taehyung?

Mi pregunta hizo que Jimin hiciera una mueca, sin saber cómo tomarme aquel gesto, tardó en responderme encontrando las palabras necesarias para decirme.

Suspiró.

—No lo sabemos realmente. Dejó todo y nos abandonó.

—¿Por qué?—pregunté sorprendida, ¿porque Taehyung iba a abandonar todo así por así?

—¿Jungkook nunca te lo contó?—lo miré confusa, negando—Taehyung le gustaba Jungkook.

De todo lo que creía posible jamás creí que iba a ser una de ellas, impresionada tapé mi boca, sin saber que decir al respecto.

¿Eso explicaba el porqué era tan seco conmigo? ¿era por eso que me ignoraba? Tragué saliva al saber que pude haber roto el corazón de Taehyung cuando Jungkook pasaba momentos conmigo.

Sacándome del shock, anunciaron que faltaba poco para aterrizar y aseguramos nuestros cinturones, suspiré tomando un corto tiempo para pensar en Jungkook.

Estaba asustada, no podía negarlo. No podía ahora toparme con la noticia de que otra persona muriera, me dolía el corazón y no podía negarlo, quería a Jungkook.

Me gustaba y me asustaba un psicópata. Me gusta su voz, su sonrisa que no mostraba casi nunca, sus abrazos, sus toques, sus besos y hasta sus gemidos. Amaba... todo de él.

Jimin, Jin, Eungmi y yo bajamos del avión, en el aeropuerto tomamos un taxi que nos llevaría a un hotel mientras estábamos allí.

El lugar estaba completamente helado, estábamos a muchos grados bajo cero. Una vez llegamos al hotel, los cuatro nos dirigimos al lugar que Namjoon nos había dado.

Era un hospital común, el olor a alcohol estaba por todo el edificio y odiaba ese maldito olor, juraba que me daba escalofríos.

—Es el 112, vamos.

—Sólo se puede una persona, Jimin—Eungmi tomó de la mano a Jimin y capté mi atención en ese gesto.

—¿Quién irá primero? ¿Mía?—preguntó Jin, viendo cómo asienten con la cabeza, les devolví el gesto alejándome por los pasillos.

112, subí más escaleras para llegar al tercer piso. Me negué rotundamente a subirme en un ascensor, estaba segura que eso aumentaría mi ansiedad así que por ello decidí subir las escaleras.

El blanco pasillo del tercer piso me recibió y por ende busqué el número antes mencionado. Una vez lo encontré, di un suspiro entrando a la blanca habitación.

Un cuerpo con sábana blanca hasta la cintura captó mi atención, el pitido de la máquina al lado taladró mi cabeza.

Las lágrimas acumuladas en mis ojos impidieron ver más allá del pálido rostro de Jungkook, él cual tenía un tubo en su boca.

Intenté reprimir mi llanto pero este fue fallido cuando de mi boca salieron sollozos y las lágrimas comenzaron a manchar mis mejillas.

—Jungkook...—Observé su mano al descubierto, tomándola entre mis manos sintiéndola totalmente fría.

Junté mis manos con la suya intentado darle calor.

—Estoy aquí, ahora. No pienso irme hasta que despiertes—lloré negando con la cabeza—Los chicos están aquí, venimos a por ti. Pero necesitamos que despiertes, te necesito.

Pasé mi mano por mi rostro intentando quitar las molestas lágrimas. Jungkook permanecía inmóvil en la cama, aún con ese tubo incómodo y su rostro completamente pálido haciéndolo ver débil.

—Eres fuerte.

Me quedé algunos minutos acunando su mano entre la mía para que esta no estuviera fría, sin recibir una respuesta a cambio.

—¿Sabes? fueron las semanas más extrañas que he vivido, y todo es porque no estabas conmigo. Se que nunca hablamos de nuestros sentimientos, pero te quiero, y sé que tú a mí también. Dejando de lado la manera y el motivo de por qué nos conocimos, caí por ti. Necesito que despiertes y me digas lo mismo, por favor... quiero escucharte, quiero que me digas que sientes lo mismo, por favor—Lloré.

En ese momento me di cuenta lo mucho que amaba a Jungkook y lo mucho que lo extrañaba, en el peor de los casos es que si él no me correspondiera destrozaría mi corazón. Pero él lo había dicho, no me dejaría ir, así como yo no lo dejaría ir.

Pero las cosas no siempre resultan como deseas, al fin y al cabo, no hubo algo más doloroso que saber que el odio nos acercó y el amor nos separó.

Pero las cosas no siempre resultan como deseas, al fin y al cabo, no hubo algo más doloroso que saber que el odio nos acercó y el amor nos separó

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Psicópata ; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora