40. (Mía)

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Cuatro meses llevaba aquí, dentro de este país que sentía como cada día el frío calaba mis huesos, llorando desolada en la habitación del hotel esperando a que Jungkook despertara y no quería perder la esperanza, no aún

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Cuatro meses llevaba aquí, dentro de este país que sentía como cada día el frío calaba mis huesos, llorando desolada en la habitación del hotel esperando a que Jungkook despertara y no quería perder la esperanza, no aún.

Había salido de la habitación yendo a tomar aire fresco, a veces no podía dormir temiendo que Jungkook se fuera. Dormía la mayor parte en el hospital pero los chicos siempre se negaban ante la idea, recordando a sus hombres cuidando el cuerpo de Jungkook.

—Mía. Ya es un poco tarde, ¿porque no vas a descansar? —Jin se acercó hacia mí.

—Estoy bien.

—No lo estás, luces terrible.

Observé mi vestimenta y no era más que una camisa y unos jeans. Sentía mi cara cansada y seguramente tenía muchas ojeras.

Mi intención no fue descuidarme tanto, pero esperar una respuesta cada día se siente como si poco a poco te quedas sin aire. Sin motivos para respirar, sin saber que rumbo tomar o que vendrá después. Aquella ansiedad que no te deja dormir, aquel temblor que inconscientemente tu cuerpo genera, no sabes detenerte y piensas que puedes volverte loca, aquél sentimiento de vacío que alberga tu pecho y las lágrimas que no ocupan bajar por tu mejilla es un sufrimiento eterno. No sabes cuándo terminará o si tiene fin, y duele más la espera que cuando todo llega a su fin.

—Estoy bien, Jin—suspiré.

—Ve a descansar, ya te habíamos dicho que estaremos atentos ante cualquier señal de Jungkook y te la haremos saber—Jin tocó mi hombro.

—No quiero.

—Mía... —observé a Jin, suspirando derrotada—Vamos, te acompañaré.

El edificio donde nos estábamos quedando no estaba tan lejos de aquí, por ello caminamos algunas cuadras para llegar.

—Jin, se que nos hemos conocido hace poco, pero agradezco el gesto que estás haciendo por mí—esbocé una pequeña sonrisa apenada.

—Tranquila, lo hago porque me caes bien—rió—La mayoría de amigos de Jungkook no me caen bien.

—¿Y eso por qué?

—Son tan... sádicos. Aman asesinar y ver sangre por doquier.

—Los chicos, ¿Namjoon, Yoongi, Hoseok  Taehyung?

—Ellos son la excepción. Si es cierto que son criminales y todo aquello pero todos juntos somos amigos de la infancia. Somos tan distintos pero tan iguales—Jin negó con la cabeza sonriendo—Recuerdo que nos llamaban los bangtan boys.

—¿Los qué? —pregunté confundida.

—Chicos a pruebas de balas, era un apodo estúpido.

—Ahora no suena tan estúpido—hablé risueña.

—Tienes razón.

—Eres increíble, lo sabes ¿no? Jimin me ha comentado todos los cambios que Jungkook hizo por ti—alzó una ceja.

—Eso no es cierto.

—¡Claro que sí! dejó de ir a clubes, de asesinar gente... ¿Mía? ¿te encuentras bien?

Un jadeo salió de mi boca al sentir una punzada de dolor en mi vientre.

Un líquido rojizo bajó por mi entrepierna y comencé a ver borroso, los gritos de Jin se volvieron murmuros hasta que dejé de escuchar quedándome por completo inconsciente.

Un líquido rojizo bajó por mi entrepierna y comencé a ver borroso, los gritos de Jin se volvieron murmuros hasta que dejé de escuchar quedándome por completo inconsciente

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Psicópata ; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora