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—No veo la hora para terminar toda esta mierda, en verdad es un dolor en el culo-Se quejó Yoongi, a lo cual todos reímos.
—La mía está tan asustada que no pone ninguna queja, en realidad hace todo lo que yo quiero—habló orgulloso Hoseok.
—¿Ah sí? la mía me hizo una mamada mañanera, una de las mejores cosas de tener secretaria—esta vez habló Namjoon, a lo cual los chicos se quejaron, reí.
—¿Y tú, Jungkook? ¿qué has hecho con tu nuevo juguete?—la pregunta inesperada de Yoongi me tomó por sorpresa.
Después de aquél encuentro salí enojado de la habitación, manejé hacía el centro de la ciudad y entré a cualquier bar y no supe si me follé a 1 o 2 putas que habían allí o si hice alguna orgía, sólo recuerdo la cómoda sabana de mi habitación arropándome y la paz que sentí por dentro.
-Nada que les importe, entrometidos-escupí.
—Uh, calma fiera. El pequeño Jungkook quiere guardarse todas la guarradas que hace con su pequeña puta—Namjoon rió al igual que los demás, rodé los ojos y simplemente cerré la pantalla del computador, son unos bastardos.
Una sonrisa brotó de mis labios al recordar un pequeño regalo que le tenía a mi nueva víctima.
Sin tocar la puerta entré a la habitación y como siempre, la chica se encontraban en la cama observando cada mínimo movimiento que hacía.
—Ten—le tiré una bolsa a la cara-Póntelo, lo compré especialmente para ti. Ábrelo-me crucé de brazos.
Ella con sutil cuidado sacó lo que había dentro de la bolsa, y su cara palideció, sonreí de lado.
—No me pondré esto—retó.
—¿Qué? está lindo—tomé las prendas que habían allí.
Eran un disfraz de colegiala que cuando lo vi, me volvió loco. Llevaba una camisa corta de color blanco, una falda de cuadros negros super corta y medias blancas largas, traía también un listón negro y sí pagaba un poco más me darían un vibrador gratis, pero ella no necesitaba eso estando yo aquí.
—No.
Suspiré siendo lo más paciente que podía, cuenta del 1 al 10, Jungkook.
—Obedece. No querrás que todo esto termine mal, mocosa—la reté con la mirada, ella tembló ante mi mirada con ojos cristalizados asintió con la cabeza, se levantó y fue al baño.
Todo porque estaba de buen humor, de no ser así, su cabeza ya estaría estampada en el cabezal de la cama. Pero tenía que tener paciencia, no había hecho tanto trabajo para tirarlo a la borda con su fantasía.
Si, fantasía.
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