Dos meses después llegó la noticia de que Ron y Hermione se habían divorciado; aunque Ariadna, Rose, Hugo y Keyla se habían negado a mandar señales de vida a sus padres. Lily era la única que mandaba cartas a su tíos— a espaldas de sus primos— cada semana para mantenerlos informados de ellos.
—Odio vivir...amo vivir...odio vivir...amo vivir...— Decía Keyla arrancando cada pétalo de la flor que le habían dado en Adivinación, la única asignatura que no tomaba con Ariadna.
Estaban en el árbol del lago negro un día templado de marzo, faltaban pocos días para su cumpleaños número 17. Ariadna estaba tumbada boca arriba mirando el cielo gris mientras que Keyla estaba sentada a la par suya, arrancando la pobre flor.
—¿Por qué haces eso?— preguntó Ariadna viendo como Keyla se quedaba con un pétalo de «Amo vivir»—. No va a ayudar en nada.
—Mi antigua profesora decía que si— respondió Keyla encogiéndose de hombros—, decía que a veces "predecía" el futuro emocional o algo así, no lo recuerdo bien.
—¿Y qué dice Trelawney?— preguntó Ariadna arrastrando las palabras.
—Dice que la única manera de entender el futuro es por medio de las cartas, lectura de té, bola de cristal, etcétera— Respondió Keyla—. Sé que no te importa esto, ¿por qué preguntas?
Ariadna se encogió de hombros.
El viento frío corría levemente su melena sobre su cara, al igual que las hojas del árbol casi seco. El lago negro como el plomo estaba tranquilo, como siempre, y no se oían otras voces más que las de ellas.
—¿Y si me lees las cartas a ver qué pasa?— Preguntó Ariadna, después de un rato—. Nunca creí en esas cosas, pero creo que esta vez podría intentarlo.
—Bueno, pues, dale— Apresuró Keyla un tanto emocionada—, arriba, no puedo traerlas aquí o se le volarán— Añadió cuando Ariadna se quedó sentada; Ariadna, entre curiosa e impaciente, se levantó y comenzó a correr dejando a Keyla detrás mientras reía— ¡Oye!
—¡A que no me atrapas, tontita!— rio Ariadna mirando sobre su hombro— ¡Anda, Keyla, no eres tan lenta como una tortuga; sé que puedes correr más rápido!
Keyla comenzó a reír y a correr más rápido mientras estiraba la mano. Ariadna volvió a correr más rápido, pasando por el vestíbulo y subiendo las escaleras de éste. Extrañaba correr así por los jardines y ser feliz como antes.
Llegaron a la sala común riendo y agitadas, ganándose las miradas de sus compañeros de casa. Las ignoraron y subieron corriendo al cuarto, todavía riendo.
Keyla se arrodilló junto a su baúl y comenzó a revolver hasta sacar un fajo de cartas muy bien cuidadas y atadas.
—¿Lista, mini Malfoy?— preguntó sentándose en la cama de Ariadna.
—¿Mini Malfoy?— preguntó Ariadna divertida.
—Eres mas Malfoy que yo...a veces— respondió Keyla—. Ahora si, ven.
Ariadna se sentó, seria, y esperó pacientemente a que Keyla revolviera las cartas y las expandiera frente a ella.
—Saca tres, no las mires y dámelas— explicó seria.
Ariadna obedeció; sacó tres cartas y se las dió a Keyla sin mirarlas.
Keyla las fue dando vuelta frente a Ariadna.
La primera tenia una especie de rueda de la fortuna, no la entendía.
—La Rueda de la Fortuna;
Cambio; Destino; Buena suerte; Los ciclos de la vida; Nueva dirección— explicó Keyla mirando la carta. Luego salió otra con una torre en llamas—. La Torre;
Destrucción; Cambio dramático; Pérdida y ruina; Nuevo comienzo; Eventos inesperados— Finalmente salió una especie de parca, una especie de muerte—. Muerte;
Fin; Nuevo comienzo; Pérdida; Cambio dramático; Destrucción.Ariadna se quedó mirando las cartas tratando de encontrar sentido en su significado. Finalmente, sabiendo que jamás lo entendería por sí sola, miró a Keyla en busca de ayuda.
—¿Estoy destinada a perder algo?— preguntó con cautela.
—Es algo difícil de entender a la primera— Dijo Keyla, con algo de duda en la voz.—, pero se podría pensar que si...no lo sé bien.
Ariadna bajó la vista algo apenada. Todo indicaba que perdería algo, o que su futuro estaría destinado a cambiar de una forma u otra. Nunca había creído en esas cosas, ¿por qué hacerlo ahora?.
—¿Me las lees tú a mí?— preguntó Keyla notando la mirada vacía de su hermana.—, te prestaré mi libro para que veas el significado— Se levantó y se asomó hasta su mochila, donde sacó un libro morado oscuro y se lo dió a Ariadna—. Te enseñaré rápido como revolver.
Tomó las cartas y le enseñó a Ariadna como hacerlo rápidamente y sin que se le cayera; Ariadna trató de entenderlo a la primera, pero lo logró con facilidad al quinto intento.
—Bien, ahora empieza— Dijo Keyla, y después esperó a que Ariadna lo hiciera. Sacó tres cartas y se las volvió a dar a Ariadna—. Ahora dale la vuelta.
Primero apareció un hombre saltando. Ariadna consultó el libro y dijo:
—El Loco;
Despreocupado; Tonto; Decisiones importantes; Nuevos comienzos; Optimista— miró a Keyla, quien asintió, y continúo con la segunda carta, salió un hombre con una especie de farol en la mano, revisó el libro, y dijo:—. El Ermitaño;
Desapego; Dirección; Soledad; Examen de conciencia e introspección; Pensamiento y reflexión— Volvió a dar vuelta la última carta, y notó que era la misma que la suya—. Muerte;
Fin; Nuevo comienzo; Pérdida; Cambio dramático; Destrucción.—Nada mal para tu primera vez— Animó Keyla recogiendo las cartas—, creo que eso significa que también tendré cambios importantes en físico y mental.
—Te pareces a mamá hablando así— Confesó Ariadna levantando las cejas.—, pareces abuelita.
—Oh, cállate— Río Keyla alcanzando la almohada de su cama (que estaba junto a la de Ariadna), y se la estampó en medio de la cara.
— Es la verdad y lo tienes bien claro— Respondió Ariadna riendo—, ¿vamos a la biblioteca? Y
Tengo ganas de leer algo.—Vamos, mi lady— Keyla se levantó e hizo una reverencia, imitando a Scorpius con Rose.
Ariadna rio, se levantó y puso la almohada en su lugar; para después seguir a Keyla escaleras abajo hacia la biblioteca.
Pronto sería la audiencia del Ministerio en el que se haría oficial el divorcio de sus padres; y cada vez estaba más cerca el día en el que conocería a su posible futura madrastra. Tal vez no entendía las cartas ni nada de Adivinación, pero sí entendía que tuvo y tendrá muchos cambios en su vida. Que renacería tal cual lo hace un fénix, como su patronus. Ahora al menos eso tenía sentido.
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Okay, esto no me costó nada escribirlo, pero sé que el próximo capítulo será muy difícil de escribir. ¿Por qué? fácil, éste es el el penúltimo capítulo,el próximo es el último y finalmente el epílogo.
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¿Yo? ¿Una Malfoy?
FanfictionAriadne Meissa Granger- Weasley siempre fue diferente a su familia, aunque sea parecida a su madre, no tenía ojos cafés ni ojos azules como los de sus padres, sino que eran de un extraño color gris frío. Con 11 años recién cumplidos su físico comien...