Le tomó varias semanas dejar de lado sus dudas, pero logró liberarse de sus preocupaciones con los verdaderos exámenes finales que definirían su futuro. Logró pasar fácilmente los primeros tres exámenes, luego se puso algo complicado. Con Scorpius y Rose paseándose como dos cotorras enamoradas, era difícil encontrar tiempo a solas con su mejor amigo o con su hermana; pero aun así pasaba tiempo con sus primos y primas, aunque los Delacour se negaban a toda costa a siquiera mirarse con los Potter.
Pronto finalizó el curso, pero ella seguía sin hablarse con sus amigas. Su enojo les duró solo unas cuantas horas anteriores a que el tren partiera; no hizo falta hablar, solo miraron el piso y Ariadna sonrió.
—Todo perdonado, chicas— dijo colocándose en medio—. ¿Vamos juntas en el expreso?.
Alexandra y Sophia asintieron con entusiasmo. En el expreso iban y venían estudiantes de diferentes edades con grandes baúles, lechuzas, ranas, ratas y gatos; pero ellas tres hicieron caso omiso de eso, se subieron al tren color escarlata y buscaron un compartimento vacío.
Pronto llegaron a Kings Cross; bajaron del expreso, seguidas del numeroso grupo de Weasley y Potter, y cada una se reunió con su familia. Antes de llegar con sus padres, perdió de vista a Rose y se decidió a buscarla.
La encontró con Scorpius en la puerta del tren escarlata; el rubio estaba más pálido de lo normal y tenía la mirada perdida.
—¡Anda, Scorpius!— Oyó Ariadna que replicaba Rose— ¡Prometo que no hará nada!
—No, no, no y no— Scorpius se aferraba de la puerta como si su vida valiese de eso—. Sé que me matara en cuanto nos vea juntos.
—Escucha— Rose se acercó.— estoy aquí, además...mi mamá logrará tranquilizarlo y evitar la tercera guerra mundial.
Esas palabras no tranquilizaron del todo a Scorpius; pero no le quedó de otra que seguir a regañadientes a Rose, dando dos pasos adelante y uno a atrás hasta que la pelirroja lo tomó por la mano y tiró de él hasta encontrarse con Ariadna.
Rose y Ariadna simplemente se miraron, sonrieron y se encaminaron con Hugo (este último mirando mal a Scorpius) hasta encontrarse con sus padres.
—¡Mamá, papá!— gritaron las chicas corriendo para abrazar a sus padres.
Hugo corría algo más lento que ellas, pero finalmente se unió al abrazo familiar.
—Oh, mis bellas hijas...— suspiró Ron medio atontado.— ¿Cómo les fue? ¿Algún ataque de alguna cosa rara?.
—Ron, no estamos en 1992 como para que una serpiente gigante nos ataque de nuevo— Hermione puso la mano derecha en el hombro de su esposo, aún con una sonrisa en los labios—. ¿Qué tal les fue?
Ariadna, Rose y Hugo comenzaron a hablar al mismo tiempo; pero Hermione y Ron los conocían tanto, que entendían a los tres hermanos a la vez. Cuando terminaron, Ron y Hermione rieron y se dispusieron a cargar las cosas en el carro cuando el pelirrojo notó al "intruso" rubio, estático como un palo.
—¿Qué hace el hijo de Malfoy aquí?— preguntó formalmente Ron mirando a sus hijas, que se pusieron rápidamente rojas.
—¡Fue idea de Ariadna!— saltó Rose señalando a Ariadna.
—¡Fue idea de Rose!— señaló por su parte Ariadna a Rose.
— O explican todo— dijo Ron lentamente—, o explican todo.
Ariadna y Rose miraron a Scorpius, que seguía estático mirando a la nada, y tragaron saliva.
—Pues...— Ariadna estaba a punto de soltar la bomba cuando Rose interrumpió.
—Lo invitamos a pasar las vacaciones en casa— dijo inteligentemente—. Pero su padre no lo sabe.
En ese momento, se escuchó el grito desesperado de Draco Malfoy. Hermione se puso tensa de repente, al igual que Ron, pero ninguno de los adolescentes les prestaron atención; ya que estaban llamando a gritos al padre de Scorpius.
La cabellera rubia platinada de Draco Malfoy apareció despeinada y él mismo estaba algo agitado; en cuanto vio a su hijo, le revolvió la cabeza cariñosamente y miró duramente a los Weasley.
— Me deben una gran explicación— replicó sin mirar a nadie en específico, pero con voz potente y fría.
—Humm...¿Señor Malfoy?— Ariadna se había acercado hasta quedar a la altura del hombro de Draco—. Rose y yo invitamos a Scorpius a pasar unas semanas de vacaciones en casa.
—¿Con el permiso de quién, Señorita Ariadna?— preguntó sin poder ocultar una mini sonrisa.
Ariadna frunció el entrecejo. Nunca le había gustado que le que le dijeran "Señorita", o que la llamaran por su nombre y no por su apodo. La única razón que tenía y decía, era que al decirle señorita aumentaba el deseo machista de la sociedad porque ella sea "perfecta" y no como realmente es. Naturalmente la gente la miraba raro y se alejaba, pero era un argumento que valía al fin y al cabo.
—No me diga "señorita", por favor, señor Malfoy— pidió—. ¿Cree que Scorpius podrá quedarse unas semanas en casa?.
Scorpius miró suplicante a su padre, y Ariadna se apresuró a seguirle algo que ambos hacían al natural: su rutina de los suplicantes y grandes ojos grises.
Tras unos minutos de silencio, en el cual solo oían el bullicio de la multitud, Draco suspiró.
—De acuerdo, de acuerdo. Pero tengo que hablar a solas con sus padres— miró al matrimonio Weasley Granger, quienes asintieron y se alejaron dejando a sus hijos con baúles y jaulas.
—¿De qué querrán hablar?— preguntó Hugo.
—Ni...
—idea— completó Rose la frase a medio decir de Ariadna.
Se quedaron mirando como Hermione trataba de tomarle la mano a Ron, quien señalaba con el dedo a Draco mientras éste hablaba sin prestar atención; hasta que los tres se acercaron rojos, Ron y Hermione tomaron a los cuatro chicos, y se alejaron a grandes zancadas de la estación rumbo al coche de Ron.
***
Llegaron a una colina apartada, ni muy cerca ni muy lejos de un pueblo tanto mágico como muggle, en la que en la cima se encontraba una casa de dos pisos color marrón claro y una valla blanca alrededor.
En el jardín delantero de la casa habían varias macetas con flores coloridas, plantadas por Hermione, su abuela Jean, su tía Ginny, su tía Angie, la tía Fleur y la abuela Molly el dia que se mudaron a esa casa (estaban vivas gracias a los cuidados de su madre, por suerte).
Scorpius se quedó un buen rato mirando las rosas cerca de la entrada hasta que Rose lo obligó a entrar.
El momento de la verdad, ha llegado.
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¿Yo? ¿Una Malfoy?
FanfictionAriadne Meissa Granger- Weasley siempre fue diferente a su familia, aunque sea parecida a su madre, no tenía ojos cafés ni ojos azules como los de sus padres, sino que eran de un extraño color gris frío. Con 11 años recién cumplidos su físico comien...