Capítulo 23: Son mi familia

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Al caminar lentamente hasta la sala, Keyla preguntó sobre eso de «La inundación» de Ariadna y Rose.

—Ah— rio Ariadna—, eso...cuando mamá tenía que trabajar, ésto paso antes de ir al colegio, papá y tia Ginny nos cuidaban, recuerdo que vinieron mis primos: James, Albus y Lily. Cuando ya todos estábamos bañados, nosotras dos no nos queríamos bañar porque el agua no nos gustaba mucho, entonces papá y tia Ginny tomaron una botella de agua y un rociador...—Rio otra vez—,  gritaron «¡Inundación!» y nos tiraron toda el agua encima, luego dijeron: «Ahora el agua no se notará tanto, ya estan muy mojadas». Al final nos bañamos y ahora nos hacen eso cada vez que no queremos bañarnos.

—¿Y lo hacen muy seguido?— preguntó Keyla  burlonamente.

—No conmigo,  pero sí con Rose— reconoció Ariadna riendo levemente—. Y con Hugo.

Keyla rio, se detuvo al pie de la escalera, miró a Ariadna y bajaron juntas hasta la sala.

Allí estaban Ron y Hermione, sentados en el sillón grande frente al televisor nuevo (Hugo y Rose habían insistido en comprar uno como el de los Potter), estaban serios y algo distantes.

—¿Qué pasó, mamá, papá?— preguntó sonriente Ariadna sentandose en el sillón de frente.

Ron y Hermione guardaron silencio y miraron el piso. Keyla y Ariadna se miraron dudosas, Keyla se acercó hasta Hermione y Ariadna a Ron.

—¿Papá?— dijo suavemente Ariadna— ¿Tiene que ver con el señor Draco?.

—Mamá...— Dijo Keyla—¿Qué pasa?...¿Está todo bien?.

—Iremos a un juez muggle y a juicio en el ministerio— dijo Hermione suspirando—,  es lo que corresponde...además soy ministra y es el proceso.

—Pero puedes ponernos a ambas en la misma custodia, para que nos quedemos aquí con ustedes, ¿verdad?— Comentó Keyla esperanzada.

—Nosotros sí, pero depende del Wicengamot y del juez muggle— Respondió Hermione mirándolas seriamente—. Si el juez muggle decide que deben estar con Draco al ser su...— Dudó, y continuó:—, no podré hacer nada...pero, yo al estar casada con Ron, se complican un poco las cosas.

Ariadna sintió un nudo en la garganta. ¿Se vería obligada a irse a la mansión Malfoy?...no quería irse y dejar a los Weasley. Ni a Teddy, mucho menos a sus hermanitos o a su papá. Dentro de un año sería mayor de edad, pero solo en el mundo mágico, tendría que esperar dos años para ser mayor de edad en el mundo muggle.

—¿Y qué pasará hasta entonces?— preguntó Keyla después de un silencio doloroso— ¿Nos permitirán quedarnos aquí contigo,  mamá?

—Puede que sí—  Respondió Ron viendo a las tres castañas—, la causa lleva dos años, solo esperábamos a que cumpliesen 16 para decírselo.

Ariadna levanto una ceja,   interrogante.

—¿Pero nos dejarán quedarnos aquí? recuerda que Hugo, Rosie y yo tenemos a la institutriz de clases de Muggles, además tengo a la familia Weasley...— Su voz se fue ahogando, pero siguió:— No quiero dejarlos...Vicky,  Dom, Louis,  Jammie, Al, Lily, Rox, Freddie, Teddy, Lucy, Molly...Rosie, Hugo...el tío Bill, la Tia Fleur, el tío Charlie, el tío Percy, la tía Audrey, el tío George, la tía Angelina, la tía Ginny, el tío Harry, la tía Luna, el tío Rolf, Lorcan, Lyssander...la abuela Molly, el abuelo Arthur, la abuela Jean y el abuelo David...—Miró a Hermione mientras unas finas y frías lágrimas caían por sus mejillas, sus ojos grises brillaban más que nunca, pero no de alegría...—, no quiero irme y dejarlos de lado como si no valieran nada, son mí familia.

—Mi pequeña princesa..— Susurró Ron levantándose para abrazarla—, no importa que tan lejos nos separen, prometo estar siempre para ti.

—Mi niña de ojos grises...— añadió Hermione levantándose, y uniéndose al abrazo—. Haré hasta lo imposible para permanecer todos juntos.

Ariadna respondió con gusto al abrazo, ya casi no recordaba la última vez que la abrazaron así...la abrazaban seguido, sí, pero siempre era por separado; a veces papá, a veces mamá. Se apoyó en el hombro de Hermione, tras esa espesa melena pudo ver cómo Keyla desviaba la vista, entristecida.

Ariadna se separó delicadamente de sus padres, caminó hasta Keyla y la abrazó.

—No creas que te librarás tan fácilmente de los Weasley...— Susurró apoyándose en el hombro de Keyla—, no te sientas mal por querer unirte a la familia, eres mi hermana después de todo.

—Y yo me uniré muy gustosa a la familia— Respondió Keyla, susurrando mientras se apoyaba en el hombro de su hermana—. Si nos mandan a la mansión Malfoy, huiremos y nos sentaremos aquí, frente a la puerta, tercamente hasta que cumplamos 18 años.

Ariadna rio para sus adentros y se agarró más fuertemente de su hermana.

—Ya quiero que vayamos a la Madriguera, a Hogwarts y a otros lugares juntas— Dijo Ariadna sonriendo—. Les prometí a Lorcan y a Lyssander que viajaríamos por todo el mundo junto con Rose.

Keyla rio un poco y se agarró fuertemente a la espalda de Ariadna.

—Solo si prometes tenerme confianza— Respondió Keyla—, si nos tratamos como hermanas o amigas de toda la vida, y no solo como desconocidas.

—Lo haré si me dejas respirar— Dijo ahogadamente Ariadna, Keyla se soltó—.  Ahora, trato hecho, reflejo.

Extendió su mano derecha, y Keyla la izquierda, las apretaron y sonrieron.

—¿Me ayudas a preparar galletas?— preguntó Ariadna sonriendo de lado. Keyla la miró con interrogación—. Estoy aburrida y tengo ganas de hacer algo.

—Las preparamos y se las llevamos a los chicos— respondió Keyla mientras caminaban a paso lento hasta la cocina—, así me explicas un poco de «Tallar en el árbol».

—Okay— Respondió Ariadna tomando la harina de la alacena—, pero si salen quemadas no te quejes.

Y sonrió vagamente al recordar su primer encuentro con los Malfoy, recibiéndolos con las galletas quemadas...

¿Yo? ¿Una Malfoy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora