Capítulo 31: Que ella sea feliz

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Éste capítulo me costó una vida escribirlo, denle amor >:(

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Hermione seguía llorando en el hombro de Ron bajo la mirada curiosa e impaciente de los Weasley y los Potter.

Ariadna no sabía si su mundo se caía en pedazos o se levantaba más fuerte y brillante que nunca, como un fénix. Esa simple desición podía cambiarlo todo.

Instintivamente miró a Keyla; ella miraba a Ron y Hermione con los ojos iluminados. Luego volteó a ver  los Malfoy; los señores Malfoy miraban duramente a su hijo mientras el movía su boca sin producir ningún sonido, Ariadna supuso que debía haber puesto un muffliato. Scorpius estaba más alejado, Ariadna notó que había acorralado a Rose mientras los demás se acercaban a Ron y Hermione; la pelirroja lloraba y sonreía levemente. Después de fijó en sus primos; estaban bien acorralados en una esquina mirando fijamente a las mellizas y, a su vez, a los adultos, expectantes ante cualquier desición. Finalmente volvió a mirar a sus padres y se acercó lentamente.

—¿Mamá?¿Papá?...¿Qué pasará?— preguntó suavemente, provocando que el murmuro muy, muy bajo de los adultos parara de repente—...tengo miedo— Susurró mientras una inconsciente lágrima corría por su mejilla.

Hermione ahogó un sollozo, se separó de Ron y miró a Ariadna y Keyla, les hizo señas para que acercaran más y las abrazó fuertemente.

—Quiero que me recuerden siempre que yo no esté con ustedes en los malos momentos, ¿okay?— Susurró por sobre el hombro de las castañas. Eso alarmó muchísimo a Ariadna ¿Acaso se iría a la mansión Malfoy y no volvería a ver a su familia, o aún peor se iría a Francia y jamás volvería?. El corazón comenzó a latirle con fuerza mientras más lágrimas salían sin su permiso de sus ojos.

—¿Q-qué significa eso, mamá?— Preguntó Keyla mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.

Hermione volvió a sollozar, no respondió pero sí las abrazó con más fuerza. Hermione, a pesar de que casi no podía respirar, le respondió con mucho más miedo del que tenía.

—Significa...— Sollozó Hermione, pero sus sonidos ahogados no permitieron oír nada.

—Custodia compartida— completó Ron secándose rápidamente una lágrima—.  Hasta que ustedes sean mayores de edad en el mundo muggle.

Unos horribles sollozos ahogados salieron sin  permiso de la boca de Ariadna. ¡Se iría a la mansión Malfoy durante...! ¿Cuánto? ¿Unos días,  semanas o incluso meses?...en cualquier caso, se negaba a aceptarlo rotundamente.

Miró de reojo a Keyla;ella miraba la pared inexpresiva mientras unas finas lágrimas bajaban por sus pálidas mejillas. Por un momento supo lo que debía sentirse amada durante unas semanas y finalmente volver al ambiente frío y sin amor.

La peor parte: Aún estudiaba en Hogwarts, lo que significaba que tenía dos meses de vacaciones...sacando cuentas, se percató de que tendría que pasar un mes en cada casa hasta que se graduase. Pero no podía pensar ahora en unas estúpidas vacaciones.

Abrazó con más fuerza a su madre hasta el punto de que Hermione aflojó el agarre, dando señal de que ya era demasiado. Pero para ella ya nada era demasiado...

—¿Qué...haremos ahora,  mamá?—preguntó Keyla secándose las lágrimas con su mano—. No...no quiero irme.

—Lo sé...lo sé...— Susurró Hermione acariciándole la mejilla—, pero no sé que debemos hacer ahora.

Miró a Ron en busca de ayuda, el pelirrojo tragó espeso,y dijo:

— Deberíamos ponernos de acuerdo con Malfoy para...— Volvió a tragar—, para que sepamos cuando nos corresponde tenerlas.

  Una mano se apoyó en el hombro de Ariadna, se volteó y vio a Rose llorando. No lo pensó dos veces y la abrazó.

—Lo escuché todo...— susurró Rose apoyando la cabeza en el hombro de Ariadna con los ojos cerrados—, pero estaré siempre para ti, y me apareceré en la mansión Malfoy cuando quieras.

Ariadna inhaló y exhaló tranquila, siempre tendría apoyo en su hermanita Rosie.

—Lo sé, Rosie...te quiero.

—¿Les importa si me uno?— Preguntó Hugo abrazando (y aplastando) a Rose para estar más cerca de Ariadna.

Los tres, ahí abrazados,  cautivó lo suficiente a los demás primos Weasley soltaran unas lágrimas y se les unieran. Keyla, viendo el gran afecto que le tenían a Ariadna, sintió una leve punzada de envidia y desprecio; pero rápidamente se le fue cuando Ariadna le sonrió por sobre la mata de pelirrojos, invitándola a unirse.

Se vieron obligados a separarse cuando Draco jaló de las gemelas y las separó del resto, llevándolas hacia un pasillo desierto de paredes de pierda lustrosa negra, iluminado por unas antorchas.

—¡Pero qué le pasa!— Exclamó Ariadna soltándose del agarre del rubio— ¡No tiene ningún derecho de...!

—Oh, claro que lo tengo ahora, Atria— Interrumpió Draco—. Tengo tanto derecho como Ron y Hermione de tu vida hasta que cumplas 18 años.

Ariadna frunció el ceño y miró a Keyla, quien también tenia el ceño fruncido.

—Papá— Dijo Keyla—. No me importa lo que digan ahora, pero más adelante podrán discutir todo lo que quieran sobre nosotras. Buen día— Tomó la muñeca de Ariadna y se alejaron de Draco, que estaba pasándose una mano por el cabello—. Ya veo de dónde sacamos ese temperamento...— Murmuró entre dientes.

—Tú lo habrás sacado, yo no— Comentó Ariadna encogiéndose.

— Si, claro, como digas.

—Bah, eres imposible—se quejó Ariadna.

—Pues tú eres insufrible—atacó Keyla.

—Insufrible serás tú.

—Al menos yo soy bonita.

—Tenemos la misma cara, estúpida, somos mellizas—gruñó. Keyla a veces se pasadaba de estúpida.

—Ah, cierto...—Keyla arrugó la nariz ante su derrota.

Adriana rodó los ojos y dejó que Keyla la guiase hasta reunirse de nuevo con los Weasley. Al llegar de nuevo, otra mano las llevó a otro pasillo desierto iluminado por antorchas.

—Y ahora quién mierda...— Suspiró Ariadna frotándose la muñeca, le dolía de tantos agarres que tuvo en solo una hora—, ah, Rose...¿Qué pasó?.

La pelirroja volvia a llorar, pero ahora sonreía alegremente. Keyla y Ariadna se miraron,para luego volver a mirar a Rose.

—Quizás no sea el mejor momento pero...— Suspiró y bajó la vista—. Seguí su consejo y dejé que Scorpius se explicara— Dejó otro silencio mientras más lágrimas de felicidad caían sobre sus mejillas—. Le di otra oportunidad.

Ariadna sonrió a pesar de la situación...su pareja favorita volvería a flote.

«Al menos quiero que Rose sea feliz...» Pensó abrazándola mientras acariciaba su corto cabello pelirrojo.

¿Yo? ¿Una Malfoy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora