Capitulo 10: El baile

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—¿Me recuerdas por qué accedí a ponerme este estúpido vestido?

—Ya no hay vuelta atrás, mini Granger. Accediste, el baile es hoy, ya no hay vuelta atrás.

—¿Ya es tarde para asustarse?

—Sip.

Ya llevaban dos horas preparándose para el baile, Alexandra y las otras tres chicas ya estaban listas; pero aún faltaba una castaña que se negaba a ponerse el vestido.

—¡Ariadna Meissa Granger-Weasley!— Exclamó Alexandra exasperada—. ¡Si no te pones el bendito vestido, Rose nunca te va a volver a hablar!.

—¿Tu segundo nombre es Meissa?—preguntó una chica de cabello negro lacio—. Suena raro pero es bonito.

—¿Y eso a qué viene, Victoria?— Preguntó Ariadna mirando a Victoria sobre su hombro—. ¡De acuerdo!—Se quejó cuando Alexandra le trató de poner un zapato—. ¡Me pondré el estúpido vestido!.

—¡Al fin!

Quedaba una hora para el baile y entre todas, por arte de magia, lograron que Ariadna se vistiera en solo veinte minutos y estuviera peinada en otros veinte.

—Se nota que heredaste el cabello de tu madre— Suspiró Alexandra cuando pudieron arreglar el indomable cabello.

—Si lo hubieras visto cuando era más pequeña...—rio Ariadna— ¡te hubieras muerto!

—En fin...¡Vamos!—gritó Victoria saliendo del dormitorio seguida de las otras dos chicas.

                     ***

—¿Dónde está Ariadna?— preguntó Lily del brazo de Hugo.

Lily se había puesto el vestido que había visto en la tienda, era color esmeralda con escote de corazón, su larga melena pelirroja estaba lacia y caía prolijamente sobre su espalda. Aunque no tenían ni idea de cómo se había colado allí, ya que Hugo y ésta aún iban a segundo año.

—Ya viene.— Dijo Alexandra, aunque no sonaba muy segura—. Se negaba a ponerse el vestido.

Alexandra tenía un vestido que le llegaba hasta un poco más abajo de las rodillas color rosa sin mangas y cinturón gris. Su cabello pelinegro caía igual que siempre con una vincha gris como adorno.

—Nunca le gustaron mucho—comentó Hugo encogiéndose de hombros—. Rose tampoco quería venir.

—Pero entre Dominique, Molly la pomposa, Lucy y Roxanne, y yo también desde luego, la convencimos de venir— Terció la pequeña de los Potter—. Es una lástima que Victoire no esté.

—Si, pero al menos es feliz con Teddy—Comentó Alexandra sonriendo.

—¿De qué hablan, Weasley?—Interrumpió Scorpius a espaldas de Lily— Hola, Alex.

—Wow, Scorp—Hugo miro de arriba a abajo al rubio—. Si Rose te mira se desmaya.

—¿Qué?—El rubio los miro desconcertado—. No lo creo, en fin...vamos a esperar a Ariadna.

—¿Vinieron juntos?— Preguntaron Hugo y Lily al unísono.

—Nop, los obligué a ambos a jurar que no invitarían a nadie para desmentir los rumores— Interrumpió Alexandra dándose aires de superioridad.

—Tú no nos obligaste, sólo le diste la idea a Aria y luego ella me la dijo a mí— Corrigió Scorpius.

—Hablando de la reina de Roma...— Hugo se quedó mirando embobado las escaleras—. Ahí vienen mis hermanas.

Scorpius, Lily y Alexandra, esta ultima con orgullo, se dieron vuelta para ver a dos chicas altas: una pálida, otra morena, una pelirroja, una castaña, una de ojos azules, y la otra de ojos grises; bajar lentamente las escaleras.

A pesar de no ser muy parecidas, ambas habían heredado el enmarañado cabello rizado de su madre, acompañado de sus dientes un poco chuecos y su gran inteligencia y valor.

Pronto todos los ojos del salón se posaron en las hermanas Granger-Weasley, ya de por si era extraño verlas bien arregladas o sin los miles de libros que tenían.

Rose estaba irreconocible: tenía un bello vestido color azul con pliegues en la parte de abajo, mangas cortas sueltas y zapatos a juego; el vestido de su madre daba revuelos con cada paso que daba Rose. Su cabello caía como siempre, pero más liso, lo que le daba aires de que era más largo, aunque aun tenia unos rizos. En su rostro se podía notar una sonrisa nerviosa.

Varios profesores, los que estaban presentes, murmuraron algo de "es idéntica a Hermione Granger en el baile de navidad".

Ariadna, por otro lado, tenía un vestido también azul, sin mangas y con piedras en el estómago y pecho. Era largo y parecía que volaba con cada paso que daba Ariadna. Su cabello castaño caía elegantemente sobre su espalda, y en el centro había un rodete, aún conservaba sus rizos, pero ahora parecían menos. En su rostro pálido estaba la misma sonrisa de Rose: la de su madre.

Cuando llegaron al final de las escaleras, Rose parecía esperar a que Scorpius se le acercara a su hermana; pero nunca pasó.

El rubio se acercó nervioso hasta la pelirroja.

—Hummm, ¿Rose?—Dijo nervioso mientras se acercaba a la pelirroja—. ¿Te gustaría...ser mi pareja de baile?

—¿Qué no venías con Ariadna?— preguntó Rose sin dar créditos a lo que oía. Los miró uno a otro.

—No, es porque nunca hubo nada entre nosotros, ¿aceptas o no?—Scorpius le tendió la mano.

—Sí, acepto, Rey Escorpión—Rose tomó gustosa la mano del rubio—. Lo siento, Aria...a ambos, lo lamento mucho.

—Lo pasado pisado, hermana— Ariadna se acerco a Rose y la abrazó—. Ve y disfruta la fiesta, eres igual a mamá.

Rose sonrió y abrazó a su hermana. Luego se separó y fueron los tres hasta la mesa, donde los esperaban sus amigos y primos.

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Okay, admito que fue algo corto, pero en el próximo capítulo verán más del baile <3

¿Yo? ¿Una Malfoy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora