Todo quedo en silencio. Ariadna...o Atria, ya ni siquiera sabia cual era su nombre; se negaba a mirar a Keyla, que seguía apoyada en la cama de la mano de Ariadna.
—No vale de nada ignorarme— Dijo Keyla rompiendo el incómodo silencio—. Yo también estuve dos semanas enteritas sin hablar a nadie.
Ariadna no habló, solo asintió mirando la pared como si fuese la cosa más interesante del universo.
—¿Nunca te has preguntado de dónde salió tu apodo?— Preguntó Keyla con aire soñador.
Ariadna gruñó. Cosa que Keyla interpretó como un «No».
—El mío salió de un malentendido— Reconoció Keyla encogiéndose de hombros—. Recuerdo que tenía unos...seis o cinco años...estaba en la escuela muggle, cuando una compañera se me acercó para pedirme un lápiz, se lo di y preguntó por mi nombre...yo era muy tímida, pero apenas dije «Keyla» solo se oyó «Key».
Ariadna había jurado tener la mirada de Keyla en su nuca.
—¿El tuyo?
¿Qué se cree? ¿Dónde le ve lo gracioso en todo esto? ¿Por qué me habla como si fuésemos amigas de toda la vida? Esas preguntas resonaban en la cabeza de Ariadna mientras fruncía el entrecejo.
Antes de que pudiese seguir ignorándola, un grito de su madre desde la planta baja les avisó que la cena estaba lista.
—Ven— Keyla ayudó a Ariadna, que accedió a regañadientes, a ponerse de pie—. Sería una tragedia si cayésemos juntas de las escaleras.
Ariadna rodó los ojos. Si fuese por ella simplemente se dejaría caer para despertar de una terrible pesadilla.
Llegaron abajo juntas. Keyla sosteniendo de la cintura y hombro de Ariadna, y ésta apoyándose en la escalera para estar lo más alejada posible de su nueva hermana.
—Simplemente me desmayé, no me caí por las escaleras— Dijo Ariadna cuando sus padres la sentaron en la silla como si fuera una niña—. Mamá, papá, ya basta.
Ron y Hermione la dejaron en su lugar sin mirarla, Hugo y Rose estaban sentados frente a ella, Scorpius, su padre y sus abuelos estaban de pie; Keyla no se hizo la tonta y se sentó junto a Ariadna.
»Esta chica puede ser muy empalagosa« Pensó Ariadna viendo de reojo a Keyla.
—¿No se piensan sentar?— Preguntó Ron de mala gana mirado a los Malfoy.
—¿En qué sillas, Weasley?— Preguntó Draco irónico—. No esperes que nos sentemos en el piso.
Ariadna miró por instinto a Keyla, cruzando miradas. Y como si llegasen a un acuerdo silencioso, se levantaron juntas y salieron hacia el garaje. Antes de que saliesen, todos las miraron extrañados, pero ellas hicieron caso omiso.
El garaje era algo simple, allí estaba el auto; herramientas y alguno que otro objeto muggle. Caminaron apretujándose entre las cosas hasta llegar a una fila de sillas de madera.
Keyla tomo una y Ariadna se limitó a arrastrar una, ya que le dolían los brazos y la cabeza.
—Deja, yo puedo — Dijo cuando Keyla trato de quitarle la silla—. Solo me desmayé, no rodé boca abajo por una colina o por las escaleras.
Keyla apretó los labios, pero accedió.
—Si te pasa algo no es mi culpa— Dijo volviendo a cargar su silla por sobre su cabeza.
Volvieron una vez más para completar los cuatro espacios faltantes en la mesa, y se sentaron de nuevo en sus lugares bajo las miradas de sus familias.
—¿Qué?— Preguntaron ambas al unísono.
Hermione negó con la cabeza en señal de «Nada», y volvió a concentrarse en su cena. Cena que pasó en silencio hasta que Keyla dijo alegremente:
—Antes de que mamá nos avisara que estaba lista la cena — Miro a Hermione bajo la mirada asesina de Rose, Hugo y Ariadna—, le estaba contando a Aria de mi apodo (Key) Le pregunté del suyo, ya que me gusta mucho, pero no alcanzó a contestar.
Ron sonrió mientras miraba su plato.
—Es una historia algo graciosa...— Dijo levantando la vista— . ¿Lo recuerdas, Mione? Ese día estábamos discutiendo.
—Claro que lo recuerdo— Contestó Hermione sonriendo mientras miraba a su esposo, para luego mirar a las gemelas—. Estábamos peleando, Hugo estaba con nosotros abajo, aunque no prestaba atención, cuando sacamos el tema de ustedes. Una cosa llevó a otra y le pedimos a que subiera a jugar con sus hermanas. Pero creo que escuchó «Atria», ya que así nos referíamos a Ariadna cuando tocábamos ese tema; y como no sabía pronunciar la «T», quedó «Aria».
Keyla sonrió y miró a Ariadna, quien simplemente comía mientras fingía no oír nada.
—Qué suerte tuviste, Aria— Dijo mientras alcanzaba la sal—, te criaste con mamá y fuiste criada con mucho amor...te tengo envidia solo por eso, ya que prácticamente tenemos la misma cara— Rio dándole un leve empujón a Ariadna, que gruñó—. Era broma.
Ariadna suspiró. ¿De dónde sacaba ésta chica tanto entusiasmo? Ella jamás habría encontrado el valor suficiente para decir esas cosas en momentos tan...¿Difíciles? ¿Tristes? ¿Confusos?. Ya ni siquiera sabia de qué trataba todo esto.
Después de comer, Ariadna ayudó a Hermione y a Rose a levantar la mesa, siempre ignorando las protestas de éstas dos. Para su ''desgracia'', Keyla se rehusó a pasar a la sala y ayudó limpiando mientras Hugo y Scorpius ponían los bocadillos de Ariadna para las visitas.
»¿Que acaso no puede ir a molestar a otro lado?« Pensó Ariadna viendo como su reflejo le quitaba con amabilidad los platos a Rose para lavarlos.
Peor fue aun cuando Rose las confundió a pesar de que Ariadna llevaba una remera azul pastel con un pantalón corto color negro y zapatillas blancas con el cabello suelto algo revuelto, y Keyla una camisa blanca con unos jeans azules y botas marrones con el cabello recogido en una media cola.
— ¡Ay! Lo siento, Aria es que...¡Son igualitas!— Se disculpó la pelirroja algo apenada—. Si siguen juntas me voy a confundir muy seguido.
Ariadna no hizo más que resoplar y asentir; para luego subir pesadamente a su cuarto y recostarse boca abajo en la cama. Al cabo de unos minutos, oyó el chirrido de la puerta, pensó que era Keyla o el señor Draco, pero una mano muy familiar y cálida le hizo inhalar el perfume a vainilla de su madre.
— Sé que debes querer gritarme o algo— Dijo la dulce voz de Hermione mientras acariciaba la espesa y revuelta melena castaña de su hija—..., pero solo quiero que escuches— Ariadna asintió sobre la almohada—. Puede que sea algo empalagosa, lo sé porque cuando tú y tus hermanos estaban en el colegio yo iba a verla, pero solo es así porque cree que así va a encajar, y ya se lo he dicho, pero es igual de cabeza dura que tú cuando se te mete algo en la cabeza y es imposible sacarte eso de la cabeza— Le acarició maternalmente la cabeza, y siguió:
—. Además solo quiere que la quieran como nosotros te amamos a ti, porque ella nunca tuvo muchas muestras de afecto a excepción de la mía...después de quince años se sintió amada de verdad.
Ariadna levanto la cabeza y miró a los ojos cafés de su madre.
— ¿No la viste durante quince años?— Preguntó, segura de que ella no seria capaz de pasar tanto tiempo alejada de su familia.
— Solo después de reuniones del ministerio— Contestó la castaña encogiéndose de hombros— , pero ella me conoció como una amiga de su padre hasta el cuatro de abril.
Ariadna pensó en las palabras de su reflejo: ''Qué suerte tuviste, Aria, te criaste con mamá y fuiste criada con mucho amor...te tengo envidia solo por eso, ya que prácticamente tenemos la misma cara''. Luego pensó en las palabras de su madre.
»Tiene razón...ella solo quiere sentirse amada por una familia ausente durante diecisiete años. Tal vez deba darle una oportunidad para ser mi hermana«
— Le daré una oportunidad— Dijo aun mirando a su madre—, oportunidad para ser mi...hermana.
Hermione sonrió y le acarició la mejilla.
—Esa es mi niña de ojos grises—dijo antes de besar la frente de Ariadna.
ESTÁS LEYENDO
¿Yo? ¿Una Malfoy?
FanfictionAriadne Meissa Granger- Weasley siempre fue diferente a su familia, aunque sea parecida a su madre, no tenía ojos cafés ni ojos azules como los de sus padres, sino que eran de un extraño color gris frío. Con 11 años recién cumplidos su físico comien...