XLVI

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-Es por aquí, pasen por favor. - indica Agni al príncipe Ciel y a una hermosa dama de azabache cabellera, a la que Sebastián es idéntico. -Estoy seguro que al capitán le caerá de maravilla su visita. -abre la puerta. -El duerme en la alcoba, suban por la escalera, pero háganlo con precaución porque es muy estrecha y empinada. - 

-Muchas gracias. - responden educados yerno y suegra subiendo por donde el moreno les indicó. 

-Los dejo un momento, mientras iré a traer un poco de agua para té. Siéntanse cómodos. - sonríe antes de tomar una cubeta de la cocina y salir de la casa.

Bastante nervioso, él primero en caminar dentro de la habitación es Ciel encontrándose con su esposo tranquilamente dormido. 

-¿Cómo está? - pregunta la mujer una vez que sube, yendo a sentarse en la orilla de la cama. 

-Se ve tranquilo, aunque con muchas ojeras… No entiendo qué pudo pasar. - acaricia la mejilla de su esposo. -En el tiempo que hemos estado juntos me he dado cuenta que él jamás cae ante nada, ni siquiera cuando casi le arrancaron el brazo. Y ahora… Parece ileso, sin embargo tan enfermo que prefirieron no fuera a casa… Dicen que Sebastián derrotó el solo a la cosa…. Eso jamás lo dudaré. Tan solo desearía que no se hubiera lastimado tanto. - 

-Usted lo conoce, puede estar destrozado, pero jamás derrotado, verá que en un rato despierta tan fuerte como siempre, incluso con ganas de embarcarse a Albión y seguir manteniendo la seguridad allá. - sonríe la mujer para calmar al menor, tratando de ocultar su miedo ante la aparente enfermedad de su hijo. 

-Se que lo hará. - levanta un poco su ropa antes de tomar la mano del azabache y ponerla sobre su vientre. -Tiene que estar bien. - sonríe. 

-¡Oh por Dios! ¿Usted está…?-

-No aun… No estoy seguro. Supongo que ya se notaría, ¿no? - 

-Depende de cada persona alteza, puede ser un embarazo muy tranquilo o puede ser uno ciertamente intenso. Yo tuve ambos, el primero con Sebastián, fue ciertamente complicado entre náuseas, mareos, un poco de dolor y mucho cansancio. Contrario fue con Sullivan, quien terminó teniendo casi todos los síntomas fue su padre… - 

-¿Eso puede pasar? ¿Qué el hombre tenga los síntomas? - 

-Dicen que cuando el vínculo entre la pareja es muy fuerte eso puede llegar a pasar. Personalmente yo lo creo posible. En mi experiencia así fue. - 

-Sería interesante ver a Sebastián de ese modo… - bromea el menor sentándose junto a su esposo en la cama. -Así que tienes que recuperarte pronto Seb...

Todo a su alrededor se encontraba reducido a escombros, las imponentes construcciones auroritas ahora no eran más que pilas de rocas y polvo.

Caminaba como rey entre los cuerpos de cada ciudadano, viendo con orgullo la expresión de terror en sus rostros, esa que los hacía lucir asquerosos aún después de muertos. 

Tan patéticos los humanos. 

Pensó mirando con asco, eso hasta que algo o más bien alguien oculto entre las rocas llamó su atención. 

Haciendo uso del par de alas doradas que poseía su armadura, emprendió el vuelo hacia ese punto encontrándose con su esposo sobando su muy abultado vientre. 

-Nuestro hijo Seb… Él va a nacer. - hablaba el menor entre quejidos de dolor. 

-¿Un hijo? ¿Contigo? - 

CIEL (NO) ES UN DONCEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora