XXXII

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-Has vuelto. -
-¿Me extrañaste? Yo a ti si, mucho. -
-Fueron casi 3 años… No imaginé que volverías, Alois. -
-Si, volví esta mañana… Perdón por no haber venido a tu boda, pero el trabajo de emisario y… Eso no importa ahora, traje tu regalo de bodas, tarde pero quería asegurarme de que Elizabeth y tu lo recibirían. - Deja una caja cuadrada sobre la mesa.
-Ella… No somos esposos. -
-¡Oh, Ciel! Me alegra ver que pese al tiempo que me fuí no ha cambiado tu buen humor y tu ánimo bromista. ¿Donde está Elizabeth? Quiero que abran el regalo juntos… Aunque tal vez sea mejor que lo abran en la noche a solas… Aun así quiero saludarla. -
-No bromeó Alois, Elizabeth no es mi esposa. -
-¿Qué? No me digas que se pospuso la boda, ¿Llegue a tiempo entonces? - se gira para acomodarse sobre las piernas del menor y verlo de frente.
-No realmente. Me casé, pero Elizabeth no es mi esposa. -
-¿Cómo pasó eso? Ustedes siempre fueron tan unidos, cualquiera se da cuenta de cuánto se han amado desde la infancia. -
-En realidad, es una historia muy larga…

-¿Un doncel? ¿Estás seguro de eso? -
-Más de lo que me gustaría. Me hicieron tantas pruebas que perdí la cuenta, en todas el resultado siempre fue el mismo. -
-¿Ella te rechazó? -
-En un principio, cuando le dije que no podría formar una familia con ella… Después ella lo acepto y aún así quería casarse conmigo y yo con ella, pero papá tuvo otros planes. Dado que mi cuerpo no sirve para darle un heredero de la forma tradicional no pude casarme con ella. Papá me eligió una pareja… Un hombre. Me casé con un militar hace 2 años. -
-¡Que horror! Los militares son monstruos… Al menos en los lugares que visite con mi hermano. -
-Este no… En realidad es un buen sujeto, uno que ha soportado que lo ataque por arruinar mi vida. Incluso ha cargado todo el matrimonio con el estigma de esposo engañado. ¿Sabes? El me permitió seguir estando con Elizabeth…
-Supongo que tienes razón, dudo que otro sujeto quiera aguantar esa carga con tal de verte feliz… A menos que… ¿Es más feo que la mierda? -
-Ojalá… En realidad es un tipo bastante… Atractivo, papá eligió bien al partidos, se aseguró de que el hijo que vayamos a tener sea bastante lindo. -
-¿Cómo? ¿Tú ya estás…? -
-¡No! Bueno… Después de lo de anoche no estoy seguro. -
-¿Noche interesante? - pregunta con un tono de voz coqueto tratando de calmar un poco el ambiente.
-Agotadora, muy agotadora. 5 rondas en una noche deberían considerarse inhumanas. -
-¡Meh! Seguro rondas de 3 minutos como el típico vejete dinosaurio. -
-Fueron rondas largas… Muy largas. -
-Qué rico.- muerde sus labios de tan sólo imaginar una de esas rondas. -Quiero un dinosaurio que dure tanto. -
-Tiene 26, no es tan viejo. -
-¿Y no tiene algún amigo que quiera presentarme? Necesito conocer a alguien. - su vista se posa en alguien saliendo de la biblioteca. -Voy viendo algo muy interesante, de todos modos dile a tu esposo y yo voy a ver que consigo de ese tipo. - se levanta de su lugar y corre hacia el sujeto que parecía perdido buscando algo con la mirada.
-¡Alois, no! -

-Pero mira nada más que criatura tan sexy ven mis ojos. - habla el rubio acercándose al sujeto, contoneando sus caderas como intento de seducción.
-¿Me habla a mí? - pregunta confundido.
-Por supuesto que te hablo a ti. ¿Sabes algo? Los hombres de uniforme siempre me han parecido muy atractivos. Tan masculinos y tan sexuales. - se acerca al sujeto queriéndolo besar a lo que este lo evade. -Me encantan los retos, si tu prometes ser uno por supuesto que voy a jugar. - en un rápido movimiento aprieta la entrepierna del sujeto llevándose una sorpresa al notar el tamaño. -Haría lo que fuera por sentarme en esta monstruosidad… Me pondría de rodillas aquí mismo a chuparla sin importarme que alguien nos vea. -
-Soy un hombre casado. - muestra su sortija en la mano izquierda. -Le agradecería que por favor pare sus coqueteo y respete mi matrimonio. - empuja la mano del rubio.
-Usualmente los hombres se dicen muy enamorados, pero con una mamada caen. ¿Hacemos la prueba? - sonríe para el mayor, ignorando lo que este dijo sobre su matrimonio.
-Le repito, soy un hombre casado. -
-¿Felizmente? - sonríe. -Porque sino es así un desliz no estará mal. Juega conmigo un rato, no le diremos a tu esposa.- vuelve a apretar la entrepierna del mayor.
-Esposo.- se aleja del rubio caminando hacia el cenador donde se encontraba el príncipe Phantomhive.

Ciel por su parte en un principio observaba la escena con cierta diversión, claro hasta que su amigo empezó a toquetear a su muy querido (nótese el sarcasmo) esposo.

-Buenos días. - intenta besar al menor, sin embargo este lo evade con una clara expresión de molestia. -¿Sucede algo? -
-No sé, tú dime. ¿Por qué dejaste que él te toque? -
-Lo detuve. Le dejé en claro que soy un hombre casado. -
-Aunque no me respondió si es un hombre felizmente casado. - aparece el rubio. -Asumiré que sí, dado que mi amigo habló muy bien de ti. Aunque no me quiso decir tu nombre. -
-Es solo que no se dio la oportunidad, no que no haya querido. - se levanta de su lugar. - Los presentó, Alois, el es mi esposo, Sebastián Michaelis. - señala al azabache. -Sebastián, él es mi amigo… Mi mejor amigo, Alois Trancy.-
-Es un gusto. - responden educados ambos.
-Sí, si como sea… - vuelve a sentarse el príncipe. -¿No tendrías que estar ya en el trabajo? -
-Me dieron el día libre luego de los trabajos que hice para el rey. Pensaba pasarlo con usted, pero no quiero incomodarlos, así que me retiro. Que pasen un excelente día. - sonríe. -Joven Alois, fue un gusto conocerlo. Espero tratar nuevamente con usted. -
-Te aseguro que así será, señor Michaelis. - sonríe para el azabache que solo se da la vuelta para irse sin decir más . - ¿Tu esposo no suele despedirse de ti antes de ir a trabajar? -
-Sabe cuándo no debe hacerlo a menos que ya no quiera tener cabeza. -
-Un hombre tan guapo como él necesita cuidados amigo. Cualquiera que lo desee, hombre o mujer podría quitártelo si le ofrece lo que busca. -
-¿Y? Yo no tengo porque decidir su vida, no soy su dueño. Si quiere meterse con alguien más es su decisión. -
-¿Seguro? No creas que no me di cuenta de que estás celoso y por ello estas molesto. -
-¿Celarlo a él? Eso sí que es gracioso Alois. -
-¿Entonces no te importa que lo corteje? -
-Para nada. Es más, tienes mi bendición. -
-Ciel…
-¿Hmmm? -
-¿Por qué lloras? - limpia con sus pulgares las pequeñas lágrimas que salían de los ojos del menor que pone una cara de sorpresa pues no se percató del momento en que empezó a llorar.
-Seguro que es mi alergia, esta por iniciar el invierno y se incrementa con las bajas temperaturas.- toma una servilleta y con ella seca su rostro.
-Ajá, yo creo que tu lloras porque te asusta la idea de perder a tu esposo aunque tu no haces nada por retenerlo.-
-¿Por qué me esforzaria en retenerlo? Nosotros 2 no somos más que un par de desconocidos que juegan a la casita. - se levanta de su lugar. -Sí quieres a Sebastián puedes quedartelo. - se aleja del cenador dejando al pensativo rubio.
-¡Ciel! -grita el rubio desde su lugar a lo que el menor voltea curioso. -¡Repite eso hasta que tú mismo lo creas! -
-¡No creo en mentiras! -
-Hace nada estabas de muy buen humor, hablabas de lo bueno que es contigo tu esposo, de cómo te ha dejado seguir con Elizabeth pese a ser el tu pareja oficial, y luego te volviste loco y hablaste con mucho despecho. Estas celoso… Los celos son muy malos, pero se pueden corregir, tan solo dejame ayudarte a ser feliz con tu hombre. -
-No creo que eso pase, pero has lo que quieras.-
-Bien, entonces hay que irnos de aquí, no quiero estar bajo el ojo vigilante de tu padre… o de mi hermano. -

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Les traje una bonita maza medieval porque sino están deseando ocuparla ya, seguro que al la siguiente si que la querrán en sus manos

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Les traje una bonita maza medieval porque sino están deseando ocuparla ya, seguro que al la siguiente si que la querrán en sus manos...
Nos leeremos pronto...

CIEL (NO) ES UN DONCEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora