XLVIII

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-Tenemos que hablar. - 

-Claro, ¿De qué? - pregunta el azabache tratando de sonar tranquilo aunque en el fondo tiene la corazonada de que nada bueno va a pasar. 

-Realmente ni siquiera se por donde empezar…

En estos días que estuviste lejos hice muchas cosas, de las cuales hay un par que no me enorgullecen… Sebastián, te quiero, eso jamás lo dudes, no importa el cómo actué, sino lo que siento por ti. Es algo real y muy fuerte. - 

-Lo sé, pero empiezas a preocuparme. ¿Qué fue lo que pasó? - observa fijamente al menor que desvía la mirada. - ¿Fuiste a ver a la señorita Elizabeth y terminaron retomando su relación? - 

-¡NO! - interrumpe de inmediato el menor. -La vi, pero en realidad ella fue a buscarme el día de mi cumpleaños para darme un obsequio y en realidad ni siquiera fue para mi… me dio una manta para cuando tu y yo tengamos a nuestro hijo. Luego salimos… Fue una tarde agradable de amigos. Ella me platicó que sale con un chico y yo le dije que ahora quiero a mi esposo. - sonríe. -Ahora solo somos muy buenos amigos. - 

-¿Y eso te tenía tan nervioso? - sonriente revuelve la cabellera del menor. -Sé lo especial que es ella para ti. Me alegra mucho que de nuevo se lleven bien. - jala al príncipe para que se recueste con él. -¿Listo para dormir? - 

-Aún no. - vuelve a sentarse. -¿Recuerdas que más temprano me preguntaste cómo tomé el que no hayas llegado en ese barco?-

-Claro, pero evitaste un poco la cuestión. ¿Pasó algo?-

-Yoooo… En realidad lo tomé muy mal… Ni siquiera espere a que me dieran una explicación, sólo me fui muy molesto al bar de la industria. - 

-¿Actuando impulsivamente de nuevo, cariño?- bromea el militar tratando de que el príncipe se relaje un poco. -¿Por qué sigues tenso? - 

-Bebí mucho. - responde en un susurro muy bajo. 

-El alcohol no es precisamente lo mejor para tu cuerpo, pero si te gusta lo entiendo, aún así procura que no se te vuelva un hábito. - 

-Sebastián… En ese lapso de tiempo hice un montón de estupideces.- posa sus manos sobre los labios del militar al notar que este iba a hablar. -No llevaba dinero y estaba tan enojado, que le di mi anillo de matrimonio a la tendera como pago. - retira sus manos. - Bebí demasiado pese a la posibilidad de que podríamos tener un bebé en camino y… Te fuí infiel. - 

-Sí que aprovechaste el tiempo en mi ausencia.- responde el azabache extrañamente tranquilo volviendo a recostarse dándole la espalda al menor. 

-¿Solo eso vas a decir? - pregunta confundido tocando el hombro del mayor a lo que este se aleja tanto como puede, quedando en el borde de la cama. -Sebas… 

-¿Qué quieres que diga exactamente Ciel? - se sienta para encarar al menor. -Honestamente nunca espere fidelidad en nuestro matrimonio, así que no me sorprende que hayas tenido relaciones con una mujer. - 

-No se consumó… Lizzy apareció para detenerme antes de que ese hombre me hiciera algo. - 

-Viva la vida, 2 para complacerte… Quizá más.- se levanta de la cama dispuesto a irse, sin embargo el menor lo detiene. -¿Te obligaron o algo así? - 

-No exactamente… No estaba pensando con claridad. - 

-Eso no te lo creo Ciel, has demostrado ser alguien que piensa bien las cosas antes de actuar. - 

-No últimamente. Solo actuó de forma impulsiva y muy estúpida. (suspira) Ahora que lo pienso, los hombres no me resultan atractivos como lo hacen las chicas, de hecho, me provoca nauseas la sola idea de estar con uno. - 

CIEL (NO) ES UN DONCEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora