CIEL (NO) ES UN DONCEL.

IV

-... De nuevo se equivocó en sus votos príncipe, no parece querer que se lleve a cabo esta boda. - gritaba exasperado el abad.

-¡Es que no quiero!-

-¡Ciel!- gritaba enojado el rey. -Tomen un descanso por favor, vayan al comedor donde les espera un banquete de bienvenida.- sonríe el monarca a lo que todos los allí presentes salen de la sala, no por la comida, sino por temor a ver sus cabezas rodando. - Serías tan amable de decirme, ¿que fue todo ese numerito? -

-Lo obvio padre, sabes que no estoy de acuerdo con este matrimonio y no me voy a cansar de demostrarlo hasta que desistas de ello. -

-¿En serio? ¿Faltando una semana corazón?- pregunta con tono burlón. - No voy a dar marcha atrás Ciel, no lo hice antes y no lo voy a hacer ahora, te recomiendo que mejor pongas una buena cara a la situación, quién sabe, si logra preñarte pronto podrán separarse a los 3 años y no 5 como lo estipula el contrato. -

-Ósea que, ¿vendes a tu hijo?-

-No, más bien le compró un esposo a mi hijo. Ya sabes, nada de esto sería necesario si al menos sirviera para poder embarazar a una mujer. -

-¿Por qué me odias tanto? -

-Lo cierto es... Que no te odio. Eres mi hijo y lo más preciado que tengo, pero como familia real tenemos responsabilidad con el pueblo, hay que cuidarlos y otorgar un heredero para seguir con la línea de sangre. -

-Ese heredero es lo más importante para ti, tanto que no te importa con qué clase de militar salvaje me vas a casar. -

-¿En serio crees eso? - pregunta arqueando una ceja. -No le entregaría a una bestia a mi pequeño hijo. - sonríe. -Te elegí un buen hombre Ciel, solo tienes que comprobarlo por ti mismo. Ya sabes, tal vez podrías iniciar bien antes de la boda. -

-Lo voy a intentar. -

-Excelente. Ahora vamos por un bocadillo de ese enorme banquete porque los ensayos fallidos me dan hambre...

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-No te veo comiendo nada teniente. - hablaba el príncipe que le ofrecía una rebanada de pastel de chocolate al azabache. -Espero que no rechaces esto, elegí lo mejor para ti. -

-¡Ah! Gracias Alteza, pero no se hubiera molestado. -

-Esta bien, supongo que es una de las cosas que debemos hacer tomando en cuenta nuestra situación. -

-Es cierto. Muchas gracias. - toma el plato.

-¡Dios! Olvide el tenedor, ya vuelvo. - se aleja y regresa unos segundos después. -Listo, por favor pruébalo. -

-¿Está seguro que quiere que yo lo pruebe primero? -

-Sería lo ideal teniente, lo traje para ti. - ante lo dicho por el príncipe el azabache de inmediato prueba aquel pastel encontrándolo deliciosamente amargo. - ¿Y qué tal? -

-Una excelente elección Alteza, aunque creí que usted tenía más gustos dulces. -

-Bueno, si, pero alguien me dio un consejo y me dijo que tú prefieres los sabores menos dulces. Teniente, considerando nuestra situación creo que tu forma de dirigirte a mi es incorrecta. -

-¿De que habla alteza? ¿Le he faltado al respeto de algún modo? - pregunta nervioso.

-Nada de eso teniente, más bien creo que considerando que dentro de casi nada seremos esposos deberías llamarme por mi nombre y todo lo que ello conlleva, más específicamente tutearme. -

-¿Tutearlo? Eso sería muy irrespetuoso de mi parte. -

-Bueno, es cierto, pero Tratándose de mi futuro esposo creo que es lo adecuado. Solo inténtalo, al menos estando en público, ya sabes, para que no sea tan notoria la farsa. -

-De acuerdo...

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-... Y por el poder de la luz que baña todo Albión yo los declaro esposos, puede besar al marido. - ante lo dicho por el abad el príncipe se gira para recibir el beso del militar, sin embargo este solo se limita a besar su mano.

-Supongo que escucho al abad, ¿No teniente? - pregunta el rey.

-En efecto lo hice majestad. -

-¿Y entonces? -

-La tradición mi señor, recuerde que el beso real no puede ser visto hasta después del matrimonio.-

-Muy listo teniente, pero le recuerdo que no quiero errores. Además aquí solo están las familias de ambos, ni más ni menos. -

-No se preocupe mi señor, le aseguro que ese día no habrá ninguno. -

-Eso espero, teniente. - responde serio. -Creo que este será nuestro último ensayo, por fin lo hicieron todo bien, salvo el beso pero han apelado a la tradición y como tal debemos respetarla. Pueden retirarse amigos.-

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