LII

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… Sebastián. - 

-El ya no está… - endereza su rostro dejando ver por fin sus ojos de un tono rosado fluorescente. -Yo soy… El rondador…

… 


-Sebastián… No… Para por favor. - rogaba el príncipe al borde de las lágrimas. -Nuestro hijo Seb… Reacciona… - ruega al borde de la inconsciencia. 

-Deja de llorar, luces patético. - responde la cosa soltando por fin al menor. -Dañarte sería dañar a mis intereses y no estoy dispuesto a dejar que eso pase… He esperado siglos para tener al portador perfecto para mi poder, lastimarte a ti es asegurarme de que este idiota.- señala su propio cuerpo. -Haga algo que lo va a arruinar. - 

-¿Qué le hiciste a Sebastián? - 

-Tu esposo está bien si es que eso es lo que preguntas. Sirvan a mis intereses sin protestar y entonces, les dejaré vivir una vida tranquila. - jala al menor para levantar la parte superior  de su ropa, dejando un espacio suficiente para tocar su piel desnuda, lo cual le hace esbozar una sonrisa de victoria. 

-Quita tus manos. - empuja al mayor. -Tienes el cuerpo de Sebastián, pero no eres él… Ni sueñes que deje que me toques. - 

-No tengo interés en fornicar con un asqueroso humano… - sonríe. -Lastimosamente ahora dependo de uno… Ese humano, me pertenecerá cada noche, hasta el amanecer, después, será tuyo durante lo que dure la luz del día. - 

-Yo no soy sirviente de nadie…-

-¿Ni siquiera por salvar a tu querido esposo? - 

-Sebastián no me necesita, él es muy fuerte, tanto que tuviste que enfermarlo y debilitarlo  para poder tenerlo. ¿Quieres que te diga algo? El es más sorprendente de lo que jamás podrás imaginar… Cuando menos lo esperes va a destrozarte. - 

-Que bueno que a él lo tengo bajo mi dominio, y contigo será lo mismo, ¿Quieres saber cómo?-

-¿Y qué me puede ofrecer algo incorpóreo como tu? - 

-Aquello que más anhelas, una vida tranquila al lado de tu esposo y del hijo que llevas en el vientre. - 

-¿De qué hablas? Yo no… 

-¿Acaso dudas de mis poderes? Puedo sentir su presencia dentro de ti… También el sexo. ¿Quieres saberlo? - 

-Yo…  Sebas… ¿Sebastián lo sabe? -

-Aun no, pero si quieres podemos dejar que se entere, ya sea que él lo recuerde o tu mismo se lo digas… 

-Que él no sepa nada aún. - responde muy bajo aún sorprendido por la noticia. 

-Eso dependerá de ti, asegurate de que él obedezca a cada uno de mis mandatos y todo terminará pronto, de lo contrario tu vientre va empezar a notarse y por ahora tienes un mes menos de tiempo. - 

-Lo haré, solo por favor no lo lastimes, deja que el vuelva a salvo.-

-El dueño de este cuerpo tiene una profunda fe en su esposo, una en la que piensa que siempre hará lo correcto, algo que empezaré a creer yo mismo, así que no lo arruines niño, y entonces serás bien recompensado… 


Esa mañana abrió los ojos y se encontró con un paraíso en el desierto, un oasis sacado de un sueño, sin embargo no encontraba ningún rastro de su esposo… Y pensándolo bien, de ningún otro humano cerca…

CIEL (NO) ES UN DONCEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora