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-¡Quitense! ¡Déjenme pasar! -  se oían los gritos de una mujer que discutía con los guardias.
Mientras tanto, dentro del comedor se encontraban los reyes almorzando con los nuevos esposos y la familia de su yerno.
-Ciel…
-Sí, padre. -
-Dime que ese alboroto no es causado por tu amiga otra vez. - pregunta levemente molesto el rey y cuando digo levemente molesto es porque poco le faltaba para echar espuma por la boca debido a la ira.
-Yo no lo sé padre, iré a ver ya mismo. -
-No mi niño, tú te quedas aquí. - sonríe. -Capitán, ¿Sería usted tan amable de hacernos los honores? -
-¿Yo?... Es decir… Desde luego mi rey. - se levanta de su lugar y sale al recibidor encontrándose con que la chica del príncipe manoteaba contra los guardias buscando entrar.
-¿No le parece que es muy temprano para hacer un alboroto, señorita? - habla el militar parado junto a la puerta.
-¡Tú! ¡Me prometiste algo! ¡Diles que me suelten! - gritaba la rubia a lo que el militar se carcajea discretamente antes de indicar con un ademán que la suelten. -Muévete, quiero ver a Ciel. - intenta empujar al azabache, sin embargo este la empuja haciéndola caer sentada.
-No pensé que usted fuera alguien tan descarada. - con otro ademán indica a los soldados que se retiren a lo que estos asienten y se van. -Primero me amenaza de muerte y luego se tira a mi esposo el día antes de la boda, vaya zorra. - se arrodilla junto a la chica. -Usted fue la primera en olvidar el trato, no veo el porqué de su presencia. Ahora si me disculpa, mi esposo me espera allá adentro. - se levanta y se va, sin embargo la rubia lo empuja de forma violenta contra la puerta alarmando a todo mundo que de inmediato sale del comedor a ver la situación.
-¿Estás bien? -  la madre del azabache se acerca a ver que este no se encuentre herido.
-¿Qué haces aquí? - pregunta enojado el príncipe revisando a su esposo.
-Ciel, yo vine a visitarte, quería pasar el día contigo. -
-Vete por favor. - habla con la voz temblorosa.
-Pero Ciel… -
-¡Que te largues! - grita el menor de manera brusca tratando de darle a entender sus nervios a la rubia.
-Él empezó, él me empujó primero. ¡Tienes que creerme, yo soy tu mujer!- responde la rubia defendiéndose.
-¿Qué? - pregunta sorprendida la hermana del azabache que salía junto con la reina.
-Lo que oíste Sully. - se levanta el azabache. -Esta señorita se metió con mi esposo la noche antes de la boda, en teoría es su mujer. - responde victimizándose un poco, divertido de la escena tan dramática que ha creado.
-No puedo creerlo Ciel, me decepcionas por completo. - habla la reina que vuelve al comedor.
-Madre yo… ¡Ya estarás contenta Elizabeth!- mira decepcionado a la joven antes de irse siguiendo a la reina.
-Ciel. -
-¡Zorra! - y antes de que la rubia pueda reaccionar la pequeña Sullivan rocía el rostro de la otra con una especie de polvo verdoso que la hace gritar de dolor.
-Señorita Sullivan. ¿Qué fue eso? -  pregunta sorprendido el rey.
-Algo que inventé yo señor. - sonríe. - Aunque esta no era la situación en la que quería mostrárselo. -
-Me gusta. Usted y yo hablaremos de negocios más tarde. Ahora volvamos, el desayuno se enfría.  Después de usted. -
-Gracias. - entra seguida del rey.
-Ve con ellos madre, ya los alcanzo. -
-¿Estás seguro, hijo? -
-Claro madre, estaré bien. -
-Bien, te espero adentro. - va con los demás.
-Señorita Elizabeth, según recuerdo lo único que yo le pedí para permitir que ustedes siguieran juntos era que fuera discreta. Comprenderá que después de los alborotos que ha causado los últimos dos días su presencia aquí no es bien recibida. Seré más claro para que esta vez lo entienda, el trato está olvidado, la vuelvo a ver cerca de mi esposo y va a terminar muy mal. Aunque no aseguro quien de los dos. - jala a la rubia del brazo y la lleva casi a rastras hasta la salida. -Gracias por su visita.- saca a la chica y vuelve al comedor.
-¿Todo bien capitán? - pregunta el rey.
-Excelente majestad. - sonríe. -La señorita no volverá a dar problemas en un muy buen tiempo. -
-Eso espero capitán. -

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-Madre. - llama a la puerta de la habitación real. -¿Podemos hablar? -
-Pase. - responde la monarca sin ánimos a lo que el príncipe de inmediato se adentra en la habitación. - ¿De qué quieres hablar, Ciel? -
-Madre, yo…  Escucha, es cierto que estuve con Elizabeth esa noche. Pero eso fue solo una vez. Lo prometo. -
-Eso no importa Ciel. No me hubiera importado si hubiera sido antes y lo hubieran hecho cientos de veces. Pero no en vísperas de tu boda. -
-Es que… -
-Nada. -
-No quería decepcionarte a ti madre. Aún cuando no amo a ese hombre. -
-No importa nada Ciel. - se levanta y sale dejando a solas al príncipe que sale furioso un par de minutos después con claras intenciones de asesinar como mínimo a su esposo.
~~~~

-Capitán. - llega a la biblioteca donde el azabache se encontraba tranquilo leyendo.
-¿Necesita algo alteza? - responde sin mirar al menor.
-Pensé en que sería una buena idea empezar a abrir todos los presentes que nos han dado el día de ayer y empezar a mandar las tarjetas de agradecimiento. -
-Bueno, eso no suena tan mal. - deja de lado su libro. - ¿En donde están los obsequios?-
-En la sala de estudios, acompáñame. - toma al azabache y así atraviesan todo el castillo hasta llegar a un muy espacioso salón repleto de cajas blancas adornadas con lindos listones.
-Son demasiados. - dice asombrado el azabache.
-No tantos. Si hubiéramos avisado de la boda con más tiempo de antelación lo que estaría lleno sería la sala del trono. -
-Eso es… Extraño, pareciera que cada ser vivo en Albión fue obligada a dar más de un obsequio.-
-No creo que eso pase… Tal vez si, ya nada me sorprendería de mi padre. - toma una caja al azar y se la entrega al azabache. -Empecemos con esa. -
-De acuerdo. - toma la caja y al quitar el listón está se desarma dejando a la vista un par de zapatos para bebé de color blanco.
-Intentemos con otro. - el príncipe elige otra caja y se encuentra con un par de biberones.
-Por lo que veo la gente se tomó muy en serio el rumor de la taberna. - habla pensativo el militar cuando destapa otra caja y se encuentra con una docena de pañales perfectamente apilados.
-Los enviaré de regreso. - empieza  juntar todo de nuevo en las cajas. - Y espero que así les quede claro que yo no estoy esperando un bebé. -
-Alteza, ¿No cree que sean regalos para el futuro?
-Pues… Podría ser. - abre otra caja. -Bueno, por fin algo que no es para bebés. -
-¿Qué le dieron? -
-Pues…- con un rápido movimiento toma el objeto y lo pone en el cuello del azabache. -Un bonito cuchillo. ¿No te parece que se siente filoso? -
-Un poco alteza. ¿Tiene algo en mente? - responde completamente tranquilo.
-Quiero hablar contigo y quiero que me respondas con la verdad o voy a cortar tu hermoso cuello. ¿Comprendes? -
-¿De verdad mi cuello le parece lindo? - responde muy tranquilo.
-Bastante, pero no estamos hablando de eso. - presiona más el cuchillo logrando que pequeñas gotas de sangre caigan por la superficie pulida del objeto.
-¿En serio? Ni siquiera me dio tiempo a responder y ya me hizo el primer corte. -
-Eso fue un accidente, pero que bueno que ya sabes que va a pasarte si no respondes con la verdad. -
-¿Y qué quiere que le diga entonces? -
-¿Por qué tuviste que mencionar lo que pasó con Elizabeth justo frente a mí madre? -
-En mi defensa yo solo respondí a la pregunta de mi pequeña hermana, jamás pensé que la reina también estuviera allí. Además la primera en mencionarlo fue la señorita. Su novia para variar viene a causar un alboroto.-
-No hables así de ella, no es su culpa. -
-No dije nada grosero. -
-Pero… -
-¿Terminó de jugar? - con un rápido movimiento hace que el príncipe termine recostado entre sus piernas que se encarga de hacer que sus brazos queden tras su espalda juntándolos hasta que sus codos se tocan.
-Duele. - habla el príncipe tratando de zafarse haciendo que el militar ejerza más presión.
-Puedo ver que aprendió muy bien de su novia los absurdos ataques de histeria sin fundamento. También aprendió a amenazar de muerte a la menor provocación, le diré una cosa; ese infantil comportamiento suyo le traerá un difícil reinado. -
-No soy un niño. -
-Gran parte de sus acciones si lo son, son las de un niño. -
-No eres quien para decirme nada, no eres más que un militar y cuando herede la corona me voy a deshacer de ti.-
-¿En serio? - aprieta más su agarre arrancando un pequeño gemido de dolor del pequeño. - Que bueno que lo menciona entonces. -
-¿Qué tienes en mente? -
-Nada señor, no piense mal de mí. - suelta al príncipe.
-De ti siempre voy a pensar lo peor. Te odio y odio estar casado contigo. -
-Le aseguro que el sentimiento es mutuo alteza. - sonríe y sale del lugar dejando al príncipe completamente furioso pensando en que la única manera de sobrevivir sin perder la cabeza será que la primera que caiga sea la del mayor.

††††



Primer día de matrimonio de los tórtolos y ellos lo inician con toda la actitud. 😍👌
¿Ustedes que opinan? ¿Ciel se olvidó tan rápido de su amor por Elizabeth o finge para proteger a su amada?

Les sugiero que sigan con su elección de team porque este par de brutos se van a pelear un rato y lo de este capítulo será nada comparado con todo lo que se viene.
¿Llegarán a enamorarse algún día o todo se acabará en 5 años?

Nos leemos pronto.

¡Saludos!

😘😘😘

CIEL (NO) ES UN DONCEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora