XLVII

801 77 44
                                    

Por la noche… 

-Gracias por quedarte aquí conmigo Ciel. - besa la mejilla del príncipe. -¿Seguro vas a estar bien aquí? Las noches en el desierto suelen ser muy frías, no quiero que te vayas a enfermar. - 

-No es nada que no pueda soportar. Además el señor Agni dijo que estaba bien que me quedara. ¿Por qué no quieres que me quede aquí? - pregunta curioso sentándose sobre la cadera del azabache. 

-No es eso… 

-¿Entonces? - 

-Solo pienso que es demasiado tentador el tenerte aquí. - besa el cuello del príncipe. -Y no poder hacerte nada… No sabes como deseo poder entregarme a mis impulsos y compensar el tiempo ausente. - 

-Está bien alocarse de vez en cuando, ¿Sabes? - 

-¿En la cama y la casa de un amigo? - pregunta deteniendo un momento sus atenciones. 

-¿No recuerdas lo divertida que es la sensación de peligro? - susurra coqueto cerca del oído del militar. -Juega un rato conmigo capitán Michaelis. - 

-¿Eso quiere Majestad? - susurra del mismo modo, mordiendo el lóbulo del menor. 

-Quiero que me folles tan duro que no pueda caminar mañana. - habla entre jadeos el menor asegurándose de que sus nalgas se froten contra el miembro del azabache que da señales de querer despertar. 

-¿Solo mañana o toda la semana? - con una mano toma por la cintura al menor haciendo que acelere su ritmo. 

-No serías capaz. - reta al azabache, aunque él bien sabe que para su esposo no hay límite alguno. 

-Podría dejarte sin caminar un mes entero. - muerde el cuello del menor que gime. -Te voy a follar día y noche… Lo único que vas a poder hacer va a ser pedir más. - 

-Sigues sonando muy bien en la teoría, pero quiero ver la práctica…

Para cuándo el príncipe fue consciente de la situación se encontraba completamente desnudo acorralado entre la cama y el cuerpo de su esposo que mantenía sus manos atrapadas por sobre su cabeza con su mano derecha, mientras que con la izquierda estimulaba su miembro de forma bastante tosca causándole por momentos gemidos de dolor. 

-S-salvaje. - pronuncia con trabajos una vez que el militar da tregua a sus labios ligeramente hinchados para dedicarse a llenar de besos su cuello, incluso haciendo pequeñas succiones que en un rato pasarían a convertirse en marcas de propiedad. Situación que ciertamente no le resultaba desagradable, menos después de su errático comportamiento. 

-¿Debería disculparme? - 

-Deberías dejar de hacer preguntas estúpidas. -  responde frunciendo el sueño situación que resulta graciosa para el azabache, pero decide ignorar para pasar a atender sus pezones que ciertamente tenían una tonalidad más oscura que las veces anteriores. - ¿Por qué no sigues?-

-Tus pezones… 

-Lo notaste ehh… Tendrán unos 3 días así… Se siente con mayor intensidad el roce de tu cuerpo contra ellos. - responde desviando la mirada lo que hace sonreír al azabache que de inmediato comienza a repartir suaves besos por todo el pecho evitando siempre los pezones. 

¿Le da asco su nueva apariencia? 

Pensó el joven príncipe, lo cual de algún modo lo terminó por cohibir al grado de que quiso empujar al azabache sin embargo este solo sonrió antes de atender esa zona, primero con lentos besos, luego tirando de ellos con sus labios intercalando entre cada uno logrando que los gemidos de su esposo se intensifiquen al grado de transformarse en gritos de placer. 

CIEL (NO) ES UN DONCEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora