Never Over IV

119 17 5
                                    

IV

-Es increíble. ¿Hay algo que no sepas cocinar?- habla sorprendido observando todas las delicias desplegadas en su mesa.

-No estoy seguro de ello, pero sí que debe existir.- pone un plato con pan junto al más joven.

-Si sigues haciendo todo esto me voy a malacostumbrar demasiado y terminaré por morir una vez que te vayas.-

-¿Esa es tu sutil forma de decirme que ya me vaya de tu casa?-

-Oh, no dije eso… Es solo que… Nada dura para siempre.-

-¿Qué?-

-Que tú en algún momento vas a volver a tu hogar o a casarte y buscar tu propia casa. No vayas a pensar cosas raras sobre mi.-

-En realidad lo único que pienso es que tienes mermelada de ciruela en la punta de la nariz. ¿No lo notaste?- con una servilleta limpia delicadamente el rostro del joven. - ¿Quieres té con eso?–

-M-mejor después… Tengo que irme ya a trabajar.- responde nervioso el joven aunque no sabe exactamente por qué motivo.

-¿Quieres llevarte algunas tartas para comer en el día?-

-N-no… Solo olvídalo, iré a trabajar ya. Te veo por la madrugada.-

-Cuídate.-

-Ya cierra la boca, ni que fueras mi esposa.-

-No, no más bien tú serías mi linda esposa.- responde sonriente haciendo sonrojar al menor.

-Ni en tus sueños. Además yo soy quien trabaja mientras tú estás aquí en casa todo el día. Solo te falta cuidar a nuestros hijos… Oh claro, somos hombres y no podemos. Deja de pensar en estupideces Sebastián o te echo de mi casa.-

-Bien, ya no digo nada. Me voy contigo, quiero ir a comprar unas camisas al mercado. ¿Tienes tiempo de acompañarme a la sastrería?-

-Siempre y cuando prometas no decir otra tontería.-

-No diré nada.- sonríe.

 

-Creo que tengo algo que puede quedarte. Pasa al probador.-

-¿Vienes conmigo, Ciel?- pregunta caminando tras el sastre.

-Siempre y cuando no tardes demasiado.- camina tras los otros 2.

-Con ese tono de piel va a ser muy difícil que te quede otro color de ropa que no sea negro, afortunadamente a mi me gustan los retos  y no tengo imposibles.- así que date prisa. -Inicia con  esta, esta y esta.- arroja un montón de camisas hacia su cliente.

-¿Me ayudas?-

-Ya camina.-


-¿Estás bien?-

-Cla- claro. ¿Por qué lo preguntas?-

-Desde hace un rato tu cara está roja y evitas todo contacto visual conmigo. ¿Te gusto…

-¡DEJA DE IMAGINAR COSAS!-

-Deja de interrumpir a los demás cuando hablan. Yo creo que te gusto la empleada de la sastrería. Y creo que deberías invitarla a salir. Mañana te prepararé chocolates para que…

-¡NO! Deja de imaginarte cosas. A mi no me gusta nadie, soy el equivalente a un viudo, nadie me va a gustar mas que ella.-

-¿No crees que tu pareja querría que siguieras con tu vida y fueras feliz?-

CIEL (NO) ES UN DONCEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora