El corazón

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Ya no puedo regresar entiéndelo, trabajo para el. Pero si volvieras a estar en el mismo apuro....no dudaría en hacerlo de nuevo.

Me fui del lugar en dónde nos encontramos, el seguramente se opondría a qué me marchara.
Pero eso sería algo muy malo para mi hermano.

Pensé que jamás podrías huir de ahí. Considerando que es tu hermano, debió de haber sido mucha fuerza de voluntad—hablo la mujer sombra.

—Tienes razón, solo fue una mala jugada del destino y ya.

—Regresemos.

—Si tienes razón.

El regresar en ese momento a la fortaleza era mi única salvación. No quiero verlo de nuevo o si no.... mi mente no lo soportaría.
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—¡Gyo gyo gyo gyo!. Parece que tienes problemas—pronuncio en tono burlón.

Me límite a ver, si comienzo una pelea con una luna superior sería muy malo para mi.

—¡Haha¡ ¿Ese muchacho hablara con el?.

Las lunas estaba presentes, todas las superiores. Todos me miraban con repugnancia y susurraban mientras reían sin pena alguna.

Vamos, vamos Tsukamatta-dono aún es joven—por lo menos el trata de ayudarme.

¿Pero que rayos dices Douma?. El es un despreciable inferior. Estoy seguro que su castigo será la muerte.

Pasaba entre ellos, hasta llegar con ese hombre. Quien estaba mirando arriba de todo y con un toque de desprecio en su mirada hablo.

¿Que haces aquí?.

—Es bueno verlo señor.

—Cierra la boca, nunca te di órdenes de abrirla—tenía miedo de verlo a la cara—todavía tienes el descaro de regresar. Después de haberte encontrado con el enemigo.
¡Debiste de haber peleado hasta que alguno de los dos muriera!.

Con el movimiento de su mano mi cuerpo comenzó a doler de una manera indescriptible. Entre risas de las lunas superiores, mi cuerpo fue comprimido con brutalidad.
Al estar en el suelo retorciéndome de dolor sentía que mis órganos serían expulsados.

¡Hahahahahaha!.

Las risas de ellos era lo único que escuchaba. Lograba ver qué Douma sujetaba con fuerza su abanico. Su mirada estaba atenta, pero sus ojos demostraban otra cosa.

¿Disculpe señor?—pronuncio con una sonrisa, todos guardaron silencio—lamento mi imprudencia pero ¿Que tal si le damos una segunda oportunidad?.

La presión en mi cuerpo dejo de sentirse.
Mi respiración volvió a la normalidad, mi pecho sintió tranquilidad.

¿Por qué debería?.

—Tsukamatta-dono ha tenido un desempeño impecable estos últimos meses. Merece una oportunidad por lo menos.

Pense que tenías en la cabeza un cerebro, pero con esto demuestra que no tienes nada—pronuncio la mujer luna.

Que graciosa Daki-san—se burló.

Nunca le he perdonado algo así a nadie, si ustedes fueran no cabría duda que me desaría de ustedes.

—Se lo suplico mi señor. Después de todo yo fui quien lo trajo. Debo de abogar por el.

El pensó durante unos segundos, mirando en todas direcciones.

—¡Escuchenme bien todos!—exclamo—espero que les haya quedado claro lo que pasará si alguno de ustedes no logra ni asesinar a algún pilar, si ustedes escapan como los cobardes que son. Su destino será la muerte.

—No se preocupe por eso señor, nosostros somos los mejores de entre todos. Les traeremos más de dos cabezas de esos pilares.

—Me alegra escuchar eso. Me siento tan tranquilo al saber que puedo confiar mis esperanzas en ustedes—el borró su malévola sonrisa al mirarme—en cuánto a ti, tu castigo será mucho peor que la muerte. Pero creo que ya sabes lo que se siente.

Mi cabeza comenzó a pensar. ¿Que castigo será?. Tengo cierto temor referente a sus palabras.
Trague saliva con problemas.

Tu te mereces sentir el mismísimo infierno, eso que hice fue a penas una pequeña parte.

—¿Qué?.

La habítacion cambio en un parpadeo, fue todo tan rápido. El no estaba frente a mi y no estaba con los demás.

¿Que es esto?.

Mire en todas direcciones intentando asimilar lo que pasó. Me percate que estaba en un lugar cerrado hecho de unas grandes paredes de roca. Hacía frío ahí, una puerta estaba frente a mi iluminando un pequeña parte de mi rostro.

¿Esto es una celda?.

Me levanté, acercándome a la puerta me di cuenta que estaba solo. No había nadie. Los barrotes poseían un olor desagradable. Con mi brazo cubrí mi nariz.

Huele horrible.

Tiene el aroma de las glicinias, a decir verdad lo tiene en todos lados. Estoy atrapado completamente.

No he conocido un lugar así. Con esta forma parece que estoy bajo tierra.

No puedo acercarme a la puerta y ni hay lugar en el cual pueda escapar. ¿Que me tendrá preparado el?.
Me quedé sentado esperando, ni siquiera sabía que esperaba.

¿Salir? Dudo mucho ya que no hay nadie.
Supongo que me quedaré aquí.
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—¿Señor, dónde está Tsukamatta-dono?. No lo he visto en días.

—El está en un lugar, pagando por lo que hizo.

—Pero el no morirá si sigue ahí ¿Verdad?.

—Es un demonio, hasta que no le corten la cabeza no morirá.

🍃🍃

—¡T-tengo que comer!.

Mis manos temblaban, mi mente pensaba en comer. Había perdido toda noción de tiempo.

Ten-go h-hambre.

Ya no soporto estar aquí. He estado arañando las paredes para que alguien me saque de aquí. He estado golpeado la puerta pero no logro derribarla.

¡¡Saquenme de aquí!!¡¡Te lo suplico señor, no volveré a huir, se lo juro!!.

Por mas que gritara para que el me escuchará nadie venía por mi. Mis ganas de salir se transformaba en  impotencia y las lágrimas no se hicieron esperar.

Me tenía que refugiar en una esquina de la habitación que me mantenía fugitivo. No sé cuántos días han pasado, no sé si es de noche o de día.

Tengo que salir de aquí.

Mi ira era desatada con facilidad, pero como no tenía nada. Mis propias uñas se clavaban en mi piel haciéndola sangrar. El dolor era casi imperceptible ante mi situación.

❄️❄️❄️

Me recosté en el suelo cuando mis energías se agotaron. Mis brazos rodearon mi cuerpo y con dificultad me encojí de hombros.

Hermano~~—pronunciaba cada vez que temblaba.

Mi mente dibago en lo más profundo de mi recuerdos, refugiándose de lo exterior.
La comida que mamá nos preparaba comenzó a llegar a mi imaginación. Veía a mi familia comiendo con una cálida sonrisa, mis hermanos estaban conmigo. No estaba solo como ahora.
Lágrimas salieron sin previo aviso, se deslizaban lentamente hasta llegar a mi mejilla y caer rotundamente en el suelo.

Como los extraño.






El cazador de hielo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora