Pesadillas

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El lugar era silencioso, no había ni rastros de personas.
O eso pensaba, la risa de unas niñas salió de una habitación, llamando mi atención.

Por favor esperen un momento—pronuncio.

Ella se alejo, dejándome con mi hermano.

Parece ser que despertamos a las demás—se escucho dudoso.

No quise hacer más preguntas así que me quedé callado.
Tiempo después llegó la pilar y nos llevó a una habitación. Esa habitación tenía un olor a medicina y hierbas, supuse que sería una enfermería.

Espera aquí Akemi—su dulce voz era un tranquilizante para mí.

No había conocido a una persona con tal tono de voz.

Me dejó sentado en una cómoda cama, para salir y cerrar la puerta. No debía quitarme la venda hasta que estuviera totalmente curado de esa maldición.

Unos minutos después, ella llegó, para explicarme qué debería hacer de acuerdo a Tamayo.

Bien, primero deberás de cambiar de ropa para que estés más cómodo. Makoto me dijo que jamás te quitará la  tela que traes puesta en los ojos, pero será difícil quitarte y ponerte la camisa.

—Entiendo.

—Te la quitarás pero mantendrás los ojos cerrados. ¿Está bien?.

—Si, no hay ningún problema.

—¡Excelente!— pronunció con alegría —entonces hago entrega de tu ropa.

El contacto con la tela de la ropa era tan suave que podría jugará que estaba acariciando una oveja bebé. Lo que me hizo sonreír.

Que bonita sonrisa— dijo para después soltar una leve risa.

Lo siento— pronuncie —es que la tela es muy suave. Pensé que acariciaba una oveja bebé.

—Tambien pensaba lo mismo—sabia que ella estaba regalando me una sonrisa — entonces me marchó para ir puedas estar a solas.

Será un verdadero reto, pero si todo fuera fácil todos podrían hacer lo mismo.
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Con una enorme paciencia y una increíble habilidad. Logré cambiarme de ropa y justo a tiempo, la mujer que me atendió y me dió indicaciones entro en el lugar.

Pensé que no podrías tu solo.

—Pensaba lo mismo, pero resultó que era muy habilidoso.

Ella soltó una risita.
Sentí una leve brisa frente mío, supe en ese instante que estaba enfrente.

Traje una venda para cubrirte tu vista. Si continuas con esa tela sucia podrían contraer una infección.

Pensaba que los demonios éramos inmortales, eso incluía cualquier enfermedad que para la gente común sería letal.

—No digas ni una palabra más, así que te pondré la venda aunque sea a la fuerza—su tono de voz cambio a uno amenazante.

Rendirme es la mejor opción, sería horrible caer en manos de la persona frente a mi.

Como si fuera un cachorro, deje que hiciera lo que quisiera. Mientras me esforzaba por mantener los ojos cerrados a toda costa. Después me dió algo para comer y después me debería ir a dormir o...al menos intentar conciliar el sueño.
Pues además de ser un demonio, pesadillas inundaban mi cabeza. Lo más seguro es que el este jugando con mi cabeza de nuevo.

El cazador de hielo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora