Un demonio muy idiota

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¡Sumi!¡Sumi!—llamaba exaltado—¡¿Dónde estás?!.

El buscar en toda la habitación sería algo inútil, pues la única pista de ella era el perdedor que tenía.

Si tan solo tuviera el olfato que poseía antes sería más fácil seguír su rastro.
Me encontraba buscándola por todos lados, incluso en el jardín. Pero nada.
Ningún rastro de ella por ningún lado, me comenzaba a asustar; cuando pasaba por la enfermería Kanao salió de ahí.

¿Que haces?—pregunto.

Kanao necesito tu ayuda.

Lo más seguro es que se dió cuenta de mi situación.

¿Que sucede y por qué estás tan asustado?.

—Sumi no está—solte.

¿Sabes a dónde fue?.

—La última vez que la vi, fue cuando dejamos a las demás y cuando regrese ya no estaba.

—Akemi quiero que te calmes. La encontraremos no te angusties.

Solo ascentí. No quería causar más problemas, pero esto de verdad es angustiante.
Lleve a Kanao a la sala de estar y le mostré el prendedor que encontré, ella lo examinó detenidamente; logro encontrar algo que yo jamás hubiera hecho.

—Tiene rastros de tinta. Además, que está un poco maltratado.

—Eso podría ser por qué Sumi lo utiliza mucho.

—¿Donde dices que lo encontraste?

—Afuera, exactamente cerca de la puerta corrediza.

Guardo silencio unos minutos. Permanecía inmóvil examinando el adorno.

Fue un demonio. Estoy segura que lo fue.

—¿Pero....en dónde buscaremos?.

—Si buscamos detenidamente la encontraremos.

—Pero y si se la llevaron no podemos alcanzar al culpable.

Kanao parecía mantener el control de la situación, pero por dentro parecía asustada. Mientras pensábamos, los gritos de Sumi afuera de la finca. El demonio que la capturo era demaciado idiota como para llevársela y después intentar comerla a las afueras del lugar.

Kanao y yo salimos de la casa; nos encontramos con Sumi que estaba por ser comida por el demonio. La sujetaba fuertemente de la ropa elevandola del suelo.

¡Ayuda!— gritaba ella.

Nadie te escuchará— dijo con malicia.

Kanao se acercó y saco su espada, el demonio no nos había notado.

Asqueroso demonio— dijo en tono amenazante —¿Cómo te atreves a secuestrar a una niña?.

El monstruo nos miro y se dió cuenta de su terrible error.

¡Kanao~!— las lágrimas de la niña se desbordaban por sus mejillas —~ayudame Kanao~.

Se notaba que Kanao estaba furiosa, pero no por que encontrará al demonio culpable si no por que secuestraron a alguien de su familia.
Rápidamente Kanao me arrebató a Sumi de las manos de ese demonio.

Por favor llevala a la finca— obedecí y entre a la finca.

Pero al pasar por la puerta, escuché los quejidos del demonio que estaba afuera. Decidí mejor dejar que se desquitará un poco.

El cazador de hielo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora