La cura

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Mis párpados se abrieron como si mi vida dependiera de ello. Las voces se calmaron y el silencio reino en la habitación, buscaba con mis manos a mi hermano. Pero nada.

Makoto ya no estaba, al parecer se fue justamente después de que caí dormido. No le tome mayor importancia, era de noche todavía pues lograba escuchar a los grillos cantar.
Eran muy pocas mis esperanzas de volver a conciliar el sueño, mi única alternativa era salir de esa sofocante habitación de cuatro paredes para tomar aire.

Mis pies tocaron la fría madera ocasionando un escalofrío. Me levanté y comencé a moverme mientras me sujetaba de las cosas que habían a mi alrededor. Tenía miedo de tropezar o de tirar algo. No quería despertar a los demás.

Cuando comenzaba a perder las esperanzas, mis dedos llegaron hasta la puerta, dándome un alivio enorme.
La abrí sin hacer ruido y salí a ciegas, no conocía el lugar y podría chocar con los muebles que estuvieran ahí, bueno, si es que tenían.

No puede haber un escenario peor que esto. Pero debo de salir, si no, jamás podría estar tranquilo ahí dentro.
La fría brisa de la noche me dió una señal, la dirección en dónde debía ir. Si entraba esa deliciosa brisa, significaba que había una puerta o una ventana donde saldría al exterior.

Llegué a casi arrastras. Pero logré tocar la fría puerta deslizante con mis propias manos. Lo cual era un alivio.
Podía sentir el frío traspasando la puerta, la abrí y mis hombros se relajaron, solté un suspiro y camine con total seguridad.

¿Por qué no tenía miedo de que en algún momento logrará llegar al suelo?.

Me sentía bien que el pasto del lugar tocará mis pies. Caminaba sin rumbo alguno, pues no sabía en qué lugar de la casa estaba ubicado y aunque supiera no podría pensar siquiera en el jardín de esta finca.

Decidí caminar hasta que llegue a un lugar, escuchaba agua callendo cerca de ahí. Posiblemente sea una fuente o esta casa tenga un arrollo cerca. No lo sé, solo me acerque para investigar.

¿Que haces aquí Akemi?.

Jamás escuché que se acercó, ni siquiera supe si me estaba viendo. Lo único que hice fue brincar del susto que me dió.

¡Lo siento!—exclame—solo quería tomar aire fresco.

Que irrespetusoso de mi parte, dibagar en una casa que no conozco y que además le pertenece alguien. Seguramente está molesta por estar caminando de aquí allá.

Una disculpa, te asusté.

¿Acaso no está molesta?.

No claro que no. Entiendo perfectamente que estar en una habitación es muy incómodo. Así que no te debes disculpar.

Gracias señorita.

Guardo silencio.

Deberías entrar—interrumpió—esta a punto de amanecer.

No me había dado cuenta. Cómo estoy en la sombra no lo había notado. La luz del sol traspasa la venda.
La mujer me tomo de la mano y me guió hasta en interior de la casa.

No te preocupes, ya estás dentro.

De nuevo muchas gracias.

Pronto irás con Tamayo. Ella te tratara después de unos minutos.

Comprendo.

Trata de estar tranquilo. Ella hace un buen trabajoella guardo silencio y continuamos caminando.

Llegamos hasta la misma habitación, podía saber que nos acercamos antes de llegar al largo pasillo. Me sento en la camilla y me dijo que esperara.

Y así lo hice. Espere por unos cuantos minutos hasta que el hedor de una mujer llegó hasta mi nariz. Venía hacia aquí. Seguramente ella era Tamayo.

La puerta su abrió, me sentía impaciente por saber si me podrían curar. Mis manos apretaron la camilla con miedo. Los pasos se acercaban a mi y una mano tocó dulcemente mi hombro.

Holasaludo.

Yo con temor pensé las palabras que diría. Pero no logré decirlas.

Espero que te encuentres bien.

Sisolo logre decir eso.

Por favor acompáñame hasta el salón.

Sin dejar de sujetar mi brazo ella me guió por la extensa casa hasta una cierta habitación. Eran tantos los caminos que tomamos que no logré recordarlos.

¡Que grande es está casa!.

Llegamos.

Entramos y me pidió que me sentará. Yo solo obedecía. No quería causarle problemas a nadie.
Tamayo se sentó frente a mi y comenzó a explicarme.

¿Eres Akemi no es así?.

Si señora.

Eres un demonio igual que yoeso me sorprendió.

Ella no me parecía un demonio. Mucho menos logré pensar eso, aunque ahora que lo pienso.....ella no olía como los humanos ni como los demonios.

Asi es.

Se que Muzan está escuchando.
Es bueno que tengas los ojos cubiertos para evitar que te encuentren. Fue una buena idea.

Gracias.

Como sabrás, tu hermano me habló sobre tu situación y pensé que podrías ayudarme.

¿Para que?¿Si es que se puede saber?.

No hemos sabido si funciona la cura. Necesitábamos a alguien para que hiciéramos la prueba.

No dijeron nada de esorespondí —todos me hablaron sobre que existía una cura para la maldición de el. Pero nunca mencionaron que necesitaban un conejillo de indias para saber si su medicina era eficiente.

Sabía que no estábamos solos, la presencia de alguien en la esquina de la habitación me hizo saberlo.

Se que no estamos solos, hay un chico molesto por cómo le hable señora Tamayo. ¿Puedo saber tu nombre?

El es Yushiro. Mi ayudante .

Lo noto un poco enojado.

¡Señora Tamayo, no puedo permitir que le hable de esa forma!

Por fin puedo escuchar tu voz— pronuncie.

Yushiro, el no me faltó al respeto. Hablo de la manera más cordial posible, jamás trato de hablarme de una manera grosera.

Escuché que el chasqueo la lengua. Tiene un mal carácter por lo que escucho.

Por favor, espero entiendas que también hay alguien que tiene las mismas esperanzas sobre esta medicina. Te ruego....por favor ayúdanos.

¿Debo de aceptar? Tampoco sería bueno rechazar su oferta, vine por eso después de todo.
Pero nunca me dijeron la verdad.
Nadie quiere que se entere de esto, quieren que lo mantenga en secreto.

¿Señora Tamayo?. ¿Alguien más lo sabe?. Además de nosotros tres.

Solo la pilar del insecto. Somos los únicos que lo sabemos.

Si la cura resulta ser inútil ante mi y me quitan la venda, el sabrá que estoy aquí y vendrá. ¿Ustedes saben los riesgos?

Por supuesto que sabemos. Pero tú eres el único que tiene la maldición de Muzan y además un demonio. Actualmente tenemos dos personas que son demonios pero la segunda está en un lugar muy lejano.

El cazador de hielo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora