Hola hermano

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¿Y bien,cual es tu nombre?.

—Mi nombre es Akemi.

—No parece ser un buen nombre para una futura luna—pronuncio la primera luna.

Despues pensaremos en eso, por el momento te encargaras de entrenarlo como se debe.

Debo de hablar sobre mi arma. Pero estos demonios me dan tanto miedo que ni siquiera puedo hablar.

T-tengo algo q-q-que decir.

Ambos me miraron, trague saliva en ese momento.

Yo no manejo una espada como los demás.

—¿Entonces que usas?—hablo con fuerza el hombre con el kimono púrpura.

Una guadaña.

—Nunca he visto nada igual—hablo con seriedad la luna—me gustaría verla con mis propios ojos.

—Es que...hay un problema.

—Ve al grano.

—Me la quitaron cuando desobedecí a la sede.

—¿Eres un cazador?.

—Si, pero deseo servir al señor Muzan, incluso dar la vida por el.

—Este chico es apenas un demonio común. Pero tiene deseos de servir.

Si deseos se refiere a obligar,entonces si.

Quiero terminar ya con esto.

Señor Muzan—hablo un cuarto—obtuvimos la guadaña que nos pidió.

Un grupo de demonios entraron al lugar sorprendiendome al ver la guadaña que cargaban muchos.

—Encontraron mi guadaña, que alegría—pronuncio la mujer sombra.

Me tienen con cierta sorpresa.

—¿Me pregunto cómo es que la consiguieron de esos cazadores?se dijo a si mismo Muzan—merecen una recompensa eso es seguro, al hacer un buen trabajo supongo que les daré más de mi sangre.

—Gracias señor—agradecieron todos.

Cómo prometió ese hombre, los demonios obtuvieron de su sangre.
El demonio luna me miraba con detenimiento, como si me examinará.

Después de que terminarán de recompensar a los demonios, paso conmigo.
Me dijeron que me darían sangre para  tenerme vigilado en caso de que escapara por alguna razón.

Muzan me dejó en claro que jamás lo podría dejar. Solo podría ver a mi hermano una última vez.

Acepte rotundamente y el me entrego lo acordado. Jamás imaginé que dolería tanto sentía mi cuerpo arder por dentro, sentía como mis extremidades eran cortadas.

Después de unos minutos ellos me dejaron en el suelo. Esperando a que me acostumbrara a tal cantidad de sangre.
Mi cabeza se llenaba de recuerdos que no eran míos y que llegaban como si de estrellas fugaces se tratarán.
Sentía que moriría en ese instante.

Creo que estará bien.

—Me sorprende que siga vivo, un demonio normal no soportaría la cantidad que le otorgaste.

El dolor se detuvo.
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Me levanté casi en un instante, sentía que no era yo mismo. Como si fuera una marioneta.

Veo que ha pasado todo—pronuncio Muzan con una risa—entregale esto a tu hermano, ya eres parte de nosotros aunque quieras no podrás librarte de mi.

El cazador de hielo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora