El llanto de un demonio

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Después de que mi nuevo nombre saliera a la luz. No volví a ver a Nori en las siguientes tres semanas.
Al parecer todo se alborotó después de que Hantengu y Giokko fueran asesinados en batalla pero había algo importante que debíamos conseguir.

Y esa era a Nezuko Kamado quien poseía el poder del sol. Ella logro caminar bajo la luz solar y eso despertó la ira de ese hombre.

El me encomendó una tarea importante, lo cual me costaría no regresar a la casa. Y eso era ayudar a Muzan en lo que sería una sería investigación sobre la ubicación de la sede de los cazadores.
Era frustrante estar sentado mucho tiempo revisando las pistas que los demonios traían a diario, papeles tirados en la habitación era lo que sobraba. Algunas veces el me visitaba para saber si ya tenía alguna coordenada, pero mis respuestas eran siempre lo mismo....y era un rotundo NO.

Al parecer dentro de esa habítacion había grandes ventanas dónde la luna lograba verse. Mi espalda dolía por estar sentado todo el día mientras solo leía y leía papel tras papel.
Me dejé caer hacia atrás dejando mi cuerpo tendido en el suelo con los brazos extendidos.

Miraba de cabeza todo, un suspiro se escapó de mi boca.

Que aburrido estar aquí.

Replique. Mi cuerpo instantáneamente se levantó por qué alguien había entrado a la habitación.
Al parecer era Akaza la tercera luna.

He traído nueva información.

Mi trabajo fue tomar un papel y escribir lo que me dictó. Después acomode la redacción en un montón de hojas que estaba cerca mío.

Akaza se recargo en una de las paredes de madera y me miro atentamente.

Debe ser aburrido estar aquí—pronuncio.

Algunas veces.

—¿Que te parecería si te dejarán salir?

—Lo dudo mucho, tengo muchas cosas que atender. Además si no tuviera nada que hacer estoy muy seguro que me la pasaría entrenando.

Kokushibou no tiene piedad.

—No es por eso, solo que es mi deber como su pupilo aprender todas sus enseñanzas.

—Esta bien, aunque de igual manera le diré a "el" si puedes abandonar está ridícula tarea solo para respirar un solo segundo.

No supe decir nada, al parecer el también se encontraba aburrido por todo esto.
Seguí con mi tarea hasta que decidí salir de aquella habitación a caminar un poco.
Dando pasos silenciosos me escabulli no tan lejos en caso de que tuviera que regresar de inmediato. Pero al parecer el destino me tenía preparado otro camino.

Mis pies tocaron algo detrás de mi. Trague saliva en ese momento. Mire sobre mi hombro y ahí estaba el, mirándome con esos ojos rojos como la sangre.

Señor,¿Que lo trae por aquí?—senti la necesidad de inclinarme ante el.

—He venido para saber si tú trabajo está comenzando a dar frutos, pero en vez de que estés en esa habitación sales de ella sin siquiera decir que por lo menos encontraste algo que justifique te buen trabajo.

—Le ruego me disculpé, solo quería un poco de aire fresco.

—Sabes que no eres más que una simple ficha que cuando quiera te podría quitar del camino ¿Lo sabes verdad?.

—Claro que si señor, se que soy un estorbo aquí y que mi trabajo no es el mejor hasta el momento. Nada de lo que los demás me traen me sirve para encontrar lo que usted busca. Aunque su arduo trabajo sea enorme y se esfuercen por complacerlo yo soy un peón más.

—Veo que lo entiendes. Regresa de inmediato a esa habitación.

—Si señor.

Con la cabeza baja camine de regreso, entre y cerré las puertas tras de mi. Mi corazón dolía y quería llorar pero sabría que ese hombre regresaría a si que me trague mis lágrimas y me senté de nuevo en ese incómodo lugar a escribir y deducir.
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Perdí la noción del tiempo, no sabía que día era o en que mes estábamos. Me encontraba perdido en mis problemas y por más que me esforcé solo encontré una posible ubicación sobre la sede.

Ese mismo día el llegó conmigo y me preguntó todo. Le entregué un posible mapa de ese lugar pero expliqué que tal vez sería una suposición y que no habría nada ahí.
Pero el no me escucho, al tener ese mapa recién elaborado se lo entrego a Akaza diciéndole que investigará ese lugar de inmediato.

Después de eso el me dejo ir, pero eso no duraría mucho tiempo. Por qué en cuento regresará la tercera luna yo también lo haría.

Regrese a casa agotado, ese hombre me dejó frente a la casa. Ingrese dentro del edificio y directamente pase a ver aquel trozo de papel que contenían todos los días. Me encontré con la idea que habían pasado tres semanas. Tres malditas semanas encerrado, trabajando con todo mi ser para que el me dejara ir por tan solo unos días.

Mi ira me consumió, mis uñas se clavaron en la pared dejando una marca en el papel decorativo. Suspiré y revolví mi cabello para tranquilizarme.

Subí las escaleras y me fui directo a mi habitación cerrando la puerta en silencio.
Me dejé caer en mi cama, sentir la manta en mi mejilla me hizo sentir alegría. Mis manos se aferraron a la cama, no quería saber nada de nadie, solo pedía estar tranquilo.

Por fin estoy aquí. Extrañaba ver la luz de la luna por mi ventana.

—Yo también me comenzaba a hartar. Ese lugar era una cárcel—exclamo la mujer sentada a borde mi cama.

Pense que te habías ido.

Como si pudiera......sabes creo que eso me hizo querer salir de ahí corriendo.

—¿Alguna vez sentiste eso?—la mujer me miro confundida—me refiero a que cuando eras humana sentiste algo así.

—Si—guardo silencio—cuando me dijeron sobre mi matrimonio.

—¿Te ibas a casar?—pregunte impresionado.

Pero no es que recuerde todo lo que sucedió. Han pasado ya bastantes años desde entonces....

Interrumpí su relato.

Han pasado ya bastantes días y ni siquiera me has dicho tu nombre—reclame.

Ella me miro molesta, quizás por haberla interrumpido o por qué le pregunté su nombre.

¿Nunca te lo dije?—pronuncio con duda—creo que lo olvide.

—¿Por lo menos a ti te dieron un nombre cuando te convertiste en demonio?.

—Pero que descarado, esa no es forma de hablarle a una mujer como yo. Si fuera tu por lo menos yo no olvidaría que tenía dos herma....

Ella se sorprendió, al igual que yo. Esas palabras que escuché salir de su boca me hizo crecer una enorme curiosidad.

¿Tenías hermanos?.

—No lo sé. Eso solo salió de mi mente.

Quizas si los tenías, solo que no recuerdas.

Ni siquiera se si tenía familia o un hogar.

—Mmmm a juzgar por tus ropas la primera vez que te encontré te cubrías mucho pero logré ver un antiguo kimono detrás de esa túnica.
Al parecer esa tela era muy costosa y eso lo se por que mi madre nos contaba que antes tenía un vestido que era muy caro.

Aveces es bueno no recordar nada, así podemos olvidar lo que alguna vez nos hizo daño.

Ella guardó silencio, no supo que más decir.

Sera mejor que descanses niño, mañana estoy muy segura que esa chiquilla que vive aqui vendrá a verte en la mañana.

—¡Tienes razón!—le regale una sonrisa—espero que algún día recuerdes.

Ella no dijo nada después de eso. Lo único que supe fue que desapareció en la oscuridad de la habitación.

El cazador de hielo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora