D I E C I S E I S

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Las palabras de Yoongi confesándome que no había parado de pensar en la noche que pasamos juntos no me dejaron dormir. No pude evitar pasar las horas repasando aquella tarde que habíamos compartido y en la forma que tenía de demostrarme que le importaba, aunque fuese un poco.

Estando en aquel mirador había podido observar al Min Yoongi despreocupado. Me explicó todo lo que se podía ver desde allí y nos quedamos esperando para ver el atardecer mientras conversábamos tranquilamente. Finalmente, me acompañó hasta casa y se marchó con sus manos hundidas en los bolsillos de su pantalón.

– Lilly, vas a llegar tarde. – dijo Mad moviendo mi brazo para despertarme.

No tenía fuerzas suficientes para afrontar el día, no después de haber dormido como mucho tres horas. Aun así, me levanté de la cama y me dirigí hacia el baño para darme una ducha en un intento de despertar a mi cerebro. Estaba desayunando tranquilamente mientras hablaba con Maddie de cosas sin sentido cuando recibí un mensaje de Yoongi. Mi amiga llegó a ver la notificación y se asomó para ver qué me había mandado aquel chico. Al desbloquear el móvil y abrir el mensaje me encontré con una foto que Yoongi me había tomado mientras bebía café totalmente absorta por las vistas.

– ¿Dónde estuviste ayer Lilly? – preguntó Mad divertida con la situación.

– Déjame en paz, Maddie. – contesté intentando ocultar la sonrisa que me había provocado aquello.

– ¡Venga, cuéntamelo!

– Estuve con Yoongi toda la tarde, ¿contenta?

– Pero, ¿vosotros...? – preguntó mi amiga sin encontrar el término adecuado para su pregunta.

– No tenemos nada, simplemente nos llevamos bien. – dije con la intención de dejárselo bien claro a todo el mundo, incluida a mí misma.

Maddie no intentó averiguar mucho más y dejó que acabase de desayunar tranquilamente. Contesté al mensaje de aquel estúpido con un: ¿Ahora tengo acosadores? Su respuesta no tardó en llegar, y obviamente dejaba claro quién era la verdadera acosadora de los dos según él.

Un cambio en el horario hizo que nos adelantaran la asignatura que compartía con Hobi a aquel miércoles. La simple idea de tener que sentarme con él y aguantar la incomodidad durante dos largas horas me daba ganas de fingir cualquier enfermedad para poder saltarme esa clase. Pero opté por poner mi mejor cara y presentarme en el aula como si todo fuese a ir bien.

Hobi estaba sentado repasando unos folios mientras le pedía a uno de sus amigos que dejase de distraerlo. Cuando ocupé mi asiento levantó la mirada para observarme en silencio. Saqué mis cosas y las repartí por la mesa para estar preparada cuando el profesor llegase y no perder tiempo.

– Hola. – escuché que me decía Hobi. – ¿Qué tal?

– Bien, todo bien. ¿Tú como estas? – contesté sorprendida ante aquella predisposición.

– Bien. – dijo sin saber cómo continuar aquella conversación. – Estaba buscando información para el trabajo, pero no sé qué gráfica debería usar. – añadió pasándome varios papeles.

– ¿Me hablas para que te haga el trabajo? – repliqué incrédula.

– Más bien el trabajo es una excusa para hablar contigo. – confesó antes de pasarse una mano por el pelo. – Me he cansado de esta situación.

– Vaya, qué considerado por tu parte.

– ¿Hablamos después de las clases? Para solucionar las cosas, esta vez de verdad. – dijo tímido.

Shetland (Min Yoongi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora