Shetland (Min Yoongi)

S I E T E

– Parece que ya habéis hecho esto más veces – dijo Jimin entre risas compartidas con Tae.

Hobi empezó a bromear con ellos, parecian críos cuando estaban juntos. Generalmente la imagen que tenía de él no se alejaba demasiado de la que estaba descubriendo esa noche, a excepción de las insinuaciones.
Yoongi había clavado sus ojos en mí y no le importó que lo descubriera. Paseó su mirada por todo mi rostro una y otra vez, como si tratara de memorizarlo. Al parecer hablar conmigo le molestaba, pero incomodarme le resultaba divertido. Decidí volver a la pista de baile con tal de no tener que aguantar su comportamiento.

Hobi me vio alejarme y rápidamente me alcanzó. Agarró mi mano y sin decir nada, me hizo hueco para pasar entre la multitud. Verle avanzar tan concentrado y seguro me hizo pensar en las palabras de Kai, no tenía sentido cohibirme con Hobi por una amistad que no llevaba ni un mes formándose. Como si me estuviese leyendo la mente, mi amigo me cogió por los hombros y me agitó para sacarme de mis pensamientos.

– Estamos aquí para pasarlo bien ¿no? – preguntó acercándose a mí para que le escuchase. Yo asentí con la cabeza. – Entonces nada de pensar esta noche.
Tras decir aquello, me revolvió el pelo mientras en su cara se reflejaba una gran sonrisa.

No quise añadir nada porque aquella noche solo quería divertirme con mis amigos. No tenía claro que iba a pasar entre nosotros, pero cualquier cosa estaría bien si acababa pasándolo tan bien como hasta el momento. Hobi me acercó a él para seguir bailando mientras cantábamos las canciones sin tener gran idea de la letra. Llevábamos un rato sin saber nada de nuestros amigos cuando Maddie apareció buscándome por toda la pista.

– Yo me voy ya a casa. – al ver mi cara de preocupación siguió hablando. – Me acompaña Mark. ¿Vienes? No quiero que luego te vuelvas sola.
– Yo la acompañaré, no os preocupéis por eso. – respondió Hobi.
– ¿Seguro? – contestó Maddie. Yo me dedicaba a pasar la mirada entre ellos, incapaz de decidir por mí misma.
– Llegará en perfectas condiciones, te lo prometo. – dijo Hobi tranquilizando a mi amiga.
– Está bien, te creo. Cualquier cosa llama a Mark, estará pendiente del móvil, ¿vale, Lilly?
– Entendido, cualquier cosa llamo a Kai. – dije convencida asintiendo con la cabeza.
– He dicho Mark. – repitió Mad antes de negar con la cabeza resignada.
– Ya lo sé, ¿qué te he dicho?
Me reí antes de ver como mi amiga frustrada se daba media vuelta y se largaba.

Volvimos a quedarnos solos y el ambiente cambió radicalmente. Ambos sabíamos lo que había pasado la última vez que me llevó a casa. Ya no era todo tan amigable como al principio. A partir de ese momento, cuando bailando nos tocábamos, sabíamos que no era una mera coincidencia. Una de mis canciones favoritas empezó a sonar e inmediatamente empecé a dar brincos y a cantarla a todo pulmón mientras mi amigo me imitaba.
– No sabía que te gustaba este tipo de música. – dijo él sorprendido al acabar la canción.
– Hay muchas cosas que no sabes sobre mí. – le contesté antes de reirme.
– ¿Qué tengo que saber? – Hobi se acercó a mí, acabando con la distancia que separaba nuestros cuerpos.

Estando en medio de la multitud se sentía como si no hubiese nadie más aparte de nosotros, dos borrachos con ganas de divertirse. Aquella noche habíamos estado muy cerca en muchas ocasiones, incluso nos habíamos besado, pero no había vuelto a experimentar la electricidad que se generaba entre nosotros hasta ese momento. Solo la había sentido una vez antes, en mi portal aquella noche cuando me besó con tantas ganas.

Hobi tenía los labios separados, dejando que el aire cálido saliese de su boca. Me miraba mientras con las manos me colocaba el pelo detrás de las orejas para así tener mi cuello al descubierto. Paseó sus dedos por él, acariciándolo lentamente. Bajó hasta llegar a mi clavícula, donde los dejó quietos. Acercó sus labios a mi cuello y depositó un suave beso que hizo que cada parte de mi cuerpo temblase. No quería que dejase de hacerlo y él lo sabía. Sus dedos subieron a mis labios, e inconscientemente pasé la lengua por ellos para humedecerlos. Hobi ante ese acto reflejo me mostró una sonrisa para nada inocente.