Shetland (Min Yoongi)

V E I N T I U N O

Me hubiese gustado pedirle explicaciones a la persona que me acababa de besar, pero los gritos de Hobi desde el final de la calle me obligaron a irme de allí sin decir nada al respecto. Sabía que Yoongi me seguía unos pasos más atrás y podía visionar en mi mente a la perfección su rostro neutral, sus manos enterradas en los bolsillos de la bomber negra que llevaba puesta y su forma de andar calmada.

– Al fin llegáis. – dijo Hoseok con una gran sonrisa cuando nos reunimos con él. – Venga, el resto ya ha entrado.

Tenía claro que mi amigo había presenciado el beso que su compañero me había dado sin preguntar y era cuestión de tiempo que quisiese hablar de ello. Pasamos al interior del local, donde una multitud de gente disfrazada bailaba sin importarle en absoluto si chocaban con alguien.

– Bueno, ¿qué te parece? – me preguntó Hobi cuando nos unimos al resto. – Me queda bien, ¿verdad?

– ¿Qué podría quedarle mal al mismísimo Hades? – contesté mirando de arriba a abajo a mi amigo, quien ahora tenía el pelo azul eléctrico.

– ¡Lilly! Al fin llegas. – gritó mi mejor amiga desde el taburete en el que estaba sentada.

Dejé atrás a Hobi y Yoongi, me acerqué a Maddie para dejar todas mis cosas a su lado y saludé a todos nuestros amigos admirando sus disfraces. Todos estaban realmente impresionantes, pero sin duda el ver a Kai con el pecho al descubierto y dos enormes cicatrices sangrientas en las espalda se llevaba el premio.

– No puedes ir de ángel caído, no te pega. – le dije divertida.

Decidí acercarme a la barra para conseguir algo de beber y Hobi no tardó en aparecer a mi lado, mirándome divertido como si se fuese a echar a reír en cualquier momento. Intenté ignorarlo, pero su codo chocando contra mi brazo me obligó a regalarle una de mis mejores caras de odio.

– ¿Qué ha sido lo que he visto? – y ahí estaba el tema del que quería hablar solo con una persona, y no era precisamente Hobi.

– ¿Tú sabías que vendría a buscarme? – dije sin tener en cuenta su pregunta. Mi amigo asintió enérgicamente. – ¿Por qué no me dijiste nada?

– Bueno, cuando llegamos a casa de Tae y se enteró de que tu irías por tu cuenta simplemente dio media vuelta y se fue sin decir nada. – dijo emocionado como si esa fuese la mejor historia del mundo. – Entonces, ¿volvéis a estar juntos?

– Hobi, – contesté antes de coger la copa que la camarera me había preparado. – nunca hemos estado juntos. Olvídate de lo que has visto.

Mi intención era volver al sitio donde estaban todas nuestras cosas, pero al ver que las únicas personas que quedaban allí eran Yoongi y Jin, – con su maravilloso disfraz de Eduardo Manostijeras – decidí mezclarme entre la gente que bailaba en la pista. No me costó encontrar a mis amigos gracias al atuendo rosa de Vittoria, o mejor dicho, Jackie Kennedy salpicada por la sangre de su marido John Kennedy – bueno, Namjoon – a quien habían disparado en la cabeza.

Yoongi se unió a nosotros poco después. Todo mi cuerpo tembló al notar su mano rozando mi cintura aparentemente sin ninguna intención, mientras intentaba llegar hasta Jungkook. No era capaz de olvidar lo que había pasado entre nosotros aquella tarde, y en el fondo deseaba con todas mis fuerzas que volviese a pasar. Nuestras miradas se cruzaron fugazmente, y acto seguido, Yoongi con una expresión divertida se acabó en un par de tragos toda su copa.

Un par de horas y mucho alcohol después mientras bailábamos todos juntos en aquella pista, saqué mi móvil del bolso para comprobar las notificaciones y me encontré con un mensaje suyo. No había pasado nada más entre nosotros en el tiempo que llevábamos metidos en el local, pero aun así, diez minutos atrás, Yoongi me había pedido que saliera con él a la calle y en ese momento me miraba fijamente, en busca de una respuesta.