T R E I N T A

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– Lucas, ayúdame a sacar esto del horno.

Mi amigo acudió corriendo a mi lado para ayudarme con la gran fuente donde el cordero se había estado cocinando durante unas horas. Lo dejamos encima de la vitrocerámica rápidamente para evitar quemarnos los dedos y tras comprobar que ya estaba listo, cerramos la puerta del horno y seguimos con el resto de los preparativos. Kai se ocupaba de poner la mesa con la ayuda de Mark mientras Alex y Maddie acababan de recoger la casa, procurando esconder todos los objetos que fuesen fáciles de romper.

La cena de Nochebuena cada año era una tortura por la que tenía que pasar obligada pero sin embargo, la comida de Navidad me hacía más ilusión que cualquier otra festividad. Intenté no pensar en todo lo que podía salir mal teniendo en cuenta que no había vuelto a saber nada de Min Yoongi, y para asegurarme de eso tampoco había vuelto a hablar con Hobi, por lo que sabía que estaría molesto.

– Kai, ¿me ayudas a coger una cosa del armario? – le pregunté a mi amigo cuando acabamos con los preparativos minutos antes de que nuestros invitados llegasen.

– ¿Estás segura de que ya no vas a crecer nada? ¿Ni un par de centímetros? – contestó él como siempre metiéndose con mi baja estatura pero acompañándome hasta mi habitación. – A ver, ¿qué necesitas que baje?

– La bolsa negra que está encima de esa caja. – mi amigo estiró su brazo y se puso de puntillas para agarrar la bolsa de papel que descansaba en la parte alta del armario. Tras cogerla, me la tendió. – Feliz Navidad.

– ¿Es para mi? – preguntó Kai sorprendido antes de abrir su regalo. – No sé cómo tomarme esto.

– Venga, no puedes decirme que no te gusta. – intenté reprimir la risa que su cara me provocaba sin mucho éxito.

– Bueno, digamos que una sudadera con nuestra mejor foto – recalcó esas últimas palabras para dejar bien claro que ni de lejos era una buena fotografía. – no era precisamente algo que me esperase.

– Pero es increíble, ¿verdad?

Kai, asustado por mi posible reacción si lo negaba, asintió y volvió a centrar su atención en la foto tan cómica en la que ambos salíamos durmiendo abrazados. Recordaba perfectamente ese día y lo que nos había llevado a terminar así la noche, de la misma forma que recordaba la vergüenza que había sentido al día siguiente cuando Mark nos enseñó esa foto. La expresión de mi amigo se relajó y me mostró una cara enternecida por los recuerdos y el cariño que ambos sentíamos por el otro.

– No hacía falta que me regalases nada. – dijo finalmente antes de atraparme en un abrazo de oso.

– Ya puedes soltarme Kai, me vas a ahogar. – golpeé su espalda un par de veces para que me hiciera caso y aflojase su agarre.

– ¿Te sientes mejor? – preguntó antes de destensar sus brazos y dejar que el aire comenzase a entrar de nuevo en mis pulmones. – Sé que no quieres hablar de ese tema, pero necesito saber que estás bien y que esta comida no supone un problema para ti.

– Estoy perfectamente, puedes estar tranquilo. No hay nada de lo que preocuparse.

Mi mejor amigo que me miraba desde arriba gracias a la ventaja de altura, llevó una mano a mi cabeza y me revolvió el pelo antes de dedicarme una gran sonrisa. Escuchamos el timbre sonar e inconscientemente me tensé bajo su agarre. La hora había llegado y debía enfrentarme a la realidad una semana después.

– ¡Feliz Navidad! – gritó Hobi desde el salón.

– Cállate, vas a arruinar las fiestas de medio vecindario. – dijo Namjoon y el resto no dudó en apoyar sus palabras.

Shetland (Min Yoongi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora