C I N C O

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Al día siguiente no vi a Hobi en la universidad y francamente, lo agradecí. No sabía qué decirle ni cómo mirarle sin morirme de la vergüenza. Había pensado en ese beso toda la noche anterior y apenas me había dejado dormir tranquila. Intenté aclarar lo que eso significaba para nuestra relación de amistad, si él tendría estas intenciones desde la primera vez que hablamos o si él sintió lo mismo que yo la noche de la fiesta. Lo que estaba claro era que para Hobi no era una compañera de clase sin más.

Deseé llegar a casa cuanto antes. No es que tuviese muchas ganas de ponerme a estudiar o a pasar apuntes a limpio, pero necesitaba distraerme con lo que fuese.

Maddie no estaba. Supuse que seguiría en la universidad, acabando algún proyecto o estudiando en la biblioteca, donde ella solía concentrarse más. Imaginé que iría directa al trabajo y que, por tanto, no la vería hasta por la tarde. Comí sola y encendí la televisión para tener al menos su ruido amortiguando mis pensamientos que, por mucho que quisiera, no iban a aclararse por arte de magia.

Lo más frustrante era intentar dejar de pensar en el tema. Me pasé gran parte de la tarde mirando el móvil inconscientemente, esperando una llamada o un mensaje de Hoseok para intentar hablar las cosas. Finalmente, llegué a la conclusión de que para él no había sido más que un beso y que no debía darle tanta importancia.

Mis apuntes de clase eran algo parecido a los garabatos de un niño de tres años. Había un montón de datos apuntados en cada hoja, y lo peor es que muchos no tenían que ver entre sí. Miraba los folios desesperada por encontrar un orden lógico, algo que me ayudara a saber por dónde empezar.

La pantalla de mi móvil se iluminó. Lo cogí intentando no parecer muy desesperada. Esperaba que la llamada fuese de Hobi, para que mentir, pero no fue así. La voz de mi amigo Kai sonó a través del teléfono.

– ¿Qué pasa, niñata? – dijo con su particular tono de broma.

– No sé qué he hecho para merecer tanto cariño. – contesté fingiendo toda la emoción que mi voz era capaz de reflejar. Escuché su risa tímida.

– Tampoco es para ponerse así, la próxima vez si quieres te digo algo romántico.

Mi mente al escucharle decir esa última palabra se trasladó a la noche anterior.

– No, gracias. Nada de cosas bonitas, no las quiero.

– Lilly rechazando unas pocas palabras cariñosas de mi parte, ¿qué le pasa a tu vida para que estés así?

– No me pasa nada, Kai, simplemente estoy estudiando.

– A mí no me engañas niña. Sé que hay algo mal.

Por desgracia, era verdad. No podía ocultarle nada a Kai, siempre sabía si algo no iba como debía.

– Mi vida en general, ¿qué va a ser? – realmente me moría de ganas de contarle lo que había pasado. – Y puede que haya algo más...

– Sabía que estabas ocultando algo. Venga, no tengo todo el día – dijo metiéndome prisa como solía hacer.

Kai escuchó atentamente toda la historia. No había demasiado contenido, Hobi y yo nos conocíamos de hacía muy poco. Sin embargo, se quedó sin palabras al oír el final.

No era como si fuese la primera vez que me besaba con alguien, ni mucho menos. Pero si era la primera vez que se lo contaba a él directamente. Normalmente se enteraba de mis líos amorosos por Lucas, Mark o Maddie. Esa vez sentí la necesidad de liberarme con él, ¿por qué no iba a hacerlo?

– Ese chico te ha besado, pero tú no querías ¿no? – dijo él tras unos minutos procesando la información.

– Si quería, pero no debía pasar – dije hundiéndome en la silla esperando que me tragara para no tener que lidiar yo con el problema.

Shetland (Min Yoongi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora