T R E I N T A Y C I N C O

132 21 58
                                    




Desperté en el sofá de mi apartamento con un dolor insoportable en el brazo derecho debido a que este se había pasado varias horas debajo de mi cabeza, sirviendo como almohada. Me picaban los ojos y no necesitaba mirarme en ningún espejo para saber que estaban rojos gracias a todo lo que había estado llorando apenas unas horas atrás. Una manta tapaba mi cuerpo e inmediatamente supe que aquel detalle se debía a Maddie, quien probablemente llegó por la mañana y me encontró allí dormida.

Me enderecé y levanté los brazos para estirar todo lo posible mi cuerpo. Sentí un horrible nudo en la garganta, el mismo que había experimentado varios días atrás, y como no, por los mismos motivos una vez más. Como si de un zombie se tratase, caminé hasta mi habitación sin ser realmente consciente de que, una vez abriese la puerta, me encontraría con lo mismo que me había llevado a huir de allí esa noche.

Tiré al suelo las sábanas que segundos antes se encontraban revueltas en la cama para después sentarme en ella y hundir mi cabeza en mis manos tratando de que mi mente no me dedicase sus mejores palabras hirientes.

"Nos merecemos esto".

Eso era lo único que rebotaba en las paredes de mi cerebro, una y otra vez, sin descanso. Finalmente, harta de sentirme tan hundida, busqué ropa limpia y me metí en el baño dispuesta a darme una de esas duchas calientes capaces de curar todos los males.

– ¿Lilly? – dijo Maddie tras llamar a la puerta.

– Dime

– ¿Estás mejor? – suspiré dispuesta a contestar a esa pregunta, pero Maddie volvió a hablar antes. – He preparado algo de comer, te vendrá bien.

– Salgo enseguida.

Cumplí con mi palabra y minutos después estaba ya sentada en la mesa frente al plato de comida que Maddie había preparado. Estábamos solas, Alex había desaparecido la noche anterior con Jin y no habíamos vuelto a saber nada de ella. Maddie, por otro lado, pese a no haber pasado la noche en casa, había vuelto a las nueve de la mañana.

– Jimin y Tae llegaron al apartamento a las siete y empezaron a discutir, era imposible dormir con esos gritos. – relataba mi amiga. – Le pedí a Jungkook que me acercara, quería dormir en mi cama.

– Ahora entiendo porque Jungkook se pasa aquí todo el día. Yo tampoco podría convivir con los gritos de Jimin. – dije intentando sonar lo más divertida posible.

– Se parecen mucho a los que tú pegas cuando One Direction aparece en los Trending Topic.

– Eso ha sido cruel Maddie. – me llevé la mano a la frente fingiendo todo el dramatismo posible. – Estoy replanteándome el compartir mi futura fortuna contigo, que lo sepas.

– Empiezo a pensar que esa supuesta montaña de dinero nunca va a llegar como sigas así.

– ¿Perdona? ¿Te recuerdo quien es la acosadora de clientes? A este paso lo que va a llegar a esta casa es una denuncia a tu nombre.

– Al menos yo tengo trabajo.

– No por mucho tiempo como sigas así.

Esa conversación tan ácida en labios de cualquier otra persona podría haber acabado fatal. Sin embargo, nosotras acabamos riéndonos de todas las frases sin sentido que éramos capaces de soltar en cuestión de segundos.

– Está bien, tú ganas, prefiero vivir de la riqueza de mi mejor amiga a terminar en la cárcel por culpa de mi trabajo.

– Bien pensado, te has unido de nuevo al bando ganador. – esas palabras cerraron aquella conversación por unos minutos.

Shetland (Min Yoongi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora