D O S

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Entré en el apartamento suspirando aliviada, al fin estaba de vuelta en casa. Me quité las zapatillas negras en la entrada y fuí directa al sofá, donde Maddie repasaba unos apuntes.

–Odio mi vida. –dije intentando sonar lo más dramática posible.

–Bienvenida al club. ¿Qué te ha pasado? –dijo sin apartar la vista del folio que tenía entre las manos.

–Pues –me puse cómoda, Maddie me miró expectante– he conocido a un compañero de clase majísimo.

–Y eso es malo porque...

–Lo malo no es eso. ¿Te acuerdas del chico tan borde del otro día? –Mi mejor amiga me hizo un gesto afirmativo– Pues son amigos, viven juntos de hecho. Y hoy le he vuelto a ver. Pensaba que no se podía ser más maleducado, pero sí se puede. Le odio y ni siquiera le conozco.

–¿Tan malo ha sido? –Asentí en silencio. –Te digo siempre que dejes de mirar a la gente así, no me extraña que no le caigas bien.

–A día de hoy sigo sin entender como eres mi mejor amiga –dije levantándome del sofá indignada –. No fue para tanto.

Después de comer, Maddie se metió en su cuarto para seguir repasando. Llamé a mi madre, me pasé hablando con ella una hora sobre el inicio de las clases.

Mi madre se mudó a Ulsan con su novio cuando yo empecé la carrera. Tras decidir que continuaría mis estudios en Seúl no le quedó más remedio que aceptar que su hija no quería más mudanzas.

El resto de la tarde fue aburrida, me la pasé encerrada en mi habitación. Harta de mirar los apuntes, cogí mi móvil y me puse a revisar Twitter. Llevaba ya un rato perdiendo el tiempo cuando me llegó un mensaje de Hobi. Era una invitación a una fiesta que se celebraba al día siguiente, el viernes.

–¡Dime que vendrás!

–Me lo pensaré.

–¡Genial! Te veo allí a las once.

–No te he dicho aún que sí...

–Hoseok te ha dejado en leído, lo siento.

Así que el viernes por la noche me encontraba frente al espejo maquillándome y esperando a que Maddie saliera del baño ya lista para irnos. Acabé de hacerme el eyeliner y me fijé en que estuvieran iguales los dos ojos, cosa que no solía pasar. Cogí el peine y cepillé mi oscura melena, intentando que quedase lo mejor posible.

–¿Nos vamos? –dijo mi amiga mirándome desde la puerta.

–Sigo sin entender cómo es que no trabajas hoy. –dije yo antes de coger mi bolso y mi chaqueta.

–Yo tampoco, creo que a partir de ahora no volveré a tener turnos de noche. Una pena ¿verdad?

–Mark dice que nos verá allí, ya está llegando. –Busqué las llaves de casa que había dejado encima de la cómoda y me giré para mirar a mi amiga. –Listo, vámonos.

Llegamos a la fiesta a las once y cuarto. La música del piso se escuchaba por toda la calle, era imposible no saber dónde había que ir. Recé mentalmente, pidiendo que Hobi no se hubiese llevado a su amigo y así poder tener la fiesta en paz.

Subir las escaleras hasta el segundo piso fue uno de los mayores desafíos de la noche. La cantidad de gente borracha que había sentada en los escalones bebiendo y charlando lo hacía muy difícil, pero conseguimos llegar. Una pareja se daba el lote en la entrada de la casa, apoyados en una pared. Tuve ganas de pedirles que parasen antes de que uno de los dos fuese absorbido por el otro, pero me contuve. Una vez dentro, busqué con la mirada a mi compañero de clase, quien iba vestido con unos pantalones vaqueros y una camiseta amarillo chillón. Por sorprendente que parezca, le vi riendo a carcajadas con una chica. Automáticamente me alegré de haber salido aquella noche de casa.

–¡Pero mira quien ha venido! –dijo él acercándose alegremente con un vaso en la mano. –Ella es Vittoria, una amiga. –Presentó a la chica que estaba a su lado y miró fijamente a mi amiga. –Pero qué ven mis ojos, ¡la tatuadora australiana! –Al parecer Hobi y Maddie se habían conocido en el estudio donde ella trabajaba.

Estuvimos hablando un rato los cuatro, conociéndonos un poco más. Hobi nos contó cómo había acabado esa noche en el trabajo de mi amiga, y esta se puso roja al recordarlo. Vittoria era italiana, llevaba en Corea cinco años y se conocieron en otra fiesta hacía unos meses. Mark apareció por fin, estaba muy animado, sólo quería pasarlo bien con sus mejores amigas y olvidar la cantidad de trabajos que ya le habían mandado.

–Vamos a por algo de beber Lilly, ahora volvemos. –me dijo Mark al oído para que pudiese entenderle. Yo simplemente asentí, antes de que Vittoria, Maddie y él desaparecieran.

–Venga, vamos a bailar. –dijo Hobi con una gran sonrisa.

–No, yo no bailo. Qué vergüenza.

–¿Cómo que no? –Cuando me quise dar cuenta, Hobi ya había colocado el vaso del que estaba bebiendo anteriormente en mi mano. –Bebe.

–No se que es esto Hobi, no pienso beber.

– Es ginebra. Ahora bebe, pierde esa vergüenza y vamos a bailar.

Era imposible negarle algo a ese chico, tenía una cara tan divertida y desprendía tanto entusiasmo que solo tenía ganas de que la noche fuese inolvidable. Antes de llevarme el vaso a los labios, puse los ojos en blanco.

No sé en qué momento el alcohol hizo que me diese igual hacer el imbécil delante de tantas personas. Acabé en mitad del salón bailando, dando saltos y cantando a gritos con Hobi. La gente estaba ya muy animada, mis amigos habían aparecido al cabo de un rato con bebida para mí y estábamos pasándolo en grande.

–Me encanta esta canción. –le dije a Hobi mientras le agarraba del brazo y me ponía a saltar emocionada. Tanto que estuve apunto de caerme.

Si no hubiese sido por él, habría acabado en el suelo. Hobi me sujetó entre sus brazos y soltó una risita suave. Por un momento sentí que no había nadie más en la sala. La música seguía sonando, la gente bailaba a mi alrededor, incluso chocaban conmigo, pero yo durante varios segundos no fui capaz de reaccionar.

–Ten cuidado, no me gustaría quedarme sin compañera. –dijo él cerca de mi oído, y en ese momento volví a la realidad.

–Estoy bien, puedes soltarme ya –Él aún tenía sus brazos apoyados en mis hombros, acercándome a su cuerpo. –¿O no quieres? –dije bromeando para relajar el ambiente entre nosotros.

Parecía querer decir algo, se quedó pensativo y apretó los labios. Me pareció raro, le conocía desde hacía poco, pero no le había visto tan callado hasta ese momento. Finalmente mi amigo me soltó y olvidamos lo sucedido. Unos chicos de su clase se acercaron a nuestro grupo y consiguieron que Hobi nos abandonase.

Todo continuó según lo previsto, Vittoria se quedó con nosotros gran parte de la noche como una más del grupo. Llamamos a Lucas y Kai para que se uniesen a la fiesta, pero por desgracia ninguno de los dos contestó la llamada. A las cinco de la madrugada decidimos marcharnos, no sin antes despedirnos de mi amigo.

–¿Cómo que ya os vais? ¡Si la noche acaba de empezar! –Hobi estaba subido a una silla alzando el vaso para que otro chico no se lo quitase.

–En realidad la noche empezó hace mucho. –dije antes de verlo bajar.

–Avísame cuando llegues. –Me dió un abrazo rápido tras decir eso.

–Mejor avísame tú, no me gustaría quedarme sin compañero. 

Mark nos acompañó hasta casa, le invitamos a quedarse a dormir pero rechazó la oferta. Incluso le ofrecí llevarle en coche al día siguiente, cosa que debió aceptar sabiendo lo poco que me gustaba cogerlo.

Finalmente subimos a nuestro acogedor apartamento, nos quitamos el calzado en la entrada y tras darnos las buenas noches, cada una volvió a su cuarto para poder descansar.











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Nuevo capítulo los miércoles y domingos.

Este capítulo es cortito, pero os prometo que a partir de ahora viene lo bueno!

Shetland esta conectada con 2:18, mi otro fanfic de Jungkook. Ambas pasan al mismo tiempo.

@ohimlilly

Shetland (Min Yoongi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora