RESURRECCIÓN |ZOMBIES| (Yoonmin) *EN EDICIÓN*

NOVENTA

Habían pasado dos horas desde que Jimin había caído rendido víctima del agotamiento. Ahora, se encontraba durmiendo tranquilo aun lado de Yoongi, quien no paraba de darle vueltas a algo que había visto en el hospital días atrás. Lucas estaba vivo. El mismo había visto como del área de cuarentena era llevado al hospital, justo al lugar en donde Jimin lo había encontrado merodeando semanas atrás.

Por días intento olvidar su estúpido plan de venganza. Trato de ignorar el impulso de salir corriendo y buscar al bastardo que tanto daño les había hecho. Sin embargo, el quemor que ahora sentía en cada una de las cicatrices que dejaban ver las iniciales de aquel imbécil, hacían imposible el olvidarse de aquel sentimiento que había estado invadiendo su corazón desde que había llegado al refugio. Quería matarlo. Asesinarlo con sus propias manos y asegurarse de que nunca más fuera capaz de hacer daño a otras personas.

El plan era arriesgado, de eso estaba consciente. Salir de la casa, tomar su arma que se encontraba resguardada en la base militar y entrar a la habitación donde se encontraba el malnacido de Lucas, eran tres pasos fáciles de decir, pero no de ejecutar. Las probabilidades de llevarlo a cabo y que resultara tal cual pensaba eran bajas, ni siquiera podía aspirar a un 50%. Sin embargo, no se rendiría tan fácil, llegaría hasta donde las circunstancias se lo permitieran. No importaba si al llegar al hospital Lucas ya no estaba en aquella habitación, lo intentaría sin importar si lograba asesinarlo o no. Su necesidad de matarlo no era solo porque el extranjero significaba un peligro para su familia, sino que también lo era para todas aquellas personas que se encontraban en el refugio aferrándose a la vida. Lucas era el único capaz de movilizar a los infectados a su antojo, en cualquier momento podría lograr escapar y destruir el refugio solo por conseguir que Jimin permaneciera a su lado. Y Yoongi no estaba dispuesto a permitirlo. Aun había una lucha que enfrentar, y esa noche la daría por terminada.

Despacio y tratando de no hacer el mas mínimo ruido, se fue colocando sus botas y una chaqueta que apenas cumplía su función de protegerlo del frio. Iría solo. Aquello debía terminarlo él mismo, no estaba dispuesto a que nadie más corriera peligro por su culpa. Sin mirar atrás, se dirigió a la puerta de la habitación dispuesto a terminar con la vida de la persona que los había hecho sufrir tanto. Pero justo antes de que pudiera abrir la puerta, Jimin despertó de manera súbita, haciéndole pensar al peli-verde que tal vez no estaba del todo dormido.

-¿A dónde vas? – pregunto el menor frotándose los ojos para tratar de ver mejor lo que estaba haciendo el otro. Yoongi no le contesto. De manera ágil rodeo la cama y tomo las llaves de la casa, Jimin trato de detenerlo, pero fue apartado con un empujón que lo tiro por completo a la cama.

-¡Lo siento! – grito Yoongi mientras salía corriendo de la habitación dejando encerrado al menor en completa oscuridad. A decir verdad, este apenas logro su hazaña por el hecho de que Jimin aun se encontraba medio dormido, por lo que sus movimientos habían sido demasiado lentos para lograr detenerlo.

-¡Yoongi! – alzo la voz él peli-naranja totalmente despierto. Nuevamente la angustia se había apoderado de su corazón. Todo había pasado tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo a reaccionar correctamente. Y de nuevo miles de preguntas sin respuesta se amontonaron en su cabeza.

"Regresare", aseguro el peli-verde mientras salía corriendo de la casa de los Jung dejando caer el juego de llaves en medio de la sala. Al encerrar a Jimin no pretendía que se quedara ahí para siempre, aun cuando él así lo hubiera deseado. Sino que buscaba ganar un poco de tiempo, recorrer por lo menos unas cuantas calles y perderse en ellas, para así evitar que los demás lo siguieran.

...

Los gritos de Jimin despertaron a los demás que pronto salieron de sus habitaciones asustados por los gritos y el repentino ruido que había roto la calma de la noche. Los puños le dolían, pero por más que aporreo la puerta, el mayor no regreso. Estaba asustado por lo que fuera hacer el mayor, temía que este fuera hacer una tontería, que se atreviera a acabar con su propia vida.