RESURRECCIÓN |ZOMBIES| (Yoonmin) *EN EDICIÓN*

OCHENTA Y SIETE

El disparo que había apagado la mirada del peli-negro aun resonaba alto en los odios del peli-naranja, la escena se repetía una y otra vez frente a sus ojos, y aun así era incapaz de asimilar todo lo que había sucedido en las últimas horas, no podía creer que el menor estuviera muerto, era incapaz de aceptar que al regresar al refugio ya no sería capaz de volver a ver la tierna y picara sonrisa de Jungkook. Mientras el auto, en donde viajaba junto a Yoongi y dos soldados mas, avanzaba no podía dejar de preguntarse cómo era posible que la vida de una persona fuera capaz de esfumarse de un instante a otro, el haber presenciado como el brillo en sus ojos se consumía en tan solo un segundo marco la vida de Jimin, todo había sucedido tan deprisa como si se tratara de la escena final de una película o el desenlace de un mal libro de ciencia ficción, por lo que fue incapaz de hacer algo para salvar la vida del peli-negro. Quien iba a pensar que aquel día en el que se encontraron en aquella gasolinera solitaria a la orilla de la carretera, el joven de ojos despiertos firmó su sentencia de muerte al aceptar subirse al automóvil con ellos.

Su cuerpo aun temblaba y no estaba seguro si era a causa del miedo o de la adrenalina que lo mantenía despierto, sus manos se encontraban cerradas en un puño que marcaba sus nudillos y un nudo en la garganta le impedía respirar con facilidad, en esos momentos lo único que lo mantenía cuerdo era Yoongi, quien dormía plácidamente en su hombro, sin embargo con tan solo pensar en todo lo que había tenido que pasar para verse tan vulnerable como ahora, hacía que su sangre hirviera con una furia ajena, era como si alguien más se apoderara de su cuerpo y lo hiciera desear que Lucas, el culpable de todo aquello, sufriera eso y más. Pero aquello era imposible, Lucas había desaparecido del lugar sin dejar rastro, el muy cobarde había huido tal como estaba acostumbrado, sin embargo Jimin aún guardaba la esperanza de verlo morir frente a sus ojos, suplicar por su vida o por lo que sea que lo mantenía de pie y ser él quien se lo negara, quería hacerlo sentir miserable por todo lo que les había hecho, y aun así estaba seguro que no sería suficiente. Aquel terrible ser humano se merecía sufrir en el infierno en cada una de sus vidas futuras.

...

-Yoongi. – llamó Jimin en voz baja, estaban a punto de llegar al refugio y el peli-verde aún permanecía dormido, era como si se negara a despertar, pues una vez que lo hiciera tendría que enfrentar todo lo que le había pasado. – Yoongi... - volvió a susurrar el peli-naranja, pero esta vez acompañado con un ligero movimiento en el hombro del mayor, quien con un ligero suspiro le hizo saber que estaba, no bien, pero si vivo.

-Despiértalo. – dijo uno de los soldados que venían en la parte delantera del automóvil.

-Eso intento. – aseguró Jimin molesto. Ninguno de los ahí presentes estaba de humor, aquel rescate había significado demasiadas bajas para el ejército, todos estaban agotados y lo único que deseaban era llegar al refugio y abrazar a sus seres queridos, si es que aún los tenían a su lado.

-Hazlo mejor. – ordenó el soldado dándose la vuelta e ignorando la mueca de enfado que le dirigió el peli-naranja, dando así por terminada la pequeña discusión.

-Jimin... - murmuró Yoongi, hablar le resultaba doloroso. Pero lo que más le molestaba en ese momento era tener que enfrentar la mirada de su novio, ¿Cómo iba a ser capaz de verlo a los ojos de nuevo? Se sentía sucio, marcado por las asquerosas caricias de Lucas, su cuerpo sería un constante recuerdo de todo lo que había pasado durante los últimos días, y no estaba seguro si podría soportarlo.

-¡Yoongi! – se sorprendió Jimin al verlo completamente despierto. -¿Estás bien?, ¿Cómo te sientes? – preguntó el muchacho emocionado y preocupado a la vez, sin embargo el mayor no contestó a sus preguntas, simplemente tomó una de sus manos y la apretó con afecto. Se sentía mal, era obvio, pero aun así forzó una sonrisa para no preocuparlo. Por suerte Jimin comprendió lo que quería hacerle entender y simplemente apretó aún más el agarre y guardó silencio, en el fondo ambos sabían que aquellas preguntas no se podían responder, al hacerlo de una u otra forma estaría mintiendo, por lo que el silencio era la mejor opción.