CINCO

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YOONGI

El día de Min Yoongi habría sido como cualquier otro sino no hubiera sido por aquella horrible alarma que no había parado de sonar desde la mañana, ocasionando que los pocos comensales que había en el pequeño restaurante italiano, donde trabajaba como ayudante de cocina, salieran asustados del lugar confundidos con el incesante ruido que dañaba sus oídos.

Yoongi no lograba pensar en un motivo lo suficientemente grave como para hacer sonar una alarma como esa en todos y cada uno de los rincones de la ciudad. Era como si con ella, lejos de buscar alertar a la población de algún peligro, solo buscaran atormentar a la población. Aquel ensordecedor ruido era tan inusual en la ciudad e incluso en el país, que parecía presagiar el fin de la humanidad, al menos como la conocían.

Cuando la alarma inició, él también deseó salir corriendo del lugar y resguardarse en su casa como todas las personas que se encontraban en el restaurante. Pero cuando apenas y había tomado sus cosas dispuesto a irse, fue detenido por el dueño del restaurante, el señor Rizzo; un anciano italiano que llevaba más de 25 años viviendo en Corea, lo suficientemente avaro como para mantener abierto el lugar aún sabiendo que por culpa de esa alarma, que sabe Dios que era lo que trataba de advertir, las personas no volverían a entrar por esa puerta a lo largo del día para comer espaguetis a la boloñesa.

Después de casi tres horas desde que había empezado a sonar la alarma, el señor Rizzo no había parado de cambiar los canales de la televisión abierta intentando encontrar algún noticiero que explicara el motivo de la misma fallando en el intento. La mayoría solo daba recomendaciones a la población como el quedarse en casa, seguir el protocolo de salud y estar al pendiente sobre cualquier indicación del gobierno. Por lo que cuando la señal del noticiero fue interrumpida para dar paso a la imagen del presidente dio un respingo, probablemente él y ninguno de los trabajadores, incluyendo a Yoongi, esperaban ver la imagen sudorosa y temerosa de Lee Jun-pyo. El hombre que siempre se había caracterizado por su firmeza y calma al hablar, ahora le hablaba nervioso a la cámara como si ocultara algo grave a la población.

Yoongi no prestó mucha atención a lo que estaba diciendo el presidente, sin embargo no pudo evitar preocuparse al escuchar las palabras "cuarentena" y "medidas extraordinarias". Pero no fue hasta que vio como una mujer de aspecto devastado se abalanzaba al hombre de mediana edad para arrancar un trozo de piel de su rostro, que empezó a guardar sus cosas con la intención de regresar a su casa lo antes posible. No sabía qué era lo que estaba pasando, pero era más que obvio que el último lugar en el que deseaba estar en ese momento era ese restaurante, rodeado de personas que apenas conocía a pesar de los años que llevaba trabajando ahí.

- ¿Qué estás haciendo Min? - Preguntó molesto el señor Rizzo, quien había dejado de prestar atención a la horrorosa imagen que estaban transmitiendo en televisión.

-Me largo a casa. - Contestó de manera cortante. No había mucho que explicar, las imágenes eran suficientes. No estaba seguro ahí, a decir verdad, ninguno lo estaba. Sin embargo, al parecer lo que acababa de pasar con el presidente le había importado poco al italiano, quien molesto miraba a Yoongi guardar sus cosas.

- Tu horario de trabajo aún no termina. - Le reprochó el anciano colocando las manos en sus caderas en señal de molestia, como si estuviera reprendiendo a un niño pequeño y no a un joven de veintitantos.

-¡¿Acaso no vio como esa mujer se abalanzó contra el presidente?! - Preguntó el joven indignado. - No pienso quedarme más aquí. - Tan solo el hecho de tener que explicar el por qué quería irse a casa le parecía surrealista. Era mas que obvio que tenían que buscar refugio de lo sea que se supone estaba provocando que las personas se comieran unas a las otras. 

-Si cruzas esa puerta no te molestes en volver mañana.- Sentenció el señor Rizzo. Al escuchar esas palabras Yoongi estuvo a punto de detenerse y quedarse a cumplir con su horario de trabajo, pero algo lo alentó a seguir guardando sus cosas. En el fondo sabía que su trabajo y todo lo que ahora creía importante en unos días dejarían de serlo.

-No se que es lo que está pasando, pero sea lo que sea, corremos peligro al quedarnos aquí. - El peli-verde se dirigió a los demás trabajadores que solo se limitaban a ver la escena que estaban armando él y el italiano sin saber qué era lo que debían hacer. - Deberían ir también a sus casas. - Sugirió, y sin más tomó sus cosas ignorando las insistentes amenazas del señor Rizzo saliendo del restaurante para dirigirse a su casa, la cual por suerte no estaba tan alejada.

Al salir, Yoongi esperaba encontrar un caos en las calles, pero para su sorpresa estas estaban en silencio y en completa calma. Pero lejos de ser un silencio tranquilizador, era uno que presagiaba algo terrible. Era la calma antes de la tormenta.

Por suerte la sensación de estar en peligro desapareció cuando atravesó la entrada del complejo de departamentos donde vivía. Nadie lo esperaba en casa, tanto en la calle como en su departamento, estaba solo. Era solo él contra el mundo y esto no siempre fue positivo, mucho menos cuando se tuvo que enfrentar a los problemas económicos que habían caído encima de sus hombros después de la muerte de sus padres en un fatídico accidente automovilístico.

Los primeros años posteriores a la muerte de sus padres fueron muy duros. Después de tener todo en bandeja de plata, Yoongi tuvo que enfrentarse a problemas que ni sus propios padres habían tenido que hacerles frente en su vida. Tras perder la empresa y las propiedades de sus padres, el peli-verde tuvo que dejar la escuela de gastronomía para empezar a trabajar.

Si no hubiera sido por la ayuda que recibió del padre de Hoseok, su mejor amigo. Todo hubiera sido más duro, el señor Jung fue quien le consiguió trabajo en el restaurante del anciano Rizzo y quien pagó los primeros meses de alquiler del departamento donde ahora vivía. La familia de su amigo a pesar de que no compartían un lazo sanguíneo lo había apoyado más que su propia familia, la cual se había encargado de arrebatarle hasta el último centavo que le habían dejado sus padres.

...

Al entrar a su departamento, una sensación de calidez envolvió al peli-verde, haciéndolo olvidar por unos instantes el asesinato del presidente en televisión nacional. Pero esa tranquilidad desapareció en el instante en el que encendió su celular. Cientos de vídeos de personas devorándose entre sí sin que nadie hiciera algo al respecto, invadían todas sus redes sociales.

- Esto no puede ser real. - Susurró aterrado mientras se dejaba caer en el pequeño sillón que adornaba la sala de estar. - Esto debe ser una broma, una de muy mal gusto.

"No". Pensó. "Esto debe ser cierto, algo tan horrible sólo puede suceder en la vida real, algo tan inhumano y terrorífico".

Aquellas imágenes le hicieron sentir terror, pero no un terror que lo olvidas con el pasar del tiempo. No, este era más grande. Ese sentimiento ya no solo era por él y por lo que le podía pasar, sino también por toda la humanidad. Sabía que un virus, enfermedad o fuera lo que fuese que causará que las personas se comportarán así, acabaría con todos los seres humanos alrededor del mundo si no se controlaba o erradicada antes de su propagación fuera del país, suponiendo que ese virus sólo se hubiera propagado en el interior de Corea.

Yoongi tenía muy claro que no podía quedarse en casa hasta que todo eso se controlara, tenía que salir y buscar un lugar seguro en las afueras de la ciudad e intentar salir del país. Pero por lo pronto se quedaría en la relativa seguridad de su casa por unos días e intentaría contactar a su mejor amigo. No podía dejar a Hoseok sólo en medio de todo ese desastre, la buena noticia era que aún no se presentaban casos de infección fuera de Seúl, por lo que su amigo estaría a salvo en Busan.

Tenía que viajar a Busan para encontrar a Hoseok y salir juntos del país en busca de un lugar seguro para vivir. Se lo debía a él y a su familia.

[...]

Gracias por leer. 💛

RESURRECCIÓN |ZOMBIES| (Yoonmin) *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora