RESURRECCIÓN |ZOMBIES| (Yoonmin) *EN EDICIÓN*

TRECE

Silencio. Un incomodo y prolongado silencio había estado reinando dentro del auto desde que Lucas lo había puesto en marcha, alejándose lo mas rápido que podía de aquel punto del bosque donde Yoongi y Taehyung habían sido atacados por un par de infectados. Sin embargo, aun cuando sus bocas permanecían completamente cerradas, la mente de cada uno de los chicos que viajaba en aquel viejo automóvil daba una y mil vueltas al mismo pensamiento. La propagación del virus.

-"No, el virus se propaga a través del contacto directo con algún fluido del infectado, ya sea con sangre o saliva. También se puede propagar a través de rasguños o si uno de ellos muerde a la persona"... - Resonaron las palabras de su amigo en la cabeza de Yoongi. De nuevo, el peli-verde tenía miedo. Sin embargo, ahora el sentimiento era diferente, ahora se mezclaba con el de la impotencia, pues ante la posible infección no había nada en sus manos que pudiera hacer para evitarla. Y a decir verdad, en ese preciso momento no había nadie en aquel país que pudiera hacerlo.

 Si las palabras de Hoseok eran correctas, no contaba con mucho mas tiempo antes de sucumbir ante los efectos de aquel letal virus. Pero él no era el único que pensaba, y esperaba, esa posibilidad. Los otros tres chicos también lo hacían; sus miradas perdidas y la tensión en sus rostros le dejaban ver al muchacho de cabello color menta, que como él, ellos también tenían miedo. Pero esta vez no le temían a lo que ahí afuera les esperaba confiado en que algún día ellos también caerían entre sus garras, sino que le tenían miedo a él. 

¿Cuanto tiempo tendría que pasar para que el virus comenzara a invadir cada rincón de su cuerpo? ¿Semanas?, ¿Días? O tal vez solo era cuestión de un par de horas para que terminara arrancándoles la piel a aquellas personas que lo acompañaban. "¡Dios, estoy tan jodido!" pensó con pesar. "Lo único que quiero es ver a Hoseok otra vez. Solo eso." Suplico mirando al cielo por la ventanilla ajeno a su alrededor. 

Sin saber, el peli-naranja le había estado observando desde hace ya un par de minutos con una mirada indescifrable, quien atento a cualquier cambio extraño en el peli-verde, debatía consigo mismo que era lo que debía hacer con Min Yoongi.  

-"¿Qué debo hacer?" - Se pregunto Jimin sin despegar la mirada del joven que había salvado su vida y la de su hermano. -"Matarlo". - Sentencio una voz en su interior, sin embargo un sentimiento de culpa invadió automáticamente su cuerpo por el simple hecho de considerar dicha opción.  - ¿Y si no esta infectado? - Pregunto de nuevo en forma de replica hacia aquella voz. - No puedo permitir que muera en vano. - El joven de cabello cobrizo, al igual que los otros dos que miraban con cierto recelo al peli-verde, no estaba seguro de cuanto tiempo debía pasar para que el virus comenzara a actuar. Al parecer, el mayor aún no presentaba ningún síntoma que le alertara de que efectivamente estaba infectado, sin embargo no podía bajar la guardia. El virus que les acechaba era completamente nuevo, totalmente ajeno para todos los que viajaban en aquel auto, por lo que aquel joven artista no podía despegar la mirada del mayor, temeroso de que aquel joven y apuesto muchacho se convirtiera de un momento a otro en un monstruo. 

Park Jimin deseaba que el contacto con aquellos infectados no hubiese sido lo suficientemente directo como para contagiar a Yoongi; pues llegado el momento no sabría como actuar. Miles de preguntas se abalanzaban en su cabeza como si de una avalancha se tratara y para ninguna tenia una respuesta. ¿Debía esperar hasta que se convirtiera?, o ¿Tal vez debía de sacarlo del auto aun cuando seguía siendo un humano?, ¿Como le convencería de salir del automóvil?, ¿Seria capaz de abandonarlo a su suerte en la carretera, aun sabiendo que le había salvado la vida?

Estaba aterrorizado, pues sabia que aquella decisión, tarde o temprano, iba a recaer en sus hombros; quería llorar. Realmente no deseaba abandonar al peli-verde, pero también debía de pensar en su hermano y en Lucas, quienes, si el no tomaba una decisión a tiempo, correrían peligro por su culpa.