RESURRECCIÓN |ZOMBIES| (Yoonmin) *EN EDICIÓN*

CATORCE

Cuando los hermanos Park habían tomado la decisión de seguir a Min Yoongi hasta Busan, con la esperanza de encontrar un lugar seguro lejos del mal que acechaba a gran parte del país, jamas se imaginaron que las cosas saldrían tan mal. Pues ahora, además de permanecer en constante tensión por el miedo que sentían de que el joven de cabello verde se convirtiera de un momento a otro en un infectado,  también se sentían temerosos al ver como la pequeña flecha roja se acercaba cada vez mas a la letra "E" en el indicador del salpicadero,  informándoles en su eterno vaivén que pronto se verían obligados a continuar su camino andando a la par del peligro que ahí afuera les acechaba tranquilo, esperando paciente a cualquier mínimo error para agazaparse contra ellos y arrástralos consigo hasta las sombras del olvido.  

Ninguno de los chicos se atrevía a formular una palabra; ni siquiera Lucas, quien seguía molesto por el trato que había estado recibiendo por parte del hermano menor de su exnovio. Al contrario, todos estaban concentrados en el camino guardando la esperanza de vislumbrar pronto la gasolinera que marcaba el viejo mapa que sostenía Jimin con fuerza. Aquel juego de tira y afloja que la vida se empeñaba a jugar con él, comenzaba a desgastar al peli-naranja, quien, en contra de su voluntad, iba perdiendo de poco en poco las esperanzas con las que había embarcado aquel viaje. 

Pero justo cuando la frustración que sentía el joven artista amenazaba con inundar sus ojos en forma de cristalinas lagrimas, la esperanza volvió a su alma cuando escucho a su hermano gritar...

-¡¡Allí!! - grito Taehyung eufórico señalando hacia el frente a la par que un sucio anuncio, adornado con letras grandes que formaban la palabra "Gasolinera", aparecía frente a sus ojos conforme se iban acercando al lugar, que aparentaba estar abandonado a simple vista. 

 La gasolinera era pequeña, contaba con solo dos dispensadores de gasolina y un pequeño supermercado a un lado, que mas bien parecía una pequeña tienda de abarrotes. Aquel establecimiento encajaba perfectamente con el lugar en el que se encontraba, a varios kilómetros de la ciudad mas cercana, lejos de todo. Olvidado por Dios y por los que alguna vez habían trabajado y pasado mas horas de su día ahí que en sus hogares.  Los colores rojo y naranja decoraban todo el lugar, al igual que el polvo y las telarañas, las cuales en pocos días habían sabido como integrarse a la estética del lugar perfectamente, como si hubieran formado parte del diseño desde un principio. 

Los chicos habían decidido en cuestión de segundos las tareas de cada uno; mientras que Jimin se encargaba de llenar el tanque de combustible, los demás entrarían al pequeño supermercado a revisar por si había comida o cualquier cosa que les sirviera para continuar con su viaje. El plan lo había trazado Taehyung, quien rápidamente otorgo la tarea de cargar gasolina a su hermano, solo por precaución; el castaño no quería ser testigo de como Lucas se llevaba el auto de su madre y con el las esperanzas de llegar a Busan sanos y salvos.

El lugar estaba completamente solo, no se veía nada alrededor que alertará a los chicos de alguna amenaza. Pero aun así Jimin dio la orden de quedarse dentro del auto unos minutos, por si algo o alguien salía de la nada atraído por el ruido. Pasaron 3 minutos exactos en el reloj que adornaba la muñeca izquierda de Taehyung, cuando este decidió salir con una mochila en la mano que había vaciado previamente. El chico albergaba la esperanza de que aun hubiera comida dentro del supermercado. Yoongi bajo del auto después del castaño cargando también con una mochila vacía; seguido de Lucas, quien salió del coche con el bate de béisbol en la mano, dejando a Jimin completamente solo con el coche y su tarea de llenar el depósito de gasolina.

La tarea del peli-naranja parecía ser la mas sencilla de todas, pero no era así, estaba totalmente lejos de ser una tarea fácil. Los nervios no dejaban de comerle la cabeza haciendo que los escalofríos aumentarán con cada segundo que pasaba ahí afuera solo, era como si esa sensación de estar en peligro fuera provocada por algo, concretamente, por la mirada fija de alguien.