El departamento no era lujoso. Sin embargo, al contrario de los otros dos, contaba con un pequeño salón, donde un pequeño sillón de color grisáceo bien conservado. Descansaba frente una televisión de 70 pulgadas, que desentonaba con la decoración austera que caracterizaba al lugar.
Jungkook se vio tentado a encenderla. Por un momento, había olvidado el porqué se encontraba en aquel lugar con un puñado de desconocidos. Desistiendo casi al instante, el joven se conformó con rozar con la yema de sus dedos la pantalla. En momentos como ese, en los que no tenía la certeza si sería capaz de ver de nuevo el amanecer, incluso ver la televisión se convertía en un lujo, al que muy pocos tenían acceso...
...
La ropa desordenada a lo largo del departamento, y la taza de café negro a medio tomar abandonada en la mesita de centro de la sala. Dejaban ver el estilo de vida que llevaba el hombre de cuarenta y pocos años, que vivía en aquel lugar.
Probablemente, salía demasiado pronto de casa y llegaba a esta demasiado tarde, víctima de la esclavitud moderna. Obligado, por la falta de dinero y oportunidades de trabajo, a cumplir jornadas de más de 12 horas diarias en aquellos campos de cultivo, que adornaban aquel pueblo a lo largo y ancho. Viéndose a sí mismo incapaz de compartir momentos de calidad con sus hijos. Quienes, retratados con una sonrisa, miraban a su padre dejar pasar las únicas horas libres de sus días en aquel pequeño sillón, desde el portarretrato eclipsado por la enorme televisión. Denotando la soledad en la que se veía obligado a vivir, aquel hombre de piel tostada y músculos marcados por el trabajo de campo.
Algunas noches, en las que el tiempo pasaba más lento de lo normal, Dong-Suk prefería beber el alcohol de arroz, que él mismo preparaba y que ocultaba perfectamente bajo el fregadero, hasta quedarse dormido. Con el afán de nublar el dolor y los sentimientos de traición, que florecían en su interior cada que recordaba, como la mujer a la que le había prometido amor eterno, se había marchado con el primer hombre que le había dado aquello que él no le había podido ofrecer. Tiempo...
...
-¿Qué pasaría con él?- Pregunto el castaño, mirando fijamente la foto de identificación de Dong-Suk. Al parecer, el hombre había salido tan deprisa de aquel departamento, que había olvidado tomar su cartera.
-No lo sé... - Contestó el peli-naranja, a la par que inspeccionaba la pequeña nevera. Además de cerveza y un gran recipiente lleno de Kkakdugi. No había nada realmente comestible en su interior. Al quitar la tapa blanca de aquel recipiente de color amarillo, el olor a rábano picante cosquilleo en su nariz. De pronto, la sensación de vacío golpeó su estómago. Moría de hambre.
-Solo espero que haya logrado encontrar lo que buscaba... - Deseo Taehyung, devolviendo a su lugar la foto de aquellos dos niños. Con su mente viajando en un mar de posibilidades.
Jimin miró a su hermano por primera vez en todo ese tiempo. Y tan solo con mirar su expresión, entendió cómo se sentía el castaño en ese momento. Aquel hombre, de un momento a otro, había dejado de ser un agricultor, para convertirse en un médico atrapado en algún lugar de Japón. Y en aquella foto mal enmarcada, aquellos dos pequeños desconocidos fueron sustituidos por los dos hermanos. Quienes miraban a la cámara con una expresión seria. No había más sonrisas...
...
Una vez que Min Yoongi se aseguró, que el lugar era seguro para pasar la noche. Se dirigió al pequeño baño con ducha, que se encontraba en la única habitación del departamento. Con tan solo una cama deshecha y un armario de madera clara, empotrado en la pared. Aquella habitación cumplía, modestamente, con su deber. Ser un sitio para pasar las pocas horas de sueño a las que tenía acceso su inquilino. Ignorando el desorden, revolvió entre los cajones en busca de alguna prenda limpia, que por lo menos se acercara a su talla. Le urgía quitarse la sensación de suciedad, que invadía todo su cuerpo.
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RESURRECCIÓN |ZOMBIES| (Yoonmin) *EN EDICIÓN*
Fanfiction-Lo siento... - se disculpó - lo siento... - murmuró dejándose llevar de nuevo por la oscuridad, pero esta vez para no volver a ver la luz nunca más... El virus lo había consumido tan rápido que ni siquiera pudo despedirse de los chicos... sus últim...