OCHO

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La llamada con su amigo había sido larga. Lo suficiente como para que le explicará todo lo que tenía que saber sobre el virus que estaba arrasando con Seúl y con las ciudades aledañas a dicha ciudad. 

...

-¿Crees que este bien? – Preguntó Yoongi repentinamente, por lo que Hoseok no pudo entender a quien se refería.

-¿De quien estas hablando? – Preguntó Hoseok como respuesta con un tono paciente.

-Por supuesto que sabes de quien estoy hablando. - Resoplo el peli-verde molesto por la pregunta de su amigo. Era obvio que se refería al pequeño chico risueño de mejillas rosadas que frecuentaba el restaurante donde él trabajaba.

-¡Claro! - Exclamo su amigo divertido, olvidando por un momento el infierno que se había desatado en pocos días. -¡Hablas del niño cabeza de zanahoria! – Hoseok sabía que su amigo odiaba que llamara de esa manera aquel chico. Pero en esta ocasión lo había hecho a propósito con la esperanza de que el peli-verde se enojara con él y dejara de pensar en aquel chico, el cual probablemente para ese momento ya habría caído muerto, o incluso peor, tal vez se encontraba vagando por las calles en busca de carne.

- ¡¿Cuantas veces te he dicho que no le llames así?!– Por el tono de voz que había usado Yoongi para decirle aquellas palabras, Hoseok sabía que había logrado molestar a su amigo, así por lo menos mantendría su mente ocupada solo lo suficiente como para no pensar en aquel joven.

- Lo siento. - Contesto Hoseok entre carcajadas perfectamente fingidas. 

-¿Entonces? - Insistió Yoongi en un susurro. Hoseok suspiro resignado, al final no había logrado distraer lo suficiente a su amigo.

- No lo sé, pero espero que si. Realmente espero que la mayoría de las personas logren sobrevivir a este infierno. Él, su familia, tu, yo, y todo el mundo.

...

Al final de la llamada las palabras de Hoseok quedaron flotando en el aire.

-Te estaré esperando hermano... - Aseguro su risueño amigo para después colgar la llamada. De nuevo Yoongi se había quedado completamente solo y con la promesa de salir por la mañana de su departamento para dirigirse a Busan en el aire. Estaría mintiendo si dijera que no estaba asustado con el plan. Sin embargo, en esta ocasión no había nadie que lo ayudara, tendría que emprender aquel aterrador viaje por su cuenta. Enfrentarse a aquella cruel prueba sin la mas mínima garantía de que efectivamente llegaría con vida al encuentro con su mejor amigo. No obstante, a pesar de que su cuerpo no paraba de temblar con la idea, estaba dispuesto a intentarlo. ¿Que podía salir mal?

...

Hacían ya dos horas desde que el joven de cabello verde se había metido a su cama dispuesto a dormir. Dos horas en las que no había podido parar de removerse de un lado a otro sin lograr dormir. Los pensamientos que cruzaban por su cabeza y la sensación de adrenalina que corría por todo su cuerpo con tan solo pensar que tendría que salir de su departamento y correr solo por las calles de Seúl, lograban mantenerlo despierto.

"El chico zanahoria". Susurro Yoongi con una pequeña sonrisa al recordar las palabras de su tonto amigo. Aquel chico de cabello cobrizo era uno de los tantos motivos por los que aún seguía despierto. No había logrado sacarlo de su cabeza desde que todo había empezado, a decir verdad, no había dejado de pensar en aquel chico desde la primera vez que lo vio cruzar la puerta del restaurante del viejo Rizzo.

...

*Meses atrás*

Las suaves notas de "La Vita è Bella" de Barcarolle envolvían cada rincón del restaurante generando un ambiente cálido y agradable, la iluminación se había vuelto un poco tenue para mejorar aun mas el ambiente, por lo que a Yoongi le estaba costando mantenerse despierto mientras esperaba por nuevas ordenes de los clientes que fueran llegando. El día había sido demasiado ajetreado, los comensales no paraban de llegar al restaurante por lo que el joven no había parado en ningún momento de preparar espaguetis, fueron tantos que simplemente dejo de contar después de la orden numero treinta.

Faltaban dos horas para que el restaurante cerrará y lo único que deseaba Yoongi era irse a su casa y dormir por el resto de su vida sin tener que ver otro plato de espaguetis, pero la campanilla que avisaba cuando alguien salía o entraba al restaurante le hizo saber que su trabajo aun no terminaba. En el instante en que esta sonó, el peli-verde levanto la mirada para encontrarse con un hermoso muchacho de cabello anaranjado que reía por el comentario que acababa de hacer su padre o al menos eso fue lo que creyó quien era aquel hombre que comenzaba a pintar canas. Yoongi no pudo evitar seguir con la mirada a aquel chico, el peli-verde juraba que aquel muchacho irradiada un brillo cuando sonreía haciendo que sus pequeños ojos se convirtieran en una fina línea. El joven miro tanto a aquel chico, que este después de unos minutos levanto la mirada un poco incómodo por la sensación de estar siendo observado. 

En el momento en que las miradas de ambos jóvenes se encontraron, algo en Yoongi hizo clic, su estómago se contrajo como si le hubieran dado un golpe tan fuerte como para sacarle todo el aire de los pulmones. El mundo pareció detenerse, de pronto el cansancio salio disparado de su cuerpo para dar paso a una extraña sensación que viajaba por toda su espina dorsal. Era una sensación nueva, casi tan embriagante como el vino que vendían junto con los espaguetis. No solo era un sentimiento de nerviosismo o vergüenza por estar parado frente aquel atractivo chico con su horroroso uniforme blanco con rojo que le obligaba a usar el viejo Rizzo, sino también una extraña calidez alrededor de su cuerpo, como aquel sentimiento de abrazar a alguien años después de no haberlo visto. En ese momento, el peli-verde sintió como si su alma hubiera encontrado el lugar al que siempre había pertenecido, junto a la de aquel chico que ahora lo miraba extrañado. Y aunque hubiera deseado mirar un poco mas los ojos de aquel bello muchacho para seguir sintiéndose así, retiro la mirada después de unos segundos, avergonzado por haber sido descubierto.

-¡Min! – Grito el señor Rizzo. – ¡Ve y prepara la orden! – Le ordenó de manera fría. El tono que el viejo había usado para hablarle no le había gustado, pero estaba demasiado cansado como para iniciar una pelea con aquel anciano, así que simplemente prefirió obedecer las ordenes del señor Rizzo, no sin antes dedicarle una pequeña mirada mas al chico de cabello anaranjado, quien ahora lo miraba con un atisbo de preocupación en sus ojos. Tal vez aquella mirada se debía al trato que acababa de recibir por parte del insoportable anciano.

Esa noche Yoongi no pudo cerrar los ojos, no dejaba de pensar en aquel chico, en sus pequeños y rasgados ojos, en sus mejillas sonrojadas, en su cabello cobrizo y sobre todo en su impresionante cuerpo."!Dios, ese chico no puede ser real!". Había pensado mientras daba vueltas una y otra vez en su cama sin poder conciliar el sueño.

...

La noche había pasado espantosamente rápido, la luz que se filtraba por la tela de las oscuras cortinas que cubrían las ventanas de la recamara de Yoongi le avisaba que debía levantarse y aventurarse en las calles de Seúl para encontrar la manera de llegar sano y salvo a Busan. Aquella tarea habría sido fácil solo unos cuantos días atrás, pero ahora era una misión casi suicida. Las calles de la ciudad estaban infestadas por infectados, monstruos, fenómenos, que estaban listos para atacar y arrancarle la carne de los huesos.

Con pesar y con un enorme nudo en el estomago, el joven se levanto de su cama, cayendo en cuenta que seria la ultima vez que estaría en esta. Solo Dios sabia si algún día podría volver a su departamento, pero lo mas seguro era que nunca volvería a ver ese lugar de nuevo.

La noche anterior había dejado todo listo para su partida, había metido en su mochila las pocas latas de comida que había obtenido y suficientes botellas con agua de su grifo; algo de ropa y su celular, el cual solo llevaría con el hasta el momento que la línea dejara de funcionar, por lo pronto le seria de mucha ayuda para comunicarse con su amigo.

Cuando termino de ajustarse su chaqueta tomo la mochila y se la colgó en la espalda, así tendría las manos libres para sujetar el tubo que había arrancado de su ducha. No era mucho, pero era mejor que no tener nada para defenderse.

El peli-verde contó hasta cinco y con un pequeño clic abrió la puerta de su departamento; sabia muy bien que ahora ya no había marcha atrás, debía salir de ahí y encontrarse con su amigo. Aunque se le fuera la vida en ello.

[...]

Gracias por leer ❤ 

RESURRECCIÓN |ZOMBIES| (Yoonmin) *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora