Capítulo 34

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El día siguiente del funeral, Zoe se despertó antes que él pelinegro y observó que dormía profundamente, dejó que descansara un rato más en lo que ella iba a la cocina a preparar algo para desayunar.

Entró a la habitación llevando el desayuno en una bandeja. Borja continuaba durmiendo plácidamente. Sintió algo de pena por tener que despertarlo, era cuestión de que despertara para perder de inmediato la paz que se reflejaba en él. La realidad estaba a punto de golpearlo con fuerza.

—Borja... —Murmuró cerca de él, acarició su mejilla y él fue despertando de a poco —Te hice el desayuno, como Naoki una vez me dijo que te gustaba —Los dos sonrieron.

Borja se reincorporó en la cama y ella se sentó al lado.

—¿Cómo te sientes?

—Bien, dentro de lo que puedo —Susurró con la voz ronca y la mirada cabizbaja.

Sabía que sanar la muerte de su madre era cuestión de tiempo, pero el proceso sería duro y lento. Por suerte, a su lado tenía una mujer preciosa dispuesta a acompañarlo cuando ya no quisiera seguir.

—Se que necesitas digerir todo esto y que te llevará un tiempo... Pero quiero que sepas que no me marcharé a ninguna parte.

—Me he ganado todo contigo —Borja se inclinó para besarla suavemente en los labios —Te extrañe demasiado —Musitó sobre ellos.

—Yo también —Largó un quejido y se alejó unos centímetros para poder verlo —Me siento culpable...

—¿De qué?

—Lamento la muerte de tu madre como tú, pero no puedo negarte que me siento un poco aliviada al saber que ahora en su ausencia podemos estar juntos —Reveló con miedo por como él reaccionaría.

—Rubia, cuando fui a verte al camarín el día del estreno de la obra, ella me confesó que no se opondría más porque cuando te vio llorar por mí, supo que me amas como yo te amo.

—Estas últimas semanas me demostró lo asombrosa que era, ha sido tan buena conmigo con respecto a la prensa —Dijo entre sollozos.

—Me alegra saber que pudiste conocerla —Sonrió acariciando su cabello —El que se debería sentir culpable aquí soy yo, por mi culpa todos te juzgaron.

—Tú no tuviste la culpa. A mí solo me importa que tú nunca me juzgaste cuando tuviste razones para hacerlo.

—No me interesó lo que hacías y por qué, supe que te amaría en cuanto te vi.

Zoe se acercó para besarlo con intensidad, con el mismo ímpetu con el que él la amaba, Borja le correspondió rápidamente posando sus manos en su mejilla.

—No quiero volver a perderte.

—Eso no pasará nunca más.

El móvil de Borja sonó interrumpiendo el bello momento que estaban teniendo. Era Hendrick que le pedía verlo en la cafetería cerca de su hogar porque quería hablar en persona sobre un asunto importante, también renunció a su empleo en la empresa de Edward.

A Borja se le escapó una risa de alegría. Por ese tipo de razones el moreno era su mejor amigo, la lealtad que se tenían uno a otro iba por encima de su propia comodidad.

Aceptó la invitación y recordó la decisión que había tomado el día anterior.

—Renuncié a Finanzas Novak —Anunció en voz alta.

—¿Qué? ¿Por qué razón? —Zoe lo miró sorprendida.

—Me harté de mi padre, así que me desligué totalmente.

Me quedaré contigo una noche más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora