Capítulo 9

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Zoe tomó un vaso de la mesa y bebió de él.

Whisky.

Lo tragó forzosamente y maldijo por dentro. El Whisky era lo que menos le gustaba, cada vez que Borja se lo ofrecía, le decía que no y le revolvía el estómago ver como él lo tragaba como si fuera agua. Agarró otro vaso para sacar de su boca el sabor de esa bebida tan asquerosa y antes, lo olió. Era cerveza. Tomó un poco y volteó a ver el montón de gente con la que se encontraba.

Algunos estudiantes del Juilliard organizaron una pequeña fiesta el jueves por la noche, pero todos se enteraron en menos de cuatro horas, inclusive los alumnos de la ABF. Los pasillos de aquel piso y los departamentos estaban llenos de personas bailando, bebiendo y quien sabe qué más.

En ese momento comenzó a extrañar a sus mejores amigas de Richmond. Con ellas siempre iba de fiesta y en ese momento, estar allí sola se sentía raro.

La música retumbaba en sus oídos cuando divisó a Jane a lo lejos, estaba apoyada en el marco de la puerta de un departamento besándose con un muchacho como si no hubiese mañana. Hace mucho no iba a una fiesta y ahora que estaba soltera, quería aprovechar al máximo.

Caminó por el pasillo con dificultad por la cantidad de estudiantes que había, hasta que sintió como alguien agarraba su cintura.

—Ven conmigo —Hunter gritó por encima de la música.

La rubia lo siguió y se encaminaron hasta un departamento donde estaban jugando Beer Pong.

—Necesito una compañera, ¿Quieres jugar? —Él le pregunto colocándose a un costado de la mesa. Zoe observó a los contrincantes, un chico y una chica que también era rubia. Ambos la miraban desafiantes.

—Obvio que sí —Respondió ella motivada por su espíritu competidor.

Empezaron a jugar. Ganaban una ronda, perdían otra. Festejaban cada triunfo con un abrazo y bebían los vasos con entusiasmo cuando los derrotaban. Después de cuatro rondas y muchos vasos tomados, Hunter no podía parar de hacer y decir tonterías a la vez que Zoe no podía parar de reírse de estas.

Si les hacían un test de alcoholemia en ese momento, seguro se rompía.

—Voy al baño —Gritó la rubia, se agarró del brazo del castaño para pasar por su lado y no caerse.

—¿Volverás? —Preguntó él.

—Sí, no te librarás de mi ta-tan rápido —Zoe comenzó a hablar con lentitud, miró a Hunter con una sonrisa pícara y se perdió luego de atravesar la ronda de personas que estaban alrededor de la mesa.

En el camino se encontró con Aiden sentado en un sofá. Como siempre, con el teléfono en la mano.

—Debería haberte quitado esa porquería antes de salir de casa —Se apoyó en el respaldo, tratando de espiar lo que había en la pantalla pero su vista no era clara.

—Hueles fatal —Él frunció el ceño al sentir el olor a alcohol que traía encima y escondió su móvil.

—Gracias —Balbuceó y sonrió —¿Por qué no intentas entabla-ar una conversación con algún chico de aquí? Estoy segura que hay más gays que heteros —Miró a su alrededor.

—No todos traemos tu suerte encima y tenemos un chico guapo que nos pide básicamente que nos emborrachemos con él para que después sea más fácil llevarnos a la cama —Hizo una mueca, al ver que la rubia no decía nada.

—Ay ca-callate —Zoe empujó suavemente su cabeza.

—Sí, sí —Dijo dándole la razón y volvió a su móvil.

Me quedaré contigo una noche más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora