Capítulo 32

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—Joven Novak, me alegra tenerlo de vuelta en la ciudad —Dijo Naoki sonriente al ver a Borja entrar a su departamento —Ya estaba cansada de limpiar lo que seguía limpio.

—Tendrías que haber aprovechado para tomar algunos tragos y ver películas —Sugirió divertido mientras se acercaba para darle un abrazo.

—¿Cómo cree? No soy esa clase de empleadas —Aclaró rápido.

Él rio y se sentó en una de las sillas en la gran isla de la cocina.

—¿Volvió para quedarse? —Preguntó curiosa.

—Sí, eso creo.

Naoki asintió con lentitud y continuó con su mirada fija en Borja. Él levantó la suya despegándola del móvil y la dirigió a ella.

—Lárgalo —Sabía que quería preguntarle algo más.

—¿Ha vuelto a ver a la señorita Bryant?

—Sí —Respondió prendiendo un cigarro.

—¿Y....? —Puso atención.

—Creo que no volveremos a estar juntos, Naoki —Murmuró desalentado y le dio la primera pitada.

—Pero si la ama y ella lo ama a usted. No comprendo cuál es el problema.

—La cagué muchas veces. Lo nuestro no tiene solución.

—Lo nuestro, ¿Ha visto que bien se oye eso? —Sonrió con dulzura, él la miró reconfortado —Coraje joven Novak, coraje es lo que necesitamos en la vida para ser felices.

—Lo nuestro, ¿Ha visto que bien se oye eso? —Sonrió con dulzura, él la miró reconfortado —Coraje joven Novak, coraje es lo que necesitamos en la vida para ser felices

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Jane entró a la habitación de Max y él la recibió con una sonrisa.

La castaña se dedicó a visitarlo todos los días desde el accidente. Sí, a todos les hacía ruido lo cerca que Jane estaba de Max y ella no tardó en explicar que lo hacía porque le daba pena que estuviera tan solo y que, con el accidente pudo ver en él un nuevo Max. Uno que era más simpático, correcto y comprensivo.

A él encantaba que le diera toda su atención una hora al día. Se sentía querido después de mucho tiempo donde no había sentido el cariño de nadie.

En parte era su culpa, él alejó tanto a las personas que lo rodeaban, que ya se acostumbró a que lo odiaran. Esa era su forma de llamar la atención y que la gente sintiera algo por él, no le importaba si era amor o asco.

También se entendía que ella no lo odiaba porque era la persona a la que menos molestó en lo que iba del primer año del programa.

Tuvieron una charla agradable entre risas y así fue como la hora de la visita terminó en un abrir y cerrar de ojos.

—Debo irme —Murmuró colocándose su chaqueta mientras él la observaba.

—¿Vendrás mañana? —Preguntó.

Me quedaré contigo una noche más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora