Capítulo 1

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3 semanas después.

Zoe entró al edificio de la Academia de Ballet Favre y subió al ascensor para ir al piso donde se harían las audiciones, pero antes de que el ascensor se cerrara, un muchacho alto y de cabello castaño atrapó la puerta y evitó que esta se cerrase. Lo observó atenta y no pudo evitar sonreír al escuchar como el muchacho reía con la respiración agitada estando ya adentro. Este ojeó rápidamente el reloj del ascensor y volvió a reír.

—Creía que estaba llegando tarde pero al parecer tenía mi despertador adelantado una hora —Murmuró de forma pausada para dar bocanadas de aire, se había dirigido corriendo hacia allí.

—Al menos has hecho ejercicio —Exclamó ella con diversión.

Tenía ojos grises con un poco de verde y pestañas largas, llevaba el pelo despeinado y caía ligeramente sobre su frente. También tenía una mandíbula ancha. Su cuerpo se veía atlético bajo la camiseta sin mangas y el pantalón holgado que llevaba puesto.

—Buen punto —Sonrió —Mi nombre es Hunter —Estiró su mano y estrecharon sus manos.

—Soy Zoe.

El ascensor se detuvo y se abrió.

Ambos se encontraron con un pasillo largo y lleno de bailarines moviéndose apresurados por doquier.

—Suerte —dijo Hunter amablemente.

—Suerte para ti también.

—Adiós —Se alejó de ella para dirigirse al vestuario de los hombres.

Zoe se despidió de él y se quedó parada en allí por un rato. Por primera vez estaba rodeada de tantos bailarines.

Personas como ella, con las que pronto compartiría la pasión por el ballet.

Se apartó de sus pensamientos y fue hacia el vestuario de las mujeres. Se colocó una malla con una pollera encima, medias finas y se ató las zapatillas de punta. Guardó su bolso en un locker y fue a la recepción para que le dieran su número de participante.

Número 101. Debía haber alrededor de 200 bailarines.

Luego, se encaminó hasta la sala donde se harían las audiciones. Por suerte, entró antes que el lugar desbordará de personas.

—Buenos días, primero que nada quiero presentarme para los que quizás no me conocen. Soy Stella Novak, la directora de la Academia de Ballet Favre —Anunció una mujer de unos 60 años, de cabello cobrizo claro y ojos verdes. Vestía un pantalón blanco y un blazer del mismo color, tenía algunas joyas y un maquillaje natural. Se veía muy elegante, a pesar de la sencillez.

Stella Novak, una de las bailarinas más reconocidas de los Estados Unidos. Su trayectoria de treinta y cinco años daban fe de ello.

—Y él es mi hijo Gavrel Novak, el nuevo profesor de la escuela. Él será el encargado de convertirlos en los mejores bailarines.

Stella se acercó a él para darle un ligero abrazo.

Gavrel sonrió.

Era poco parecido a su madre, tenía ojos color celeste, cabello negro y una barba con pocos días de crecimiento. Era alto, delgado y tenía un rostro con rasgos finos.

—Como sabrán, la escuela no ha tenido un programa para mayores de 18 hasta ahora, sabemos que hay muchos bailarines talentosos que no han estudiado y entrenado profesionalmente desde pequeños en esta hermosa danza como lo es el ballet. Así que hemos decidido abrir un programa de dos años para 20 bailarines de 18 a 25 años. Nuestro objetivo es darles una oportunidad a aquellos que tienen mucho para dar y abrirles las puertas de las mejores compañías para trabajar en ellas. Puede ser la compañía de ballet de la ciudad de Nueva York u otra, no se preocupen, hay muchas y estoy segura de que tendrán la oportunidad en todas.

Me quedaré contigo una noche más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora