Capítulo 13

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—Anoche no respondiste mi llamada —Soltó Hendrick luego de un rato.

—Lo siento, me encontraba en el Rockefeller Center. Vacié el observatorio por completo y llevé a Zoe con los ojos vendados hasta allí. Debiste ver su rostro cuando se encontró con la vista... —Borja no pudo evitar sonreír al recordarlo —No dejo de ver la ciudad por dos horas.

Tenían la respiración agitada ya que llevaban veinte minutos corriendo en Central Park. Deseaban retomar la tradición de correr juntos todas las mañanas que por tener las agendas muy ocupadas debieron abandonar.

—¿Tú? ¿Sorpresa para la chica con la que te acuestas? —Frunció el ceño —¿Intentas conquistarla?

—No.

—¿Y por qué actúas de esa manera?

—No lo sé, Hendrick. Quería hacerlo y simplemente lo hice —Hizo una mueca y alzó los hombros.

—Tú nunca tuviste un detalle así con una mujer, ni siquiera con Natasha en cinco años de relación —Hendrick no paraba de mirarlo fijamente —¿Ella te gusta? —Preguntó expectante.

—Claro que me gusta.

—Ya sé que te gusta porque es hermosa, pero... ¿Te gusta pasar tiempo con ella?

—Sí. ¿Por qué?

Borja se cruzó de brazos mientras reflexionaba.

—Dejaste que los problemas en tu vida te apagaran, hace tiempo ya no eras el Borja Novak que conocí en la universidad. ¿Pero sabes qué pasó? Conociste a Zoe. Ahora te ves más, ya sabes —Movió las manos intentando buscar la palabra correcta —Radiante —Borja rio hasta que se percató de que Hendrick parecía estar hablando muy en serio —Has vuelto a ser tú.

Su mejor amigo tenía razón. El Borja de 27 años que se miraba en el espejo apenas despertaba, ya no era el mismo Borja que había entrado a la universidad con ganas de comerse al mundo. Y es absolutamente entendible, la gente cambia, crece y madura, sin embargo él creció sin un propósito que lo movilizara y eso desembarco en alguien que solo vivía para trabajar, beber alcohol y follar.

¿Sería cierto también lo que decía respecto a Zoe?

Desde hacía unos meses, Zoe era la razón por la que Borja vivía de buen humor. Lo transportaba fuera de sus problemas que tanta amargura le causaban.

No estaba seguro que tan bueno o malo era aquello.

—Un consejo, hermano. No te encariñes con ella.

¿Lograría hacerle caso a su mejor amigo o lo ignoraría totalmente?

—¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Gavrel, feliz cumpleaños a ti!

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—¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Gavrel, feliz cumpleaños a ti!

Unos cánticos se hicieron presentes en la sala media vacía. Él pelinegro se encontraba de espaldas, pero en cuanto comenzó a escucharlos detrás de él inmediatamente volteó.

Me quedaré contigo una noche más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora