Capítulo 7

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Luego de la incómoda cena, muchos de los presentes en la mesa se entretuvieron hablando, yo miraba fijamente a Kala mientras Hefesto se entretenía con los traseros de cualquier chica que pasara cerca él, estaba aliviado de saber que aquello no afectaba a Kala, pero me sentía terrible porque desde mi comentario, no había vuelto a intentar hablar o siquiera levantar su cabeza, tal vez con miedo a que su mirada se cruzara con la mía.

Vi cómo buscó la atención de Hefesto y le susurró algo al oído, este se quejó pero al final terminó asintiendo. Cuando se puso de pie, lo supe. Kala se disculpó alegando que se sentía mal, y se retiró. Con la mirada busqué a Alala y le hice entender que quería que fuera junto a ella. Aunque quisiera haberme ofrecido a acompañarla, aquello sería bastante obvio. Así que contra mi voluntad decidí quedarme.

Pasada exactamente una media hora, todos estaban más que tomados, y me encargué de que Hefesto tuviera muy buena compañía que ni siquiera se preocupó por saber si Kala estaría bien. Aproveché el entretenimiento femenino que todos tenían, y decidí salir de aquel lugar. Debía llegar a la habitación de Kala sin que algún guardia me viera.

Cuando estuve frente a la puerta, di cuatro toques, ya le había avisado a Alala que aquella sería nuestra señal. La puerta fue abierta y Alala me indicó que Kala se encontraba en el pequeño balcón. Ella salió quedando cerca de la puerta para vigilar si alguien se acercaba, con todo el miedo que nunca sentí, me adentré a la habitación. La figura de Kala se podía apreciar desde mi lugar, su espalda se encontraba un poco tapada por su ya extremadamente largo cabello, era perfecta. Lentamente empecé a caminar hacia ella, quien al parecer sintió la presencia de alguien más, se giró. Sus ojos llenos de lágrimas, hicieron a mi corazón romperse más de lo que ya estaba.

—Kala, mi amor...

—No. —fue lo único que tuvo que decir para que las lágrimas abandonaran sus ojos.

—Kala, déjame explicarte. Amor mío, lo que dije allá afuera no es cierto, no he estado con nadie más. —intenté acercarme, ella reaccionó de inmediato.

—¡No te acerques! No te acerques.... —a pesar de esto último, llegue hasta ella y la abracé, la abracé con fuerza porque mi vida dependía de aquel contacto ahora mismo. Ella se refugió en mis brazos y su sollozo aumentó—. ¿Por qué no volviste por mí? ¿Por qué?

Preguntaba entre sollozos.

—Te lo voy a contar todo, todo. ¿Quieres que nos sentemos? —ella asintió, iba a romper el abrazo para poder caminar, pero Kala me lo impidió acercándose más a mí. Aquello me hizo sonreír.

—Esta vez no voy a dejarte ir. Nunca más. Lo juro. —exclamé, y estaba totalmente seguro de aquello.

***

Me ocupé de contarle a Kala absolutamente todo desde el día en que se fue. Incluido lo de su padre. Ella escuchaba con atención y vi un poco de esperanza en su rostro cuando supo que nunca dejé de buscarla, al menos no por voluntad. Al terminar mi historia, le di unos minutos para que pudiera procesar todo.

—La boda es en tres meses, Ares. ¿Cómo haremos para conseguir la esfera e impedirla sin que tu padre nos mate a todos? -preguntó Kala.

—Tengo un plan. Pero necesito que sigas actuando con Hefesto como si me odiaras y no quieres saber de mí. Esa distancia lo hará estar un poco más confiado y no sospechar. —dije mientras acariciaba su mejilla.

—¿Eso quiere decir que no nos veremos? —la decepción con que dijo aquello, me hizo sonreír.

—Querida mía, no te vas a deshacer de mí tan rápido. La casa a la que te vas a mudar, tiene una habitación con vista al jardín trasero, necesito que hagas lo posible por conseguirla, debes lograr que Hefesto te la entregue. Ya mañana hablaremos mejor de esto, ¿sí? —Kala asintió y lentamente me acerqué a sus labios, el beso fue lento, necesitaba sentir que aquello era real. Que ella estaba aquí.

—Te extrañé muchísimo. —dijo al separarnos por falta de oxígeno.

—Yo te extraño todos los días de mi existencia. —llevé su mano hasta el anillo que colgaba de mi cuello—. Eres mi amuleto, y pronto llegará el día en que este anillo deje de estar en mi cuello, y vuelva a tu mano. Lo prometo.

La puerta fue abierta de repente, revelando a Alala quien se sonrojó al notar que interrumpió un momento un poco íntimo para variar.

—Lo siento pero, Ares, debes irte. Un guardia viene a avisar a Kala sobre su salida de mañana.

Kala me miró preocupada, con miedo a quedar sola nuevamente.

—Cariño, no llores. Consigue la habitación, nos vemos mañana en la noche, ¿está bien? -pregunté, yo tampoco quería dejarla.

—S-sí. —fue lo único que dijo, y luego continuó—. Te amo.

Sonreí, y obviamente le correspondí.

—Yo también te amo. —dejé un casto beso en sus labios y salí corriendo de aquel lugar. El día de mañana todo empezaría de nuevo, pero un poco diferente esta vez.

ENTRIÓN II: El retorno de los dioses [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora