Mientras guiaba la carroza con bastante calma, podía escuchar la conversación que Kala mantenía con la amable joven que nos había acompañado. Aún con la sorpresa que se llevó al ver a Kala de pie totalmente bien a pesar de la herida con la que había llegado, no dijo nada al respecto y lo agradecimos. Cuando llegamos a las afueras de Atenas, la dejamos cerca del lugar de donde habíamos partido, nos dio algunas cosas para el camino y nos dejó la carroza, se despidió y Kala y yo nos dirigimos hacia el templo de Apolo. Cuando quise mirar atrás, mi amada dormía plácidamente, sonreí porque por fin, todo había terminado. Seríamos felices y podría darle la vida que se merece. No me importaba haber perdido el trono o mi lugar en el Olimpo, porque tenerla a ella, era suficiente.
El amor y la guerra triunfaron, porque yo luchaba por ella, y su amor, me mantuvo en pie. Esta parte de la historia había terminado, pero una nueva estaba por iniciar. Una en donde el dios de la guerra no era tan malo, y donde Kala, podría ser lo que ella quisiera.
***
Llegando al templo de Apolo, fuimos recibidos por el mismísimo quien al parecer, ya se había enterado de todo.
—Oh, No. —susurré mientras veía cómo Apolo se acercaba a mí. Aunque intentara lucir como un terror, le era imposible.
—¡¿Sabes el desastre que has causado?! ¿Matar a nuestro padre? Ya lo veníamos venir. ¡¿Pero quemar el templo?! —le indiqué a Apolo que callara pero ya era muy tarde.
—¿Quemaste el templo? —preguntó kala, o más bien, acusó. Apolo notó su presencia me empujó para poder verla mejor, gruñí en respuesta.
—¡Kala! ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?¿Comida? ¿Agua? ¿Un nuevo novio? —Kala rió y yo solo me mantuve serio.
—Estoy muy bien con este, gracias. —dijo refiriéndose a mí—. Pero me gustaría descansar un poco, si se puede. —pidió tímidamente. ¿Podía ser más bella? Creo que sí.
—¡Pero claro! Mis hombres te acompañarán mientras yo hablo con el insensato de mi hermano. —dijo Apolo. Kala me miró buscando aprobación y Asentí sonriendo. Dos guardias se acercaron y la acompañaron dentro.
Cuando hubo desaparecido, Apolo volvió al ataque.
—¿Sabe que no pueden volver a Atenas? —preguntó.
—No.
—¿Sabes que Atenea te matará si lo haces?
—Sí.
—¿Estás consciente de que no volverás a formar parte del Olimpo?
—No me interesa. —Apolo se encontraba sorprendido por mis respuestas.
—Vaya que te has enamorado. Mira Ares, a pesar de que eres un testarudo, molesto e insensato espécimen, sabes que los estaré apoyando hasta que sea necesario. Y para tu buena suerte, hablaré con Atenea para acelerar su reconciliación. Espero que en unos meses puedan volver a la normalidad. Menos que tú vuelvas al Olimpo, tampoco hago magia.
—Estoy muy agradecido contigo, Apolo. Más por Kala que por mí. De ahora en adelante haré las cosas bien, por ella y por el futuro que quiero forjar a su lado.
—Es momento de crear tu historia Ares, eres dueño de tu destino, úsalo sabiamente.
—Lo haré, por ella. Siempre ha sido por ella.
***
Cuando di por terminada mi conversación con Apolo, me dirigí a la habitación que había destinado para Kala y para mí. Toqué la puerta y escuché un suave "adelante". Admiré a la hermosa chica sentada sobre la cama, tan bella, tan pura a pesar de todo lo que ha querido carcomer su alma. Su inocencia intacta, solo se corrompía al momento de jugar con nuestros cuerpos.
—¿Te he dicho lo bella que eres? —pregunté mientras me acercaba a ella. Llegué hasta su boca y empecé a dejar pequeños besos. Cuando terminé mi atraco, me arrodillé frente a ella, como la primera vez—. Kala Afrodita Stone. —dije mientras retiraba de mi cuello la cadena de la cual estaba pendiente la sortija que le había dado—. Por segunda vez, pero la más importante, habiendo superado todos estos obstáculos, la muerte, el desamor. ¿Deseas unir lo que reste de la eternidad, nuestras almas? Juro darte el amor más hermoso que alguna vez hayas visto, y solo espero que tú me sigas amando de la manera que lo haces. Ahora solo somos tú y yo, y nuestro futuro. Nuestro futuro junto. —ella lloraba, y después de tanto tiempo, no había dolor en aquel llanto. Solo alegría.
—Cada vez te volveré a decir que sí, con la misma seguridad, pero con más intensidad. Sí, me quiero casar contigo, Ares. Es lo único que deseo hacer. —nos besamos desesperadamente.
—Ahora, te voy a hacer el amor. Por todas las veces que no pude.
La acosté completamente sobre la cama y empecé a esparcir besos y caricias por toda la longitud de su cuerpo. Ella soltaba pequeños gemidos mientras yo me deleitaba con la suave tonada de su voz al dejar escapar lo que sentía cada vez que mis manos o mi boca hacían contacto con algún punto sensible de su piel.
No esperé más y retiré su ropa interior, besé el interior de sus muslos. Llevé mi boca a su entrada y empecé a jugar dentro de ella mezclando el trabajo de mi lengua con el movimiento de mis dedos. Kala se arqueaba y aquello permitía que mis dedos llegaran más profundo. Cuando sentí que estaba completamente lista, me posicioné en su entrada, y antes de desplazarme en su interior, susurré.
—Por la eternidad.
—Por la eternidad. —respondió entre jadeos.
Me dejé llevar y mi longitud entró completamente en ella. El ritmo era lento, buscando sentir cada rincón, cada sensación. No había rapidez, estábamos aquí, y disfrutábamos el momento. No tendría que irme y no teníamos que fingir que no teníamos las ganas que teníamos de sentir la piel del otro.
Kala se aferraba a las sábanas, pero su mirada nunca dejó la mía. Era nuestro momento, el momento que nos robaron tantas veces. La vi cerrar sus ojos cuando en un movimiento encontré un punto de placer para ambos, un gruñido dejó mis labios y Kala gimió en aprobación.
—¿Por qué peleas? —preguntó.
—Por ti, siempre ha sido por ti.
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ENTRIÓN II: El retorno de los dioses [✔]
FantasyCuando los Dioses del Olimpo se hacen notar y Afrodita se hace presente entre ellos, las necesidades de los mortales por ver caer el Olimpo se hacen incesantes. El Dios de la Guerra no está dispuesto a dejar aquel amor que lo obliga a quemar ciudade...